6. Arreglado

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Alrededor de las cinco de la tarde estacioné mi auto frente a la casa de los Choi. Suspire profundamente, dándome valor a mí misma y recordándome que, YoungJae, no podría ignorarme tras venir aquí por dos simples razones.

La primera, era su madre. Si me presentaba en su puerta pidiendo hablar con él, YoungJae tendría que sí o sí hablar conmigo dado que de otra manera, tendría que explicarle a su cariñosa madre el por qué me está ignorando y, si no estoy suponiendo mal, es lo último que él o la mayoría de los adolescentes quiere hacer. Un interrogatorio realizado por tus padres no me suena demasiado tentador cuando intentas superar el tema.

Mi segunda razón, tenía que ver mucho con el arma que traía en el asiento del copiloto. Si él no quería venir por las buenas y arreglar las cosas conmigo... Pues, ni modo. Lo tendría que hacer por las malas.

"— ¿A dónde llevas ese pepino? — me cuestionó Jae al verme salir de la cocina en dirección a la puerta principal.

— A tomar aire fresco.

Tendremos que conseguir un perro — revoloteó los ojos para continuar con lo suyo. — Para que al menos trates de disimular loca que te estás volviendo."

Tome el pepino y lo guarde al interior de mi chaqueta bomber. El sol aún brillaba cuando descendí del vehículo y camine hasta la entrada con paso tranquilo. Tuve que tocar el timbre sólo una vez para que la madre de YoungJae me recibiera con una exclamación de felicidad y un amoroso abrazo.

Esta mujer era, realmente, muy amorosa conmigo.

— ¿Cómo estás querida? ¡Pasa! YoungJae está en su cuarto.

— No, vengo a buscarlo en realidad. ¿Podría pedirle usted que venga? Es que él, hace unos días, me pidió que le enseñara a conducir y...

— ¡Ooh, sí me contó! ¿Entonces ahora van a continuar con las lecciones? ¡Eso es maravilloso! ¡Ya quiero que saque pronto su licencia! — exclamó, rebosante de alegría ante la noticia. — Esto le subirá el ánimo al pobre. Ha estado encerrado en su cuarto con una cara que ni te imaginas... — suspiró. — Y no me ha querido decir que le pasa. — negó con la cabeza, como si YoungJae fuera un caso perdido.Iré a buscarlo. Si quieres pasa.

— No se preocupe. Esperaré aquí.

Asintió y se perdió al interior de la casa. Esperé pacientemente en el pórtico hasta que la puerta se volvió a abrir y la figura de YoungJae se hizo presente. Con una sola mirada, pude percatarme de que el chico no tenía ganas de estar aquí pero al parecer, prefería bajar y hablar conmigo antes de tener que soportar el interrogatorio que era más que seguro, que le haría su madre.

— ¿Qué haces aquí? Creí que tenías una cita — comentó, entrecerrando la puerta tras de sí, sin hacer ademan de querer salir más lejos que hasta el pórtico.

— Hum... sí, tenía— afirmé, enfatizando la última palabra. — Pero la cancelé.

Su expresión decaída cambio a una de sorpresa de inmediato. Sus manos se ocultaron en los bolsillos de su pantalón de buzo de color gris y, sin fingir el menor desinterés, preguntó.

— ¿Por qué hiciste eso?

Entrelacé mis dedos frente a mí con fuerza, intentando de esta manera reprimir un poco lo ansiosa y nerviosa que me estaba comenzado a poner.

— Porque... YuGyeom y JaeBum tenían razón.

— ¿Razón acerca de qué? — ladeó la cabeza ligeramente a un lado para poder ver mi rostro el cual, quería ocultar de él dado que percibía como el calor se acumulaba en este. Estaba roja, eso era seguro pero la pregunta era... ¿Qué tan roja estaba? eso era lo que en verdad me preocupaba.

BAD DRIVER » CHOI YOUNGJAE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora