Capítulo 2

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Sonríe

Camina recto

Paso firme

Un paso más

Un paso menos

Un segundo más

Un segundo menos

Céntrate en el tubo

No dejes de sonreír

Las vibraciones del lugar se siente por cualquier parte, las miradas intensas llenan la sala al igual que algunas pequeñas gotas de licor en el escenario, las luces se muestran enfocando mi lugar, tomo un respiro más y mis piernas realizan su rutina, todo va constante, al igual que con el ritmo de la música. Trepo con gran facilidad hasta quedar casi en el aire, los gritos, silbidos y piropos son muy fuertes, sigo lo practicado; baja, sube, cabello, rodea el tubo, camina, menea, vuelve a tu lugar, trepa, baja y vuelve a repetir solo en distinto orden.
Después de varios minutos como paso final decidí ponerme de cabeza mirando al público, mi vista vaga a mi alrededor, algunos bebiendo, otros hablando con las demás chicas, los demás observando, pero en especial un hombre solitario, sólo con una botella de agua y algunas frutas picadas, de cabello largo y traje a rayas, su semblante serio no se inmutaba por nada.
Durante algunos segundos sostuve la mirada pero perdí, mi equilibrio falló pero lo recupere sin que se notara, rápidamente bajé y abandoné el escenario seguido del llamado de "piña".

Al regresar a mi lugar recibo una no muy agradable sonrisa por parte de Alba, su actitud cambiaba dependiendo de nuestro desempeño o por algún llamado de atención por parte de Tara.

- Flaqueaste, no puedo creerlo- me miró de forma cólera.

-Lo lamento mucho, prometo que no se volverá a repetir- bajé mi cabeza en forma de disculpa.

-¿Por qué?.

-El tubo tenía una pequeña abolladura, hice mucha presión y me lastimé - mentí.

-Espero que sea así.

-Sí, es así.

-Bien, mandaré a que los revisen. Antes de que sigas, en la mañana llegó una joven, quiero que...- se detuvo al escuchar un portazo.

-Sienna Kurz, habitación 14, plan A - habló Brock,  el guardián del local.

- Enseguida- seguí a Brock después de un retoque de mi maquillaje por el extenso pasillo hasta la entrada de la habitación.

Al llegar, un gran suspiro por parte de él me detuvo de abrir la puerta.

-Cualquier acto excesivo, recuerda, botón rojo.

-Si Brooklyn, gracias- sonreí. Con el paso del tiempo se había convertido en una persona suave para su gran aspecto, recibí un guiño.

Ingresé a la habitación sigilosamente. La cama, barra, telas y algunos juguetes me recibieron.
Ningún rastro de humano.
Convencida de que se había arrepentido di media vuelta dispuesta a salir pero una voz gruesa me detuvo.

-No pagué para que dejaran tan rápido.

-Me canso muy rápido si soy yo la que tengo que esperar- di vuelta hasta toparme con aquel joven que había conseguido desestabilizarme- Que sorpresa el encontrarme contigo- sonreí.

-No hay sorpresa, era predecible con tu belleza- se acercó lentamente mientras sostenía una copa de vino- Eres aún más hermosa de cerca- con la otra mano me acarició el rostro.

-Gracias, eres muy amable pero nada original, varios me han dicho lo mismo- sonreí de forma coqueta- Pensaba que con tu forma de mirar iba a ser distinto, una lástima para tan gran lotería genética- me alejé.

-Una acción vale más que mil palabras- susurró cerca de mi oído.

-Espero que sea así- tomé rumbo hasta el pequeño escenario, mientras el joven ponía Partition de Beyoncé. La música empieza y mientras él toma asiento decido que coreografía usar.

Despues de varias canciones y varias botellas de vodka vacías, él decide tomar partido y detener la música.

-Ya me aburrí, hagamos otra cosa- arrastró la última palabra hasta que se quedó sin aire

-¿Cómo qué?- lo tomé de los hombros y lo guié hasta la cama por medio de besos – ¿Me puedes por favor decir?

- Te sorprenderás- me tomó por la cadera mientras lentamente y apasionadamente me besaba – Mi amada pera, no sabes cuan dulce hoy estas.

- Todo por mi granjero- me levanté.

-¿Qué pasa?- me miró confundido.

-Necesito refrescarme, ya regreso- me dirigí a la ducha mientras solo escuchaba una maldición y un suspiro.

Después de unos minutos salí del baño y lo encontré tirado en la cama casi desnudo a excepción de una sábana.

-Una eternidad duro ese baño- me sonrió y se acercó a quitarme la toalla de la cabeza.

- Fue lo más corto que he tomado- lo miré de forma inocente.

-Niña mala, hay que castigarte- me alzó y hasta la cama me llevo.

-¿Sabes? Desde que te vi, me interesaste- sonreí acariciando su rostro.

- ¿De verdad?- me observó fijamente.

1

-Sí, hasta pude haber caído con tu mirada- reí.

- Entonces no me vuelvas a mirar.

2

-No será un problema- guiñé un ojo.

3

De un pequeño golpe en la frente había logrado que se hubiera quedado dormido, sonreí para mí misma.

-Muy inesperado cariño- volví a sonreír – Ahora, cuando despiertes recordaras todas tus fantasías como si las hubiéramos hecho, a los pocos días, olvidarás que existe este lugar al igual que yo. Buenas noches- besé su frente mientras daba vuelta y me cubría con el edredón.

...

-Pequeña nana, vuelve que prometo esta vez mostrarte mis muñecos- la voz de un joven se escucha en lo más oscuro del cuarto.

-No volveré, mentiroso- Sienna gatea con rapidez debajo de la mesa en donde fue llevada por su vecino de 17 años.

-Tengo miles de vestidos- su voz se escucha más cerca.

Todo se detiene cuando su tobillo es tomado con fuerza provocando gritos y llanto de la pobre niña.

-¡Suéltame!- Sienna solo patea pero cualquier movimiento va en vano, el joven la detiene y solo su sonrisa socarrona junto a sus ojos brillantes es lo que se mira en medio de su borrosa vista; todo pasa muy rápido, en pocos segundos los pantalones del joven se encuentran en el piso, demasiado tarde, Sienna a los 8 años iba a ser abusada; como flashback Sienna recuerda las palabras de su abuela.

"Los ojos son la entrada del amor y del dolor".

Sienna en un movimiento rápido pincha los dedos en los ojos del joven provocando que retroceda mientras que rápidamente huye.

-¡Niña maldita, te encontrare!- la voz se va alejando mientras Sienna ya ha salido de la casa.

...

Me despierto de golpe con mi cuerpo pegado a las sábanas por el sudor, rápidamente me levanto y observo al gran joven a mi lado, solo sonrió nuevamente y corro a ducharme, cuando salgo lo veo sentado en el borde de la cama.

-Que buena noche cariño- no pude evitar y comencé a reír.

- Si, la mejor... ¿Por qué la risa?- me miró confuso.

- Es que ayer- me volví a reír- Te caíste en pleno acto- solté una carcajada.

- Mi equilibrio no es muy bueno con esas curvas- nuevamente tomó mis caderas y me beso- Volveré- tomó su saco y salió de la habitación.

-Eso veremos-sonreí.

P E R A || EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora