Eight

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No querías verme el día de hoy.

Me pediste que te deje sola, que no te hable. Incluso, si era posible, que no te mire... Y hace semanas ansiabas que te toque.

Eso me extrañó demasiado.

Estás muy decaída, no sonríes y pareces pensar un millón de cosas diferentes.

No te entiendo y eso no me gusta, porque solía entenderte.

Miré la luna y suspiré.

Empezaré a odiar más cosas blancas. No es suficiente con las rosas. Odiaré la porcelana, los pétalos suaves de cualquier flor, las hojas de papel, las estrellas, la luna, tu piel ..., tu pureza.

Cerré mis manos con fuerza, ocasionando que se partan unas cuantas tejas.

Tenías razón acerca de pensar en el techo... Ayuda, despeja.

Recordé cuando nos casamos y sonreí. Estábamos bien, estaba bien.

Cerré los ojos y escuché el viento. Sentí la manera suave en que acariciaba mi pelo, casi tan suave como tú solías hacerlo.

—Reiji-san, ya saqué el turno.

Abrí los ojos y observé el balcón a unos metros. Allí estabas tú, con las manos apoyadas en el barandal mirando al frente.

—Ya veo... Seguiste mi consejo.

Escuché al cuatro ojos. Se te acercó y, al igual que tú, miró al frente.

—Reiji-san, me gustaría que me acompañes a hacerme los exámenes. No quiero estar sola.

Seguramente cerraste los ojos y apretaste el barandal.

—¿Por qué no le dices a Subaru?

Sí, Yui. ¿Por qué no me dices a mí?

—El no sabe nada. —Tu voz se quebró.

¿Qué es lo que no sé?

—¿Por qué me lo dices a mí? Yo no soy el apropiado para estar en esta situación. ¿Qué te costaba hablar con él?

—No lo sé, Reiji-san. —¿Acaso estás llorando?— Cada vez que intento decirle..., una bola se forma en mi garganta. Siento una opresión en el pecho, que me hago más pequeña de lo que soy.

Ahogas un quejido y se escuchan tus sollozos.

—N--no quiero... que se moleste conmigo. No quiero que se decepcione de mí y me deje... —continuas—. L--lo amo mucho, Reiji... —te giras a verlo, te ves destrozada—. ¡Amo mucho a Subaru, Reiji-san!

Él te ve y sonríe. Acaricia tu mejilla secando las lágrimas.

Yo sólo te veo impresionado. Te veo con asombro, con ternura, con tristeza, felicidad, melancolía, intriga...

¿Por qué asumes que me decepcionarás? ¿Tienes miedo de que me enoje y te lastime? ¿Por qué estás tan desesperada? ¿Te sientes tan mal?

Exhalé de golpe el aire que tenía, logrando un quejido mudo de frustración. Sentía mis ojos picar y una boba sonrisa instalarte en mi rostro.

Dijiste mi nombre, Yui.

Te vi morder el labio inferior tratando de calmar el llanto. Llevaste las manos a tu pecho.

—Me hubiese gustado ser tu elegido, Komori-san...

Asentiste.

—Perdón. S--sólo quiero saber... Si me acompañará a hacerme los estudios, Reiji-san. —hablaste, entrecortado.

—Sí. Seré tu acompañante si eso deseas.

—Muchas gracias, Reiji-san... Enserio..., gracias...

Bajas la cabeza sonriendo y te vas del balcón.

Reiji vuelve a mirar al frente, con el ceño fruncido.

—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas. —Soltó con seriedad, para luego, desaparecer del lugar.

Me quedé helado.

Maldecí a Reiji. Pero al mismo tiempo le agradezco.

Me quedé el resto de la noche pensando en tí.

Yo te amo, Yui. No podría haberme enfadado contigo nunca.

Jamás te hubiese dejado, Yui. Porque a tu lado me siento vivo de verdad.

¿Decepcionado? Lo estoy..., pero de mí mismo, Yui.

Si se cierra una puerta, Dios abre una ventana. Eso decías tú, Yui.

Si me hubieras contado todo desde el principio lo pudiésemos haber resuelto, Yui.

No tuviste que cargar con eso sola, Yui. Para eso están las parejas: Se apoyan el uno al otro.

No tuviste que consumirte en los lamentos, Yui.

No tuviste que haber hecho eso, Komori Yui.

Hello.  [Yui Komori x Subaru Sakamaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora