-Me cago en la puta-. Dice Martini y nos cuenta que le acaba de escribir su socio. -Van a organizar un certámen de misters en el local y me tengo que marchar a cerrar muchas cosas. Me quedo hasta la hora de comer y ya me piro. Puto trabajo... No poder respirar ni un minuto...-.
No me gusta verlo cabreado y decido darle un abrazo de esos gigantes que tanto le gustan. Lo noto más calmado.
-Ya sabes cómo es ese mundo hijo-. Comenta Mari mirándonos enternecedoramente.
-Bueno, nosotras recogemos y nos vamos, solo queríamos haceros una visita-. Dice Paula saliendo por la puerta con su novia.
Ayudamos a hacer la comida por lo que tampoco nos da tiempo a terminar lo que hemos dejado a medias.
-Adriana, Paula y Annya se van-. Grita Mari desde el comedor.
Org, les tengo que ver otra vez los caretos.
-Que se dé bien el viaje-. Digo dándoles dos desganados besos a cada una y vuelvo a la cocina sin pensarlo.
-¿Y ese mal rollo?-. Pregunta mi novio.
-¿Qué?-. Le digo un poco sorprendida. No me esperaba que me preguntara. Pero ya no contesta.
Cuando comemos Martini se va. Menuda mierda.
Al día siguiente con el Kia de Pedro me marcho a la residencia del otro pueblo y la mañana me resulta agotadora. Seguramente me costará acostumbrarme a este trabajo.
Al llegar a casa les cuento por encima lo que he hecho y por la tarde me voy al huerto donde recuerdo aquel día en el que Paula puso un bote de nata en el coche y ya no sale de mi cabeza en toda la tarde.
A la hora de la cena Mari entre carcajadas me dice lo mucho que se rió el día que salí con un peto precioso para ir al huerto.
-Parecía que te ibas a la pasarela Cibeles-. Dice y los 3 nos reímos.
Cuando subo arriba hago una videollamada con Martini, que va sin camiseta dejando sus pectorales al aire.
-Hola mi amor. ¿Qué tal tu primer día?-. Me pregunta y se lo cuento por encima.
-¿Y tú qué tal?-.
-Fatal. Mucho lío con el certámen de mierda y encima Verónica ha venido a una ecografía a la que he tenido que acompañarla-. Como es evidente, me cambia la cara. -No te enfades cariño, ya lo hemos hablado muchas veces-. Insiste al ver mi gesto de enfado y decido no darle más vueltas.
-Bueno, ¿qué te parece seguir por donde lo dejamos para desestresarse?-. Le digo bajándome la manga y dejando mi hombro al descubierto.
-Ya sabes que no me puedo resistir a tus encantos-. Contesta guiñándome un ojo y sorprendido por lo que estamos haciendo-. Me pone muchísimo que te muerdas así el labio. -Si te pillase ahora...-. Sigue diciendo y no puedo evitar quitarme la camiseta y empezar a tocar mis tetas.
Me quito el sujetador y mientras lo miro acaricio mis pezones cada vez más rápido.
-Estoy cachondísimo-. Dice susurrando.-Pues tócate, yo estaré encantada en verlo-.
Así lo hace y se aleja un poco de la cámara para que también le pueda ver la cara.
-Me encanta esa carita de cerda que pones-.
Me quito los pantalones y me coloco a 4 patas acercando mi boca y luego mis tetas a la cámara.
Me encanta esta sensación, es como si lo hubiera estado haciendo toda la vida.
Él cada vez se toca más rápido y esa carita que pone hace que me encienda todavía más.
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Desenfreno en el pueblo 2.
Teen FictionSegunda parte de Desenfreno en el pueblo 1. Después de un verano de locura y desenfreno, Adriana ha pasado un duro invierno sin desvincularse demasiado de Soténsan de San Juan y su gente, por lo que sus ideas todavía están confusas. A lo largo de e...