Cuando llego a la habitación la impotencia junto a miles de dudas se apoderan de mi.
-Adriana, despierta, nos volvemos ya a Madrid- Me dice Martini y cordialmente nos despedimos de los demás, incluida Paula.
-Ya le he explicado todo a mi madre. Perdóname, porfavor- Es todo lo que me dice durante el viaje.
Tras unos días de varios intentos de Martini por solucionar esta difícil situación, y mil rayamientos de cabeza, decido volver con mis padres. Seguro que si me invento algo, ellos lo entenderán.
-Levo un tiempo buscando trabajo, pero no me sale nada, mamá. Gracias por dejarme volver a casa, de verdad- Le digo por teléfono.
-¿No tenías pensando contarme tu decisión?- Dice mi, de momento pareja, asomándose de repente por la cocina.
-Claro que te lo iba a contar, yo desde el principio he estado dispuesta a hacer las cosas bien, al contrario que tú-.
-¿Me estás dejando definitivamente?- Pregunta entre lágrimas.
-Solo quiero un tiempo. Lo he dejado todo por ti y tú me haces ésto. Compréndelo-.
Hago definitivamente las maletas y cada vez tengo más claro que estoy haciendo lo correcto. No quiero cerca a personas tóxicas.
-¿Y porqué has vuelto,hija?- Me preguntan mis padres en la comida después de colocar toda mi ropa en mi antiguo armario.
El pub cada vez va peor y Martini necesita echar muchas horas, el piso es demasiado grande y paga un dineral por el alquiler. Yo me siento fatal no llevando tanto dinero como me gustaría, ásique hemos decidido vivir separados- miento con un gran nudo en la garganta.
-¿Seguro? Estás un poco rara- Dice mi madre, que al fin y al cabo me conoce muy bien. Intento convencerla y al final parece que me creen.
Quedo con Món para ponerla al día y flipa un poco con la situación.
-¿No les vas a contar a tus padres la verdad?- Me pregunta.
-Si les digo que Martini me ha mentido y ha dejado embarazada a otra chica, les da algo-.
-Llevas razón. No sé cómo se me ha podido pasar por la cabeza no mentirles... Pues cariño, yo te tengo que contar una cosa- Me dice cambiando de tema.
-Te lo tenía que haber contado... Pero no sabía cómo decirtelo. Hace una semana vino Lucas a verme. Y ya sabes que no me gusta reconocer que siento algo por otra persona...-.
-¿Qué me estás contando? ¿En serio?- Le digo un poco sorprendida, aunque la verdad ahora mismo Lucas no es uno de mis mayores problemas.
-Si, yo misma se lo pedí, necesitaba verlo. Y tengo más cosas que contarte. No sé si te parecerá mal o bien... Pero probablemente en Semana Santa o algo más pronto me vaya al pueblo con él, pasaremos una temporada juntos y veremos si lo nuestro puede llegar a funcionar-.
-Me dejas loca, Món, pero bueno, si es lo que deseas adelante- Comento con total sinceridad aunque me joderia un poco que se fuera ya que ahora mismo lo estoy pasando fatal.
Cuando llego a casa tengo varias llamadas perdidas de Martini. Ni en sueños se las devolveré. Así es imposible pensar.
-Llama a Paula, está muy jodida. TE QUIERO- Me pone en un WhatsApp a las tantas de la mañana y creo que por una ves le haré caso, mañana la llamaré.
Días después, cuando me aclaro algo más, decido llamar a Paula.
-¿Si?- Me dice con la voz temblorosa tras a ver insistido varias veces.
-Hola Paula, soy Adriana. ¿Cómo estás?-.
-Bien, bastante bien, ¿y vosotros?-.
-¿Segura? No me mientas Paula, ya me ha contado Martini-.
-Ah...pues mal, hemos estado leyendo el testamento y mis tíos han montado una que no te imaginas...- Me comenta poniéndose a llorar.
-Joder, vaya tela... Tranquilizate, cariño-.
-Mi abuela ha querido que me quedase la casa del pueblo y bueno... Todo lo que tenía. Llevo meditandolo algún día y todavía no lo tengo 100% claro porque puf, la palabra más bonita que me ha dicho mi familia, incluidos mis padres es aprovechada-.
-Que fuerte me parece todo Paula. Tus padres y tus tíos no tienen ningún derecho a opinar, siempre han tratado a tu abuela mal- Digo enfurecida al escuchar atentamente lo que Paula me está contando.
Sé que ella es fuerte, pero su abuela siempre ha sido su punto débil.
-Ahora ya lo tengo todo mucho más claro. Cuando estaba haciendo la maleta me he encontrado en uno de los muebles una carta que ponía lo siguiente:
Para Paula de su querida abuela:
Si estás leyendo ésto es porque ya no estoy allí contigo, a tu lado, cielo. Ya no tendrás que aguantar a la pesada de tu abuela que tanto trabajo te ha dado y tanto te ha costado cuidar. De la que te has preocupado día y noche.
Sin embargo, yo no puedo tener queja de ti. Desde muy pequeña has sido rebelde, pero siempre has tenido un corazón que no te cabe en el pecho. Criarte de verano en verano ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Todavía recuerdo esas cientos de noches que me pasaba llorando porque tú te ibas de Soténsan.
Decidí escribir ésto no hace mucho cuando empecé a sentirme peor, pero gracias a una persona muy especial para ti, me puedo estar comunicando contigo desde aquí arriba. Me alegra tanto que seáis felices...
Sólo me queda pedirte un favor... Y es que aceptes la herencia. No dejes que nadie te arrebate lo que es tuyo. Reforma la casa a tu gusto, canta, baila, organiza fiestas en ella, invita a tus amigos, a gente del pueblo, a gente nueva que acabes de conocer ese día... Haz lo que quieras con ella, pero sobre todo, disfrútala. Tu abuela te la da con un gusto enorme al saber que nadie más podría disfrutar del pueblo como tú lo haces.
Si todavía no has encontrado otros detalles por la casa, quizá los vayas encontrando.
Espero que decidas lo correcto y que sigas siendo muy feliz.
Tu abuela Encarna que te adora.
-Sé de sobra de quien es letra. Gracias por todo- Me dice.
Pues si, yo escribí esa carta mientras Encarna me decía que poner. En ese momento llore y ahora las lágrimas vuelven a brotar. Ni si quiera sé que contestarle a Paula, ásique decido dejarla en leído.
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Desenfreno en el pueblo 2.
Novela JuvenilSegunda parte de Desenfreno en el pueblo 1. Después de un verano de locura y desenfreno, Adriana ha pasado un duro invierno sin desvincularse demasiado de Soténsan de San Juan y su gente, por lo que sus ideas todavía están confusas. A lo largo de e...