Ya había pasado una semana desde que ayude a Fernanda, era lunes por la mañana de nuevo, el martes Fernanda presentó nuestro trabajo y el maestro nos subió a Fernanda y a mí un punto al semestre y el sábado jugué el primer partido de la temporada con el equipo, entre de cambio al minuto 56, hice una asistencia y ganamos por 1-0, fue una semana normal, la mayor parte del tiempo estaba con Fernanda y si no estaba con ella, Fede y Rupels siempre estaban para mí, aunque ellos seguían diciendo que Fernanda era mi novia o algo así, típico de adolescentes, pero ella solo es mi amiga la única de hecho, pero así transcurrió la semana y ahora tenía que comenzar una nueva.
Me levanté hice lo de siempre, me cambié, me peine, me sepille los dientes y fui a la cocina a desayunar, comí y arregle mi mochila para irme, como siempre estaban Fede y Rupels esperando afuera, por fin salí —hola —saluda, Fede —hola —saludo, choco los 5 con Rupels y empezamos a caminar hacia la escuela, ya se había hecho una rutina de alguna manera, llegamos al lugar donde esperamos el bus, era un silencio algo incómodo, subimos al bus y por fin Fede rompió el silencio, aunque no de la manera que me gustaría —Emil, ¿Estarás todo el día con Fernanda? —pregunta un poco serio Fede, es raro cuando él está serio, de alguna aveces los dejo de lado, aunque siempre vamos a jugar a la calle, —no lo sé Fede —Emil, ¿Te gusta esa chica? —pregunta Rupels intentando corregir la situacion, cuando en realidad sólo me puso más incómodo —me parece una chica linda e inteligente, pero tampoco es para tanto, —¿Entonces porque estás tanto tiempo con ella? —pregunta Fede —parece algo molesto, no se el porqué de ello —pues, solo habla conmigo o almenos eso creo y no quiero abandonarla, además siempre tenemos los entrenamientos para estar juntos, —ya déjalo haci Fede —dice Rupels, asesinando a sangre fría la conversación, el demás tiempo solo estuvimos en silencio los tres.
Bajamos del bus y entramos a la escuela, cada quien choco los 5 y se fue a su salón, no quiero que sigan así conmigo, saliendo de la escuela lo resolveré, fui a mi salón y hay estaba Fernanda, la saludé y me abrazo, le conrespondi el abrazo y luego la aleje de mi, —hola —me dijo ella —hola le respondí —¿Estás bien? —son Fede y Rupels —¿Que pasa con ellos? —me pregunta con una risa nerviosa, no le podía decir que era por estar con ella, era capaz de alejarse de mi y no quería eso, —no lo sé, lo tendré que resolver más tarde —esta bien —me responde ella.
Así transcurrió el día, maestro tras maestro, había hecho todos mis trabajos así que en ese aspecto no tenía ningún problema, llegó la hora de receso, yo seguía algo triste, talves no era para tanto pero no quería perder a mis amigos, toda la vida me he sentido solo y siempre quise a alguien que me acompañará tanto en las buenas como en las malas y la verdad es que las cosas con mis padres no van de lo mejor, —ven tengo algunas personas que presentarte —me dijo Fernanda, sonriendo y tomándome de la mano para ponerme de pie, llegamos a dónde estaban —ella es Jane, Roberto y Lizbeth —dijo Fer muy alegre de que los conociera, examine a todos con la mirada, Roberto era alguien de estatura promedio, cabello negro y tez ligeramente oscura, pero muy simpático me di cuenta al instante, pero mi mirada llegó a Lizbeth, se me hacía conocida como si la hubiera visto en otro lado, era chica del bus.
Paso el tiempo y empezamos a platicar todos de un libro —Fer encabeza la platica, mientras reinos un poco entre todos, el libro del que hablamos era de los chicos en el laberinto, tal parece que todos lo habíamos leído, pero cada vez no podía dejar de a Lizbeth, sus ojos son hermosos, grandes y redondos, con un color café tan bello, brillaban con la luz del sol, —¿Verdad que sí Emil? —me pregunta Fer interrumpiendo mis pensamientos —si respondo sin saber de que estaban hablando, —Lizbeth también me veía a mi, pero no sé si ella sentía lo que yo, no creo en el amor a primera vista, pero sentía que estaba a punto de hacerlo, —creo que es hora de regresar dice Jane señalando su reloj, todos asentimos y nos levantamos, Roberto y Jane se despidieron de nosotros y fueron en dirección contraria a nosotros, Lizbeth camina con Fernanda y conmigo, resulta que el salón de Lizbeth estaba justo al lado del mío, creo que tengo problemas en la vista o algo así para no haberla visto.
Fernanda se despidió de Lizbeth —ahora te alcanzó Fer espera un poco, —si pero rápido o llegarás tarde —respondio Fernanda, con ese instinto materno que siempre ha tenido por mi desde que la conocí y se fue —hola —salude a Lizbeth —hola me respondió ella —cuanto tiempo ¿No? —si —ella respondió sonriendo y nos quedamos callados un rato —bueno ya me tengo ir, —le dije en un tono muy frío —si —respondio ella y me fui pero un sentimiento se metió dentro de mi y me regresé y la abraze como un reflejo ella me correspondió y luego nos separamos nos vimos a los ojos, ella sonrió, yo a ella y me fui, entre al salón el profesor no había llegado aún y solté un suspiro de alivio —¿Que le tenías que decir a Lizbeth? —me pregunto Fernanda dándome golpecitos con el codo, —nada, solo quería presentarme —te creere por el momento Emil, —dijo con una sonrisa de poca credibilidad, —el día transcurrió y ya era la hora de salir.
A la salida me encontré con Fede y Rupels era hora de hablar, en transcurso del día se me había olvidado pero había llegado el momento, tengo que solucionar este problema con mis amigos no voy a perderlos aunque estemos muy lejos de ello.
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La veracidad del amor
Teen FictionEmil Gunderson es un joven Islandés, que se ve obligado a mudarse a Buenos Aires Argentina por su familia, así es como comienza su aventura con un idioma diferente en un país desconocido descubre: La Veracidad Del Amor