#1 'Nunca te dejaré sola.'

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1.

 Narrador externo

Una tarde de 26 de Octubre las cosas parecían no cambiar en la vida de la joven Diana, con tan sólo doce años debía soportar las ridículas peleas de sus padres y cuidar de su hermana.

La pequeña no entendía, era demasiado pequeña para comprender lo que sucedía en su casa. Aunque, sinceramente, ni siquiera la misma Diana lo entendía.

P.O.V. Diana

Otra tarde más de lo mismo, peleas, y yo co mi hermana, ella llorando y yo intentando que se calme, poco a poco su llanto fue desapareciendo hasta que el silencio se hiciera presente.

La separé un poco de mi y me di cuenta de que estaba dormida, la cogí en brazos y la recosté en mi cama.

Me tomé mi tiempo, viendo como dormía, tan tranquila. Todavía había restos de lágrimas recorriendo sus mejillas.

Suspiré, no se merecía nada de esto. Ninguna de las dos lo hacíamos.

No quería ponerme sentimental ahora. Le di la espalda a la puerta, esperando que así los gritos se hicieran más amenos, pero como era de esperar no lo hicieron.

En estos momentos es cuando le necesito a mi lado. 

Le echo mucho de menos, quizá demasiado. Se fue hace un año y todavía no he conseguido superarlo. 

No volveré a verle, y debería asumirlo lo antes posible. No era sano que me afectase tanto. 

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un portazo y el ruido de algo chocar contra el suelo. Seguramente mi padre había salido corriendo y mi madre le tiraría algún jarrón, no me interesa realmente. Al menos la pelea ya se había acabado.

Dirigí mi mirada hacia mi hermana, seguía durmiendo como si nada, algunas veces me fascinaba que tuviera el sueño tan pesado. 

Tomé mi telefono, situado en el escritorio de mi cuarto y con el objeto entre mis manos me dispuse a acostarme a su lado.

Nos cubrí a ambas con la colcha de mi cama, y justo cuando el sueño empezaba a llegar, Naya se giró y me miró, con sus ojos llenos de lágrimas.

- No te vayas, por favor.  - Me susurró, enterrando su cabeza en mi cuello.

Suspiré, y me acomodé junto a ella.

- Estoy aquí cariño, nunca te dejaré sola. - Susurré de vuelta, y ahora acomodadas, ambas caímos en los brazos de Morfeo.

Las 3:56 de la mañana, unos gritos demasiado cercanos me despiertan. Abro finalmente los ojos, en frente mía se encuentra Naya, revolviéndose entre las sábanas, a la vez que gritaba. Estaba teniendo otra de sus pesadillas.

La puerta de mi habitación se abrió de golpe provocando un ruido seco, haciendo que la niña llorase todavía mas en sus sueños. La puerta ahora abierta dejaba ver a mi madre en una pose demasiado desinteresada para mi gusto.

- ¿Quieres decirle que se calle de una vez? - rugió con la voz lenta, intentando calmarse.

- Esto es tu culpa madre. -dije levantandome hacia la puerta, su mirada se había descolocado al oír eso último, ya que siempre acostumbraba a llamarla 'mamá' - Así que ahora no vengas a reclamar nada, no tienes derecho. - acabé con voz firme. 

Cerré la puerta en sus narices, e ignorando sus maldiciones fui con Naya, recogiendola en mis brazos.

- Despierta cariño, estoy aquí, tranquila. - le susurraba una y otra vez, hasta que despertó, sus llantos se calmaron y se decidió a mirarme.

- ¿Donde están? - susurró un poco más calmada.

- No sé donde está papá, pero mamá esta en su cuarto. ¿Quieres ir co..

- No quiero ir con ella. - me respondió inmediatamente, sin dejarme acabar la pregunta siquiera. Y no me extrañaba la respuesta. - Quiero quedarme contigo.

- De acuerdo. - respondí con una leve sonrisa, volviendo a cubrirnos las dos en la cama, tenía la impresión de que Morfeo nos había cerrado la puerta.

- ¿Quieres contarme lo que has soñado? - le pregunté con voz dulce.

Asintió liegramente tragando saliva, y me miró.

- Estabamos en el parque del elefante - comenzó, le sonreí al recordar que ese es su parque favorito. - Estabamos jugando, pero papá y mamá comenzaron a pelearse..

'Como siempre'  finalicé yo en mi mente.

- .. Después de pelearse papá te cogió del brazo y te llevaba lejos, te estaba haciendo daño, y mamá me llevaba a casa. Yo no quería alejarme de ti. No quiero que te vayas, no te vayas..

Una lágrima rodó por mi mejilla hasta acabar en mi cuello. ¿Ella lloraba por mí, tenía miedo de perderme?

- Cariño,. escuchame. - dije retirando las lágrimas que se habían hecho presentes en sus mejillas. - Nunca, escúchame, nunca nos separán. ¿vale?

Ella asintió, le besé la fernte.

- Te quiero. - susurré, y apenas alcancé a oír que me respodía lo mismo cuando Morfeo ya me había llevado con él.

 

 

Alive. || 1D y Tú || [cancelada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora