Narra Tara
Me encontraba en el coche patrulla con Max, dando una vuelta por la ciudad, intentando encontrar a Ethan O'Callahan en su precioso coche. Le había roto uno de los faros traseros para poder tener una excusa para al menos poder pararme a hablar algo más con él. En comisaría me había sacado de quicio, y no tenía motivos para volver a citarle, así que no podía obligarlo a presentarse allí y necesitaba más información, sabía que él sabía algo y tenía que descubrir qué papel tenía él en todo eso. Pero dios, su solo recuerdo me hacía temblar, era buena con los interrogatorios y siempre mantenía la calma, pero ese hombre había conseguido ponerme al límite, y no solo en cuanto al enfado se refiere. La foto se quedaba corta en cuanto a su atractivo, joder, creo que era el hombre más atractivo que había visto jamás, y me había costado muchísimo concentrarme porque había estado más pendiente de controlarme a mi misma que en él. La chispa de atractivo que emanaba de su cuerpo era brutal, casi podía ver toda esa sensualidad saliendo de él y envolverme, era terriblemente guapo. Pero también era un sospechoso.
-Tara, baja de la nube. -Dijo Max a mi lado, haciendo que saliera de mis pensamientos.
-Perdona, este caso me está trastornando. -Comenté fijando la vista de nuevo en los coches.
-¿El caso o el sospechoso? -Le miré y le fulminé con la mirada. -No me mires así, has estado dispersa desde que le interrogaste.
-Es que no puedo parar de darle vueltas, se que tiene algo que ver, pero no puedo interrogarle sin pruebas. -Suspiré.- Es frustrante.
-Quizá deberías aceptar ese café. -Dijo sonriente, y volví a fulminarlo con la mirada. -En calidad de investigadora claro, para sacar información. -Continuó riendo. Sabía que él sabía que me atraía el sospechoso.
-No digas bobadas, eso solo daría pie a que creyera algo que no va a ocurrir nunca. -Concluí mirando por la ventanilla.
-Ya claro. -Rió y negó con la cabeza. -¿Se puede saber por que no te pongo yo de esa manera? Sería genial trabajar juntos y trabajarnos juntos en los ratos libres.
-Cállate idiota. -Dije riendo y de repente vi como nos adelantaba un coche negro con el faro trasero roto. -Enciende la sirena, es él. -Max encendió la sirena y ambos coches pararon al borde del arcén.
-¿Quieres que te acompañe? -Preguntó Max mirándome.
-No, puedo con este pajarito yo solita. -Dije antes de bajar del coche.
-Saldré si veo que la cosa se pone fea. -Dijo besando mi mejilla, dejándome bajar y acercarme al coche para darle unos golpecitos en la ventana.
-¿Hay algún problema agente? -Dijo sin mirarme mientras bajaba la ventanilla.
-Lleva usted un faro del coche roto. -Dije pausadamente. -No puede circular así.
-Vaya, menuda casualidad. -Dijo sonriendo. -¿Acaso me estás siguiendo?
-No, claro que no. Y no me tuteé, o se meterá en problemas. -Dije seria, nerviosa.
-Ahora mismo lo llevo al taller, Si me disculpa...
-Espere un segundo, ¿Querría acompañarme aquí fuera un momento? -Lo dije en forma de pregunta, pero no era una sugerencia. Él se bajó y se puso enfrente de mí. -Todavía tenemos una conversación pendiente.
-No sé de qué conversación me habla. -Dijo metiéndose despreocupadamente las manos en los bolsillos.
-Lo sabe perfectamente, creo que no es usted tan estúpido. -Dije rodando los ojos. -Todo el entramado de drogas, armas y mujeres, se que está implicado de alguna manera, y voy a averiguarlo.