La chica Blackthorn

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Celine intentaba ponerse bien su corbata plateada mientras bajaban del tren seguida de sus amigas. Intentando comprender como era posible que su amiga no supiera ponerse bien la corbata en su tercer curso, Alex la paró y le puso bien la corbata.

-Gracias.

-¿Para qué están las amigas?

A lo lejos se distinguía perfectamente el instituto, por las ventanas del gran comedor se distinguían algunos profesores preparando los últimos detalles para la ceremonia de principio de curso.

Al llegar entraron por la gran puerta principal y se dirigieron al comedor. El comedor era una enorme habitación en la que había cientos de mesas con los números de sus corres pon dientes habitaciones. Iris, Isa, Adele y Sophia se sentaron en la mesa 630.

Las puertas del gran comedor se abrieron y todos los niños de primero entraron encabezados por la directora Amelia que llevaba la varita de la sabiduría en una mano y en la otra un pergamino con los nombres de los alumnos. Subieron a la tribuna delante de la mesa de los profesores y la señorita Amelia empezó a llamarlos uno a uno.

-Mía Roberts

Mía subió a la tribuna y cogió la varita. Cuando la agitó por toda la habitación resonó la palabra "licántropo" y la corbata y los bordes del jersey, la falda y los calcetines se volvieron amarillos. Todos los lincantropos aplaudieron y Mia se sentó sonriente en la larga mesa, que se fue llenando de niños que Mia no conocía hasta que la profesora dijo:

-Celeste Seelei

Sus hermanos mayores,  Iris desde la mesa 630, Neus desde la 308 y Hugo Seelei,  su hermano de ojos azules y pelo oscuro, desde la 415, se volvieron a mirarla. Celeste avanzó con indiferencia, agitó la varita y su uniforme rosa. Sus hermanos y las demas hadas aplaudieron mientras Celeste se sentaba junto a Mia.

-Genial, un uniforme rosa, lo que me faltaba.

-Andrea Blackthorn

En todo el comedor reino el silencio.

Aline Penhallow y Helen Blackthorn,  una pareja de cazadoras de sombras de lo mas normal en aquella epoca, habian adoptado un bebé tiempo atrás. Nunca nadie vio a la niña ya que dos semanas después partieron de Idris y no se volvió a saber nada de ellas, salvo qur se habian mudado a una cabaña,  según muchos, encantada.

Andrea detectó muchas miradas de sus compañeros que la tachabam de rarita antes de empezar el curso, menos dos chicas que la miraban con ojos confusos.

Subio a la tribuna agitó la varita y los vampiros aplaudieron cuando su uniforme se volvió rojo. Se sentó en el primer sitio que vio. Escuchó una voz que le sonaba de algo.

-Hola, ¿Te acuerdas de mi?  Nos conocimos en el tren.

Andrea levantó la vista y se encontró con una chica de ojos y pelo azul que la miraba sonriente.

-Si, me acuerdo de ti

-Ella es Mia

-Encantada

-Igualmente ¿Encontraste tu lechuza?- preguntó Mia

-Si, está en su jaula

-Me alegro.  Por cierto soy Celeste Seelei- dijo tendiendole la mano

-Andrea Blackthorn.

Y con un apreton de manos sellaron el comienzo de su amistad.

Tras la cena las chicas se dirigieron a su nueva habitacio, la 630. Al entrar observaron que, como siempre,  sus cosas estaban ya en sus camas.

Cazadores de sombras: Ciudad de los espejos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora