Libardo 08

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Habían pasado ya un par de semanas desde que Mae se había marchado, por lo que Jean había regresado a su habitación y Felipe pasaba la mayor parte del tiempo a nuestro lado. ¿Era molesto? Sí.
       Así es, nuestra relación seguía oculta. Mientras que Felipe se encontrase cerca de nosotros, Jean ni siquiera se molestaba en acercarse un poco, sin embargo, hace unas horas habíamos acordado decirle a Felipe y a Mae, quien se supone que llegaría esta tarde a casa, sobre nuestra relación.
       Jean no parecía sentirse nervioso, todo lo contrario, se notaba muy sereno y sonriente.
       En este momento, Felipe había salido a buscar a Mae, mientras que nosotros aprovechábamos de su ausencia para estar juntos en mi habitación.

—Te amo...—murmuró Jean, volviendo a juntar nuestros labios mientras sus manos acariciaban mi rostro.

       Jugábamos con nuestras lenguas terminando cada beso con una mordida en mi labio inferior. Extrañamente se había vuelto un hábito para Jean; pasar su lengua por mis labios, morderlos e intentar jugar con el piercing que colgaba de él.

—Deja de hacer eso, no soy comida —le murmuré con una sonrisa al mismo tiempo que volteaba la cabeza. Jean estaba sobre mí, cargando todo su peso en sus antebrazos.

—Pero deseo comerte —hizo un puchero y sonrió con malicia sabiendo que yo captaría el doble sentido de sus palabras. Porque sí, quizás lo había dicho en un sentido un tanto tierno pero mi mente no podía evitar jugar con sus palabras.

—Yah, no inicies con eso de nuevo —tomé sus mejillas y lo forcé a bajar la cabeza, depositando un dulce beso en su frente.

       En ese preciso momento, la puerta principal se abrió y ambos dimos un respingo.

—¿Estás listo?—me preguntó Jean sentándose nuevamente al mismo tiempo que arreglaba mi cabello, el cual se había despeinado después de tantos mimos.

—Uhm... supongo que no —arrugué la nariz y me puse de pie—. Saldré primero —le sonreí dulcemente y me dirigí a la puerta.

        Vi a Mae alegre al mismo tiempo que Felipe entraba cerrando la puerta detrás de sí mismo, con pequeñas maletas en sus manos.

—¡Libardo! —sonrió Mae y se acercó dando pasos largos—. ¿Cómo estás?, ¿todo bien? —me abrazó con suavidad y después se alejó, corriendo hacia Felipe para tomar sus propias maletas.

        Jean salió de la habitación, encontrándome aún en el pasillo. Me dedicó una sonrisa y saludó a su hermana cálidamente. Yo por otro lado, decidí ir junto a Felipe, quien sólo observaba la escena.

***

       Los cuatros estábamos sentados conversando sobre lo que Mae había hecho las semanas que estuvo sin vernos. Felipe sólo se había dedicado a comer los bocadillos, recargando su cabeza en el hombro de la chica.

—¿Y tú, Jean? —le preguntó su hermana mostrando interés—. No entiendo cómo es que ustedes tres pueden sobrevivir —rio en voz baja, haciendo que Felipe retomase su postura y la mirase con sorna.

—Bueno... quería hablarles sobre eso —el tono de Jean cambió drásticamente, robándose la mirada de los tres con atención.

—Oh, sí, yo también —sonreí con timidez, y esta vez fui yo quien recibió miradas sorpresivas.

        Mae, quien parecía saber del tema, escrutó a Jean, ambos se miraron un momento y después a mí.

—Bien... ¿saben?, en mi opinión no debería hablar sobre esto, principalmente porque ninguno de ustedes le dijo a sus padres que son heterosexuales, ¿o sí? —Felipe miró a Mae con curiosidad y me miraron en señal a proseguir—. Bueno, Mae, no sé si necesito tu autorización o aprobación para salir con tu hermano.

        Mae rio en voz baja y negó con la cabeza. Definitivamente sabía sobre el tema. Felipe la miró con el ceño fruncido, después a mí y a Jean, quien se encontraba sonrojado y ahora sí lucía muy nervioso.

—Esperen, ¿qué quieres decir, Libardo? —Felipe me miró con los labios entreabiertos y después procesó lo que había dicho—. ¿Son novios?

       Después de eso sonrió y comenzó a reírse de sí mismo. Estaba sorprendido.

—Dios, ¿cómo nunca lo sospeché? —cubrió su rostro aun riendo y después nos miró—. ¡Festejemos!, Mae ha regresado, ustedes se nos casan ya.

        Se puso de pie y salió rápidamente. Mae nos miró a ambos y sonrió como signo de aprobación. Miré a Jean quien no había hablado y lo abracé con fuerza.

***

Habíamos regresado a casa, por suerte, sobrios aún, a comparación de la otra pareja, quienes tuvimos que llevar a sus habitaciones cargando.

—No vuelvo a salir con ellos —dice Jean entre jadeos—. Mierda, no traje el pijama—dio un golpe a su frente y después se mordió el labio inferior.

—Te prestaré algo, ¿qué dices? —sonreí y me acerqué al armario en busca de aquella remera que le había prestado la última vez, pero no la encontré.

—Ehm... Libardo —volteé al escuchar mi nombre, pero él se encontraba a escasos centímetros míos.

Sonrió y se lanzó a mis labios. Acorralándome contra el armario mientras sus manos viajaban desesperadas por mi cabello.
Él se juntó un poco más y sentí algo duro chocar contra mí. En ese momento me tensé y lo alejé.

—J-Jean, creo que tienes un problema allí abajo... —mordí mi labio inferior y me sonrojé al notar cómo él reía.

—Ese problema se ocasionó gracias a ti —acarició mi mejilla y mordió su labio inferior al ver como yo lo hacía—. Libardo, hagamos el amor.

<NOTA DE AUTOR>

Les cuento, no había podido actualizar porque se la pasan castigándome, quitándome el celular y la verdad, no puedo escribir en la computadora, no sé poner guiones largos JAJAJAJAJAJ
El pedo, les pido una disculpa YYYYYYYYY el próximo capítulo sí les traigo su smut UwU

BITE ME ↦ LIEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora