Libardo 06

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        Carlos había llamado un día antes para ofrecerme una participación en un video suyo, yo, sin problema alguno cedí. Ni siquiera estaría ocupado en el apartamento.
        Así que ahora me encontraba con él, sentado en el parque después de haber terminado el tan esperado video.

—Así que, ¿no estabas ocupado?—me preguntó con un tono un tanto extrañado por mi respuesta—.

—Así es—asentí por segunda vez—Ahora estoy en una especie de problema...—reí amargo recordando la razón de ese "problema"—En fin, ¿cómo te encuentras?, no me agrada hablar sólo de mí.

—Me siento un poco solo, y también un poco confundido, es algo complicado asimilar que me van los chicos—rio en seco y yo volteé a mirarlo con un poco de sorpresa—.

—Oh, sí, ya, entiendo—sonreí y miré hacia el suelo—.

       Ambos nos encontrábamos sentados en una banca, mirando los edificios que rodeaban aquel parque. El pelinegro no dejaba de dedicarme una que otra sonrisa, lo cual comenzaba a incomodarme un poco.

—¿Es difícil aceptarte?—le pregunté un poco curioso, pues yo nunca sufrí de alguna caída en depresión por el simple hecho de saber mi preferencia hacia los hombres desde pequeño—.

—Uhm...supongo que depende de cada uno—hizo una mueca para después sonreírme con ternura—Sólo que es un poco más difícil asimilarlo cuando toda tu vida creíste sentir atracción hacia una sola cosa, pero vuelvo a recalcar, depende de cada persona.

—Oh, ya veo...—sonreí forzadamente para después echar mi cabeza hacia atrás—.

—Libardo...—me llamó el contrario utilizando una voz reconfortante, haciéndome voltear inmediatamente—Permíteme... ah...—balbuceó mientras acariciaba mi mejilla, intentándola posicionar para depositar un beso en mis labios—.

—Dios, Carlos, ¿qué haces?—me levanté de golpe, mirándolo con el ceño fruncido—No puedes hacer eso—molesto llevé mi mano hacia mis sienes, y en el momento en el que quería dejar salir un suspiro, miré a Jean de reojo, ahí mismo, de pie en el mismo parque—Tengo que irme, ¿sí?

El pelinegro sólo asintió, sin siquiera mirarme; supuse que estaba reflexionando sobre sus acciones, no lo sé, no me interesa.
Caminé hacia donde Jean estaba, con la intención de pasarlo de largo, sin embargo, él tenía planeado lo contrario, por lo que me tomó la muñeca fuertemente, obligándome a detenerme frente a él.

—¿Iba a besarte?—preguntó con la voz seria y el rostro rojo de furia. Yo, atónito sólo lo miraba con sorpresa gracias a la brusquedad de sus palabras—Libardo, no tienes idea de todas las cosas por las que estoy arrepentido, en serio, ¿podría tomarme un poco de seriedad?

—J-Jean...—balbuceé mirando hacia el cielo, para después percatarme de que éramos la atención de cualquier persona que quisiese tomar un paseo libre al parque—¿Podemos hablarlo después...?, estamos llamando demasiado la atención.

Jean sonrió forzadamente para después soltar mi muñeca, acto seguido, murmuró algo y comenzó a caminar, inmediatamente supuse que quería que lo acompañase.

—Iré al apartamento—le avisé una vez caminaba a la par suya—No iré contigo—después de eso, escuché una risa burlona de su parte—.

—No estoy pidiéndote que vengas conmigo—dijo con algo de sequedad, mirando hacia el suelo—Te acompañaré hasta el apartamento—sonrió, sabiendo que lo que me menos quería era su compañía en ese momento—.

El trayecto del parque a casa estuvo totalmente incómodo. Deseaba con todas mis fuerzas que el suelo se abriese y me devorara, claramente eso nunca pasó.
Una vez nos encontrábamos en la puerta, Jean aclaró su garganta para después mirarme de una forma indescriptible.

BITE ME ↦ LIEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora