Prisión Marvel (Crossover Yaoi Xmen-Avengers)

Resfrío

Peter despertó sobresaltado, acaba de tener un mal sueño. Aún en sus pesadillas se hacían presente los momentos vividos en su infancia, como su madre consumida por las drogas les gritaba llena de rencor, les hacía sufrir y muchas veces llegaba a los golpes.

Como desde muy pequeño tuvo que aprender a robar para llevar algo de alimento a su boca y a la de su hermana, incluso a su madre, la cual sólo se prostituía para pagarse un par de gemas.

Pero pese a todo no odiaba a Erik, su madre solo le revelo su nombre un poco antes de morir, explicando que el hombre nunca supo de la existencia de los mellizos, ella le pidió perdón entre lágrimas por una infancia arrebatada, el platinado sólo pudo responder lindas palabras de cortesía y besar la tibia frente de su madre mientras su vida se extinguía, pero por dentro siempre estarían las huellas del dolor, de la inexistencia de un padre y de una infancia, marcado por el abandono y el maltrato.

Solía soñar con los azotes, como apretaba los dientes y dejaba que su madre descargara toda su furia en él y no en su hermana, todo por culpa de las putas drogas, que la hacían volverse una loca. Mientras calmaba su respiración, pudo escuchar a sus compañeros de celda, T'Challa gemía bajito al parecer sus sueños eran muy distintos, por otro lado, Kurt sollozaba, pero el chico no se sentía ánimos para consolarlo, se quedó mirando el vacío hasta que el algún momento se volvió a dormir entre recuerdos.

Charles se despertó algo mareado y con la nariz tapada, tuvo que ahogar un grito al ver quien estaba a tan sólo unos centímetros de su cara, nada menos que Erik Lehnsherr, el imbécil más guapo de toda la prisión. Sentía las manos del hombre en sus caderas, moviéndose lentamente se acercó aún más para sentir el calor corporal, hasta que finalmente se acurrucó en su pecho.

De inmediato el calor le reconforto, su cuerpo aún estaba adolorido y sentía un terrible dolor de cabeza, pero de alguna forma la presencia de Erik lograba calmarlo. Era tan distinto estar con el alemán cuando se encontraba durmiendo, pues se veía tan pacífico y sus facciones no dejaban ver su lado gruñón, Charles se apretujo aún más pues el frío matutino se estaba colando. Se sintió algo avergonzado al sentir demasiado cerca la erección matutina de aquel hombre, pero el sueño y el cansancio lo sumieron nuevamente en aquellos distorsionados sueños producto de la fiebre.

Strange se despierta adolorido, su hombre últimamente estaba siendo más rudo que de costumbre, aún así lo amaba. Se giró hasta quedar frente a él, con cuidado le acaricio la mejilla, susurrando cuanto lo amaba, ya llevaban mucho tiempo de pareja, pero aún no vivían juntos del todo, Everett aun no estaba convencido, lo que hacía que el médico de la prisión se sintiera algo deprimido.

Dio un respingo al ver como el agente de la CIA estaba despierto, de inmediato se sonrojo al sentir la penetrante mirada de su hombre, quien rápidamente extendió una de sus manos para devolverle las caricias.

- Perdón amor, fui muy rudo –

- No te preocupes – el médico le resto importancia, para luego darle la espalda. Realmente lo que más le dolía es que su novio es que no estuviera seguro de su relación, sobre todo, que no lo admitiera frente a nadie y mucho menos se atreviera a hacer demostraciones públicas, como si le avergonzara.

Everett se despidió, pues tenía mucho trabaja por hacer. Stephen no trabajaba hasta la tarde, así que envolviéndose en las blancas sábanas terminó hecho un ovillo, demasiadas cosas estaban pasando por su cabeza y lentamente se estaba deprimiendo, necesitaba huir a su palacio mental.

Erik se sentía extraño, no recordaba la última vez que había despertado con algún cuerpo a su lado, pero sinceramente le agradaba sentir la calidez del castaño. Quien en esos momentos se encontraba dormido, aunque tosía de vez en cuando. Rápidamente puso su mano en la frente, para notar que Charles estaba ardiendo en fiebre, necesitaba averiguar un par de cosas cuanto antes, pero primero volvió a su cama, pues en cualquier momento aparecían los guardias para despertarles y mandarlos a la ducha matutina.