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Capítulo 5

• Capítulo 5
  Ninguno es inocente

Agente Diaz y Santiago colocaban las imagenes en la pizarra de la sala central del departamento de investigación. Una tras otra con los nombres claramente visibles con su información y antecedentes, los jóvenes no tenian buen aspecto, al centro, una fotografía de una sonriente castaña.

- ¿Realmente crees que uno de ellos fue capaz de hacer algo así?.- pregunto Diaz, ordenando las fotos de las evidencias encontradas.

- Les doy el beneficio de la duda. He visto suficientes series de criminología y esas cosas como para saber que no todos son inocentes.

- Mira a ésta.- señalo a una ojiverde, con ojeras en sus ojos y sin nada de brillo.- De acuerdo a su declaración, esta chica estaba enamorada de ella. ¿Por amor se hace cualquier cosa?.

- Todo. Recuerda que en el amor y la guerra, todo se vale.- suspiró y conectó los hilos rojos.- Este de aquí es su novio, tiene un cargo por posesión de marihuana, pero adivina. Papá rico.- la miro con una expresión de "sabes lo que significa".

- Tiene una razón, conocía su "aventura" y actuó por impulso.

- De acuerdo, pero observa a esta.- señalo con su plumón.- Es el típico ratón de biblioteca, sin cargos, excelentes calificaciones, padres humildes.- decia con desden.- Incluso está en el coro de la iglesia.

- Todos estuvieron con ella esa noche, cada uno tiene algo que decir. Y no me iré de aquí hasta saber qué demonios pasó con Camila Cabello.

Dejó el plumón y salió de la sala, caminando hasta la segunda habitación de interrogatorio.

Dentro de esta, un chico con la camisa sucia, olor a cigarro de baja calidad, barba de tres días, que eran los que llevaban ahí dentro. Puesto que los padres de la chica no los dejaría irse así, hablando con todo policía y detective para no dejarlos salir, incluso los padres de los chicos intentaban mover cielo mar y tierra, pero era inútil, el señor Cabello tenia mucho dinero como para triplicar un soborno.

- Entonces nos decías que sólo hablaron cuando ella llegó, no se volvieron a ver después ¿cierto?.- pregunto el detective.

- Ya se lo repetí, no vi más a Camila. ¿Cuantas veces se lo debo repetir? No debería estar aquí. Debería estar junto a mis suegros, despidiendo a quien fue el amor de mi vida, es un crimen que me tengan aqui cuando estoy de luto. ¿No lo entienden? Yo la amaba, ¡nunca le haría nada para dañarla!- golpeo la mesa de metal con un puño, saltando de la silla.

- Necesita calmarse, señor McWell. Está aquí porque fue de las últimas personas que la vio con vida esa noche. Tenía una relación con ella y usted ya posee cargos.

— Pues deberían hablar con Jauregui, esa chica lo que hacía era meterse en problemas. Quería aprovecharse de Camila, cientos de veces la encontré acosándola. ¿No le han preguntado que hacían esa noche en la fiesta?.— se rio con sarcasmo y unas lágrimas rodaban por su mejilla.

* Flashback...

— ¿Es que debo gritarlo a todo el mundo? ¿No te basta con saberlo? ¿No te basta con que te lo diga a ti?.— preguntaba con dolor la castaña.

— No, no me basta, Camila. No me basta porque siempre que terminamos tienes que ir a sus brazos, tienes que regresar a besarlo a él, a abrazarlo a él. A decirle "te amo" a él.— escucho unos sollozos.— No me basta con hacerlo contigo dos o tres veces a la semana. Eso no me llena, yo te necesito, necesito estar contigo día y noche.