Aloys

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Chris y Arthur, dos personas completamente extranjeras, en un país que no era el suyo; se habían quedado solos y desamparados luego de que una chica rubia secuestrara a la figura en jefe de su equipo. El "Prometido", lo denominó Arthur, en tono dramático cuando vieron como su amigo se alejaba.

-Está perdido, ya no hay marcha atrás. Pero ni modo, ahora la misión esta bajo mi mando- Al Alemán solo le faltó soltar una risa maquiavélica que probablemente fue cortada por el golpe en la nuca que recibió de parte de Chris, que lo miró mal y lo tomó del brazo para seguir a Aloys y su secuestro a mano armada. Aunque esto último solo fuera una metáfora –Blevins, en serio. Creo que tú y yo debemos discutir el orden de jerarquías porque estoy muy seguro que no deberías golpearme en la cabeza cada vez que se te antoja- Siguió el chico –Debe ser eso, o que te estas tomando demasiado en serio tu papel como protegido del general-

-Cuando me tome demasiado en serio estar bajo la protección de Gian, le pediré que te cambie de escuadrón- Soltó el Gales de forma sarcástica y Arthur se detuvo repentinamente con una expresión de ofensa haciendo que Chris también se detuviera en seco -¿Disculpaaa? Pensé que éramos amigos. Compañeros de armas. Yo que una vez detuve una bala por ti ¿me pagas de esta manera?-

-Primero, la bala la detuve yo- Chris miró al alemán casi que con fastidio y una extraña neurosis que iba en aumento -Segundo, no seas idiota, y tercero, ¿No se te ocurrió la brillante idea de que Aloys podría necesitar nuestra ayuda?-

-Mi pequeño saltamontes, a Aloys no le pasará nada aquí. Ese tonto puede controlar sus hormonas mejor que cualquiera de las personas que conozco. Y no le vendría mal que se lo violen en algún momento, incluso a ti te vendría bien. De verdad me plantearé seriamente el buscarte una cita. Pero ese no es el punto, el punto es que yo sabía que me amabas. Espera... No ese tampoco era el punto- Chris golpeó su frente con la palma de su mano y negó –Ajá, el punto es que esta no es nuestra primera misión. Sabemos lo que hay que hacer. Tienes que calmarte-

-Estoy calmado-

-No, no lo estas- Arthur sonrió de medio lado y pasó un brazo por los hombros de su compañero –Estamos en una fiesta de gala en un lugar que realmente no conocemos muy bien y nuestro pequeño Hirsch ha sido secuestrado por una chica rubia. Es normal. Lo siguiente es recorrer el perímetro. Miradas bajas y encontrar a Aloys lo más pronto posible. En este momento dudo que pueda responder por el transmisor. Pero le diremos lo que vemos y que estamos bastante cerca. Sencillo ¿No te parece?-

Chris miró al mayor a punto de hacer un puchero y luego simplemente dejó caer sus hombros hacia atrás. Soltó el aire que contenía y regresó a su posición firme y serena. Asintió. De todos ellos, al que menos le gustaba quedarse solo era al Gales. Por esto no le gustaba mucho la idea de ver como comenzaba a quedarse sin compañeros, y una de las razones de Arthur para traer comunicadores era un mensaje de: "En una misión, nunca estaremos solos". Aunque no lo pareciera, el alemán también tenía un instinto de hermano protector con sus dos compañeros.

Mientras Arthur y Chris se ponían en marcha a caminar por toda la fiesta. Colándose entre toda la gente. Pasando como figuras desapercibidas que lo observaban todo con un detenimiento minucioso. Aloys pensó que estaba comenzando a marearse de dar tantas vueltas entre un montón de gente.

Todo lo que oía en un lugar y en el otro era: "Oh, ese debe ser el prometido. Yo creo que sí. Se ven increíbles juntos. ¿Lo has viste en alguna parte? Creo que es alguien importante. Y más cosas de ese estilo.

En primer lugar, el pelinegro había conseguido salir de su impacto por el suceso, para pasar al análisis de la situación. En teoría, por lo menos ahora sabía quién era su prometida. Sin embargo, el nombre de esta parecía no aparecer en los círculos de conversación en donde se instalaba (Si es que el intercambio de dos o más palabras se podía considerar una conversación). El punto era que podía decir que la chica no era una desconocida y que probablemente ya hubiese saludado a la mayoría de las personas en la fiesta. Su discurso era sencillo y agradable, lo que probablemente terminara en la descripción de una persona bastante sociable y carismática cuando se lo proponía.

Lo que esconden los diosesWhere stories live. Discover now