➳ONE-SHOTS BORUSARA

Atrapados En La Caja II🔞

Boruto atacó sus labios de nuevo. El poco control que tenía había desaparecido, Sarada estaba de acuerdo ¿qué podía hacer él? ¿cómo resistir sus encantos? Deslizó sus manos en sus caderas hasta llegar al botón de su short. Decidido, tiró de el y al instante el cierre se abrió. Aún ni tenía la menor idea de como se lo iba a quitar, a él le bastaba con bajar su cremallera, pero no iba a dejar a Sara con la ropa a mitad de los muslos. La haría suya, y aunque no fuese el lugar perfecto se encargaría de lo demás.
Acarició su pierna y con cuidado la dobló, agradecía que fuese delgada y pequeña. Sarada entendió y cruzó su pierna en donde estaba la otra para juntarlas y poder bajar su ropa. Cuando sintió los pulgares de Boruto en cada lado de su ropa interior, se aferró a él. La vergüenza salió a flote, ahora tenía demasiada pena de que la mirase. Deslizó un pie fuera de su ropa y juntó las piernas de nuevo, a los segundos, las manos del rubio comenzaron su tortura, eran caricias suaves, pero marcadas. Un sólo roce en su pantorrilla la erizó y la llegada a sus muslos fue inolvidable.

--- No mires. --- murmuró y le puso la mano en la cara. Él rió y la besó de nuevo.

La mano de Boruto se aplanó en su abdomen, y con cautela, se deslizó hacia abajo. Sintió el cuerpo de Sarada estremecerse, tan suave y delicada. Sus uñas presionaron con un poco más de fuerza sus hombros y escondió su rostro en su cuello bloqueando su vista. La poca luz tampoco ayudaba y entendía que quizá tenía mucha pena, era la primera vez que exponía su cuerpo ante alguien más. Pasaron de tener una cita donde a penas se hablaban, a un acto tan íntimo y propio de una pareja. Gozó el suave gemido que emitió cuando sus dedos se deslizaron entre sus pliegues húmedos, imaginó algo más entre ellos y las sensaciones fluyeron, era como si quisiera olvidar todo y sólo hundirse en su interior. Suspiró manteniendo la compostura y continuó. Presionó con su pulgar ese botón llamativo y un jadeo más se sumó. No vayas rápido, se recalcó mentalmente, pero lo ignoró cuando la invadió con el primer dedo. El gemido de Sarada resonó y echó la cabeza hacia atrás, sintiendo como su cuerpo temblaba.

Boruto continuó, la calidez y estrechez a su al rededor le hizo desear más. Suspiró ruidosamente al sentir la humedad, entraba y salía de manera lenta disfrutando la sensación de la piel sensible, caliente y suave. Levantó la mirada y la imagen de Sarada le dio una sacudida a su cuerpo y corazón. A pesar de estar oscuro, era claro que su rostro estaba cubierto de vergüenza ¿o era placer? Mordía su labio inferior para callar sus emociones, sus párpados estaban apretados con fuerza y, las pequeñas gotitas de sudor que escurrían de su cuello se perdían entre la unión de sus senos. Su miembro dolió aún más, quería liberarlo de sus pantalones, pero su deseo por conplacerla fue más fuerte. Decidido, dejó los movimientos lentos y arremetió con fuerza, sumó un dedo más y sonrió cuando las mordidas en sus labios no fueron suficientes para callar. Pasó de nuevo la mirada por su cuerpo y sus labios atacaron los montículos. Esta vez sin timidez succionó con fuerza. Sarada jadeó y sus dedos se perdieron entre las hebras rubias, era como una sensación de querer apartarlo, pero al mismo tiempo, querer aún más.

Sintió su cuerpo sacudirse ¿estaba llegando? Su respiración aumentó, le era casi imposible pensar, Sólo sentía como embestía segundo tras segundo, movimientos marcados y profundos. Un tirón de placer en su bajo vientre la hizo gritar, quiso cerrar las piernas ante esa oleada de placer que la acechó, no sabía que sucedía con su cuerpo, Pero era un placer insoportable. Involuntariamente, levantó las caderas y como si él le leyera la mente, aumentó el movimiento hasta que sintió su cuerpo recibir una descarga de placer. Lo abrazó con fuerza y sintió como el cansancio se apoderaba de ella, sus fuerzas se desvanecieron al igual que su cuerpo.
Entre jadeos observó a Boruto, su imagen era algo distorsionada, pero aún así su acto fue evidente. Sintió su rostro teñirse cuando levantó la mano con sus fluidos corriendo entre sus dedos, al instante los saboreó.