"Podrías arrancarme el corazón y aún seguiría sintiendo amor por ella"
Nuevamente venía a mi cabeza. Era como una cuchilla directo al corazón, pero debía resistir las lágrimas, no podía darme el lujo de arruinar el maquillaje. Me di un último vistazo en el espejo, creó que estaba conforme con lo que veía.
Ahora solo faltaba una cosa, aquel pedazo de papel que me provoca tanto o más dolor que aquella frase.
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Llegue a la torre y me dispuse a entrar, haciendo uso de toda la fortaleza y valor que aún me quedaba. Al estar adentro intente no llamar la atención de nadie, necesitaba ir a un lugar en específico, subí las escaleras lo más rápido que podía, solo tome un segundo para respirar y entonces entre sin tocar o pedir permiso.
Él estaba frente al espejo terminando de alistarse.
- pensé que no vendrías-
Ya lo había decidido, dejaría mi orgullo y poca dignidad que me quedaba a un lado.
-¿Podemos hablar?-
-sígueme-
Estábamos en la terraza, si te acercabas lo suficiente a la orilla tendrías una espectacular vista del altar donde se llevaría a cabo la ceremonia, a un lado de la playa, tal y como lo quería Maya.
-¿te tienes que casar?- para que negar mi tristeza.
-no, no tengo ninguna obligación de hacerlo, pero me quiero casar... con ella-
-¿por qué?-
-sabes la respuesta-
-quisiera no saberla-
-no importa si la sabes o no, eso no me hará cambiar de parecer-
-no, creo que no, esa es una de las pocas cosas que aún no han cambiado en ti, cuando se te mete algo en la cabeza no lo dejas ir ¿cierto?-
-tengo que irme, pero... eres bienvenida a quedarte si así lo deseas-
El empezó a marcharse, mientras yo veía hacia como iban llegando los invitados uno por uno.
-sabes... de un tiempo hacia acá ya no puedo sentir tus emociones-
Él se detuvo y se giró a verme, pero no me dijo nada.
-es por eso... que necesito hacer esto-
Me acerque lo más rápido que pude, y sin titubear, lo bese, sé que lo vio venir, pero no me detuvo, eso me dio algo de esperanza. Pero no se movió, no me correspondió y no pude sentir absolutamente nada. Resignada, deje de besarlo, pero no me aparte de él, al contrario, lo abrace con todas mis fuerzas, tratando inútilmente de retenerlo.
-basta Rachel...guarda algo de dignidad- el deshizo el abrazo con algo de brusquedad.
-¿en que momento dejaste de amarme?- deje la fortaleza a un lado y las lágrimas brotaron.
-creo...que lo nuestro jamás fue amor-
-¿¡Que!?-
-lo que sentí por ti dista mucho de lo que siento por Jon o por Maya-
-...-
-perdóname Rachel, cuando tuve tu amor no supe apreciarlo, fui posesivo, paranoico y descuidado, era más que normal que te refugiaras en Richard, te hice estar a mi lado cundo ni siquiera estaba seguro de amarte. Confundí radicalmente mi paranoia de superar a Dick en todo con amor hacia ti, perdóname-
Entonces me soltó y se marchó sin mirar atrás, yo quede tirada en el suelo, como si se tratara de una muñeca de trapo, estaba demasiado impactada.
"nunca me amo"
"solo fue una competencia entre hermanos y yo era el premio"
-ninguno de los dos me amo realmente-
"Ahora que hago"
Termine mi relación con Dick, por ir en busca de Damián, y ahora él va camino al altar, los titanes me aborrecen, en especial Kori, mi vida como Rachel es un asco y como Raven aún más.
Estaba tan ocupada analizando mi patética vida que no me había dado cuenta de que la ceremonia ya había comenzado, hasta que fui interrumpida por él, "si, acepto" de Maya, ahora era el turno de Damián.
"no lo digas, por favor, no lo digas"
Preferí desviar mi atención a la zapatilla que colgaba en mi pie y ahora amenazaba con caerse a la nada, jugué un poco con ella, y al final deje de sostenerla y me concentre en ver su caída, cuando me fue imposible divisarla arroje la otra zapatilla para que acompañara a su par, ahora veía mis pies descalzos.
"¿por qué no?"
Me puse de pie a la orilla de la terraza, podía sentir como el concreto y metal lastimaban mis pies, frente a mi estaba el imponente sol listo para ocultarse, y justo diez pisos hacia abajo estaban las grandes olas chocando contra las rocas de las orillas, esa parte de la playa siempre fue peligrosa, un impacto contra ellas causaría gran daño, incluso podría matar.
"vamos a probarlo"
Di un último vistazo hacia el altar, en especial a él, a esos ojos verdes que siempre me hipnotizaron y creía que me veían ahora mismo.
En algún punto mis pies dejaron de tocar el piso, y ahora sentían el frio viento, al igual que el resto de mi cuerpo, caer y volar eran dos cosas muy diferentes, ahora lo podía comprobar, pero al igual que volar, el caer hacia el precipicio me producía la misma sensación de libertad.
