Parte II

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Encontré esta otra parte, escrita por un paciente, que era oficial de policía, el cual, vio lo que le hicieron a aquel pobre actor…

Los días, han sido malos últimamente, la verdad es que mi vida ahora solo espera por aquello que una vez encontré, aquello tan ominoso para mí en ese momento, que ahora es glorioso, una divinidad tan sacra… el mundo tiene que conocerlo, y por medio de este escrito, espero que sepan lo sucedido en aquel centro sagrado.

Llevaba 2 meses como agente especial en un manicomio llamado “La Morgue”, del cual se recibieron varios reportes de situaciones extravagantes. Pero en mi estancia, todo era tan tranquilo y “normal” que no note nada raro, bueno, solo las gárgolas que se encontraban ahí, tenían una mirada espectral que enchinaba la piel solo por pasar por ellas, eran de verdad adefesios del arte gótico. Pero esa era lo único malo, la estructura en si del hospital era tan magna, que no parecía ser un centro para enfermos mentales. Pasaron dos semanas, y yo me había desesperado, iba llamar a la agencia para salirme de aquel terrible lugar, pero, justo en el momento en que me traté de comunicar, comencé a presenciar un fétido olor, indescriptible, pero tan penetrante, que el sabor mismo me llego a mis papilas. En el cuarto de electrochoques, se podía observar salir un humo de colores cambiantes y extravagantes, y se observaban flashazos. Al principio pensé que era una sesión más, pero no fue así.

Cuando me acerqué a observar, vi a un hombre tirado en el suelo, con la cabeza completamente volteada, mirándome fijamente, con una mirada tan horrible, que se pareció a las gárgolas que se encontraban como parte de la decoración del hospital, en su espalda se veía una inscripción tal vez hecha con algún objeto muy delgado y filoso. Cuando me fije bien en el mensaje, me di cuenta que eran varios símbolos que parecían matemáticos. Me quedé pasmado por unos instantes al ver tal evento, pero, cuando menos me di cuenta, uno de los doctores, con los ojos saltones y demoniacos, me miró fijamente sacando una jeringa, con sedantes en ella, por lo que ahora sé.

Se acercó mi lentamente, con paso elegante y mirada frenética… yo me quedé paralizado ante este horror, no pude hacer nada, solo escuche sigue durmiendo, esto es solo un sueño. Sentí una pesadez en mi cuerpo tanta, que caí al suelo bruscamente, y mirando borrosamente a aquella figura masculina vestida blanco, con cabello blanco y escaso, de nariz aguileña y dientes podridos… un doctor demasiado horrendo como para ser humano…

Desperté un poco abrumado, ya que supongo que me habían dado un sedante para dormir, sin embargo, a pesar de los horrores de la noche anterior, no tenía ningún tipo de miedo o pánico.

Los meses pasaron y yo seguía investigando, pero no encontraba nada, era demasiado sospechoso que, de verdad empecé a dudar de mi cordura ya que estar durante tanto tiempo encerrado con los pacientes, algunos retrasados, otros catatónicos y unos más esquizofrénicos.

Una vez que vi nuevos rostros, me puse, o más bien simule estar tan loco como cualquier interno, así que a la mayoría les gritaba “¡TU ERES EL SIGUIENTE!” O cosas parecidas, posterior a esto me desmayaba o solo corría en círculos gritando incoherencias. Recuerdo la llegada de un chico, joven, al cual le di un susto, que cuando abrí de nuevo los ojos, yo estaba encerrado en el cuarto acolchonado y él me miraba con terror, yo, bueno, solo reía y reía por ver su cara expresando el terror de un infante viendo una película de terror y orinándose en los pantalones y rogando por su madre…

Hospital PsiquiatricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora