Final 1

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Primera mañana de agosto del año 2013, he llegado a Ámsterdam, al poblado de Leichenschauhaus. En donde busque aquel hospital, obviamente, lleve a quien me ayudo a traducir los escritos que ya envié para que sean publicados, quiero dejar algo en claro antes de continuar con este relato. Me encontraba viviendo en Rumania, con un amigo, que es trilingüe, el primer diario lo encontramos en la casa de el mismo amigo el cual vivió un tiempo, después de los hechos ocurridos en Rumania.

Aclarado eso, me dedicare a describirles el lúgubre poblado en el que me encuentro, donde el ambiente realmente se siente muy pesado, casi como si una ominosa sombra lo cubriera como un velo, que cubre a una viuda que nunca se quita por el luto que guarda. Dando así, un halo lúgubre a la luz que por las noches, la luna suele otorgar a esta tétrica ciudad.

En la entrada de esta pequeña ciudad (o poblado, como prefieran llamarlo) tiene principalmente unas estatuas que causan perturbación por su mirada fija en el visitante, pareciera que lo está siguiendo mientras va cruzando dicha entrada. Las casas contienen un estilo gótico muy lúgubre. Realmente una experiencia fascina al caminar por estas calles, las cuales tienen nombres muy extraños que cuesta un poco de trabajo escribir, y por ello no lo haré.

Al llegar a un hostal, me percate de un ruido cerca de una pequeña iglesia que se encontraba cerca de ahí, al acercarme, el sonido se volvía insoportable, era el de un hombre que parecía ser torturado de la forma más cruel que la imaginación pueda idear. Cuando me acerque, mi hipótesis fue comprobada, un hombre de gran estatura y con un físico ideal para cualquier mujer, era cruelmente torturado por un par de sacerdotes que lo acusaban de hereje, realmente una brutal escena en la que cada uno de los sacerdotes, con unos guates de seguridad para obrero, tomaban trapos mojados con agua hirviendo y quitaban lentamente cada parte de la piel de este hombre, al terminar este gran martirio, comenzaron a azotarlo con los tallos de un ramo de rosas, las marcas que dejaban las espinas eran diminutas y el dolor que el rostro de este hombre nos exclamaba, realmente parecía una tortura infinita, cada milímetro de su cuerpo quedo perforado por las marcas de estos tallos, la sangre comenzó a brotar, n me imagino que tanto dolor obtuvo este hombre con ello, ya que sin piel, todo es más sensible, lo peor fue el cómo termino el pobre hombre, siendo realmente una masacre, el que te quiten tus extremidades sin ningún corte, realmente es algo horrendo. Amarrando el torso del hombre a un árbol, ataron brazos y piernas a dos automóviles, los cuales encendieron motores y avanzaron hasta que el hombre quedo sin sus extremidades, su rostro solo expresaba un infinito deseo de morir,  sin embargo, aunque fue concedido, no fue de una manera muy agradable, aparte de la forma en la que se estaba desangrando, cada sacerdote le extirpo los ojos, y la lengua, y así lo dejaron hasta que el cuerpo comenzó a pudrirse… y la sangre se secó… una imagen que vi durante días… algo que nunca olvidaré, como lo que sucedió cuando entré a aquel hostal…

Hospital PsiquiatricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora