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JungKook FlashBack.

Todo comenzó cuando JungKook entró a aquél internado, era un chico al que le desagradaba ser controlado, por eso había decidido estudiar en un internado, así podría vivir sin ser controlado por sus padres.

Ahí estaba el chico frente a el gran portón del Internado, estaba nervioso, ni él sabía el por qué de su nerviosismo. Por fin estaría solo, sin nadie que lo controlara.

Después de unos minutos de estar frente al portón, decidió entrar, abrió la pequeña puerta que se encontraba en el lado izquierdo de el portón y entró con su maleta en la mano, comenzó a mirar el internado, realmente era grande y bonito, pero algo llamó su atención. Una chica.

Una chica que estaba de espaldas, caminando por ahí con su maleta, al parecer también era nueva en el Internado. Su cabello era largo y lizo, café obscuro de la raíz y de las puntas blancas.

A JungKook le llamó demasiado la atención aquella chica, pero tenía miedo de acercarse. ¿Miedo? Él jamás había tenido miedo de acercarse a alguien, y menos a una chica, ¿Qué le pasaba ahora?

Inesperadamente la chica volteó, sus cabellos volaron por el aire al dar la vuelta dejando perplejo al muchacho, nunca se imaginó que ella voltearía, y menos que fuera tan linda como sus ojos la miraban, literalmente había caído en los ojos de la chica y lo único que hizo fue sonreírle tontamente.

La chica le devolvió la sonrisa y se comenzó a acercar a JungKook, algo más inesperado aún para JungKook.

-Hola. -Dijo la chica con una sonrisa en su rostro. No recibió respuesta alguna de JungKook, estaba petrificado con la chica que tenía en frente. Ella rió dejando más confundido a JungKook. -Me llamo Jennie, ¿Y tú? -Extendió la mano frente a él para que él la estrechara.

-L-lo siento. -Se disculpó el chico aceptando la mano de la contraria. -Me llamo JungKook, mucho gusto. -Despertó de sus pensamientos y le regaló una sonrisa.

-Veo que eres nuevo, igual que yo. -El tono de voz de la chica cambió por completo tornándose a una de niña pequeña, eso le dio mucha ternura a el contrario, por lo cuál rió un poco. -¿De qué te ríes? Sé que hablo como niña pequeña, pero no te burles. -Hizo un pequeño puchero y cruzó sus brazos.

-No me burlo de ti. -Dijo él riendo. -Me das mucha ternura, es la razón por la que me río, eres como un gatito recién nacido. -Tomó los cachetes de la más bajita y los pellizcó sin lastimarla.

-¿Yo tierna? -Se sonrojó al sentir las manos de el mayor para luego sonreír. El asintió confundido por la pregunta de la contraria. -Nunca me habían dicho que soy tierna... -Agachó la cabeza juntando sus dos manos regordetas y jugando con los dedos de éstas.

-¿En serio? -Preguntó sorprendido el mayor. -Pues la gente está ciega al no ver tu ternura. -Sonrió él, pero al analizar lo que había dicho, no pudo evitar sonrojarse, nunca le había dicho algo así a una chica.

Desde ahí comenzaron a platicar y caminaron por todo el Internado hasta conocerlo por completo, se habían hecho amigos, pero en secreto los dos gustaban del otro.

Así pasaron, un año, dos...

Ya tenían dos años de conocerse, y su amistad era irreversible, cada vez se apegaban más, eran como el ratón y el queso. No podían estar separados, apenas aguantaban estarlo cuando las clases comenzaban, ya JungKook estaba en un grado más que Jennie.

Todos los días se veían en la cafetería, y si alguno faltaba, o llegaba tarde, era regañado por el otro. Eran muy tiernos.

Todos decían que Jennie tenía muy buena suerte como para estar con un chico tan lindo como él, aparte, siendo amigos.

Aunque a JungKook le gustaba Jennie, no podía decírselo, aunque ella ya lo sabía, y vise versa. Era muy chistoso, y muy tierno. A todos lados iban juntos. Cuándo les daban el día libre, recorrían casi todas las calles de la ciudad.

Hasta que...

Un día, JungKook estaba dispuesto a declararle su amor a Jennie, la iba a llevar a cenar, ya que era su día libre, y JungKook quería sorprenderla.

Pero desgraciadamente, el taxi en dónde JungKook y Jennie iban, se estrelló contra un poste, ya que llovía y las calles estaban muy resbalosas.

Los dos chicos salieron volando de aquél auto, ninguno llevaba cinturón de seguridad. Causando que éstos se estrellaran en el poste, rompiendo el cristal del auto y los dos quedando completamente ensangrentados por los cristales.

Fin, JungKook FlashBack.

JungKook se la había pasado tomando desde que salió de la cafetería, solo en su habitación, haciendo que se sintiera cada vez peor, decía incoherencias y hablaba solo, hasta que de la nada perdió los estribos y dejó la botella de vino a un lado, se paró con dificultad comenzó a caminar, terminó apoyando sus puños cerrados en una mesa que estaba en el centro de la habitación, de la nada comenzó a gritar, haciendo que los que se encontraban pasando por ahí se preocuparan, pero no querían meterse en problemas.

-¡¿Por qué fui tan malo con ella?! -El chico en su habitación gritó con desesperación, tirando todas las cosas que habían en la mesa dónde sus puños se apoyaban. -¡Soy un estúpido! ¡Pude haber remediado las cosas! ¡Pude haber hablado con ella! ¡Pude haber hecho que me volviera a recordar! -Comenzó a llorar con más desesperación aún. Sentía que todo era su culpa, sentía que todo se le venía encima, sentía que cada vez se destruía poco a poco. -¡TRES MALDITOS AÑOS Y NO PUDE HACER NADA PARA QUE VOLVIÉRAMOS A SER LOS DE ANTES! -Era preocupante el estado del chico, estaba todo sudado, y por los cristales que había roto de aquella mesa, sus manos estaban todas sangradas, pero en su cabeza, le dolía más haberla perdido que haberse cortado con aquellos cristales.

La puerta de su habitación comenzó a ser forzada para que abriera, ya que JungKook la había cerrado con seguro, detrás de ella se oía la voz de su mejor amigo, YoonGi.

-¡JungKook! ¡¿Qué estás haciendo ahí adentro?! ¡¿Estás bien?! ¡JUNGKOOK ÁBREME! -Gritaba su amigo con preocupación, pues más que nadie, él sabía todo lo que estaba pasando, él había sido el chico que había guardado aquél secreto por tanto tiempo.

-¡NO HYUNG! ¡YO TENGO LA CULPA! ¡LA PERDÍ, LA PERDÍ Y NUNCA PODRÉ RECUPERAR LA! -Gritó el menor sobre sus rodillas y con las manos en su rostro, lloraba desesperado, perdió la cabeza completamente, se sentía muy mal.

-¡JEON JUNGKOOK! ¡NO ES TU CULPA, ENTIENDES! -Gritó él mientras intentaba con desesperación abrir la puerta, hasta que la pudo abrir.

Al abrir la puerta, no encontró a JungKook en dónde se oía gritando, pero un rastro de sangre lo guió hacia donde estaba el menor. Se encontraba en el baño, había vomitado y todo su alrededor se encontraba sangrado.

YoonGi sin dudarlo dos veces entró al baño y tomo al menor por la espalda, pero éste no se dejó, y gracias a su fuerza logró safarse del agarre del mayor, YoonGi quedó petrificado, jamás lo había visto así, y todavía no miraba la cara del contrario.

Los dos se quedaron mirando a la nada, pero JungKook se volteó y abrazó al mayor.

YoonGi quedó impactado por aquél abrazo, él correspondió y levantó a JungKook, lo llevó hasta su cama y comenzó a curar sus heridas, mientras que él, simplemente se quedó dormido, pero tenía alta fiebre, algo que a YoonGi le preocupó demasiado, se sentía culpable, muy culpable.

Llamaron a una enfermera y ésta atendió y dio medicamentos al menor, pero no se trataba de enfermedad, JungKook requería ayuda, mucha ayuda...

The Invisible Red Ribbon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora