Eternamente

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El misterio que guardaban las luces de bengala que estallaban en el cielo aquella noche, el grito de guerra y revolución que se guardaba callado dentro de las voces de hombres y mujeres escondidos bajo las ruinas de la mente y de los mismos edificios que yacían hechos polvo. El aura misteriosa se ceñía por el lugar, la muerte se sentaba entre los escombros mientras robaba piel y carne muerta de los riachuelos hechos de lagrimas y sangre; carreteras rojas que emanaban de títeres inmóviles. La ciudad ya no era blanca, ni siquiera gris, simplemente era incolora. A lo lejos, cerca de las llamas que la lluvia aun no apagaba, encendidos como antorchas, fingiendo ser el único sol al que podían rendirle pleitesía por un poco de calor, la luna miraba a sus hijos durmiendo apacible y eternamente.

Las sombras bailaban bajo el yugo de un bosque eterno lleno de polvo. Las olas del cielo cesaban su alta marea, el tiempo se detenía para verlo todo acabado. Al son de las altas esferas que brillan, no quedo mas remedio que morir ahogado en lagrimas esperando a que todo regresara a ser como antes. Abriendo y cerrando los ojos o, tal vez, cerrando los ojos y no querer volver a abrirlos jamas.

La ilusión de los invidentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora