Clangendum

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La pequeña sombra se desvanecio entre los muros de gente que, de la nada, bloquearon su vision. Los muros negros acompañaban su destino y su sueño eterno. No hubo sonidos, no habia respiracion, mucho menos pensamientos, solo un pequeño arrullo del ultimo recorrido que hizo su sangre por el cuerpo y, despues, nada.

Al final, desperto y, de la nada, palabras en forma de arrullo envolvieron aquel cuerpo incoloro diciendo:

- Y en la consumacion del mundo donde estabamos, solo quedamos nosotros dos... Vuelve a dormir, ya no me ire...

La umbra cayo a los brazos de una figura visible y conocida, una persona que se habia ido para no volver y que, ahora, estaba destinado a tener hasta el fin del tiempo mismo.

La ilusión de los invidentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora