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JiMin tomó una gran bocanada de aire antes de adentrarse a la academia, el día estaba frío pero con un cálido sol mañanero sobre su cabeza que lograba calentarlo a penas un poco. Cerró los ojos sintiendo el frío viento en sus pómulos, pues su boca y nariz estaban cubiertas por una gran bufanda blanca.

—Tu puedes... Solo unos meses y podrás buscar un lugar mejor— se animó y aferró una de sus manos a la tira de la mochila negra para luego entrar al enorme lugar.

—Buenos días, señor Park— la mujer de la recepción lo saludó con una sonrisa que JiMin obviamente devolvió antes de encaminarse al salón de danza.

—Buenos días, Susan— escuchó la voz ronca tras él y no pudo evitar rodar los ojos con molestia, había llegado bien esta vez aunque unos minutos despues de la hora en la que en realidad debían estar. Decidió seguir caminando sin siquiera voltear, notó que el pianista logró alcanzarlo, caminando a su lado pero sin dirigirse la palabra.

YoonGi fue quien abrió la puerta del salón y lo que vieron los dejaron impresionados: los alumnos se encontraban golpeando el piso con sus manos y pies, cantando y riendo, haciendo ritmos parecidos a los que JiMin les había enseñado. Los ojos de todos brillaban tanto como sus sonrisas y la de JiMin era de completo orgullo.

—¡Buenos dias~!— JiMin se adentró al salón con la emoción recorriendo su cuerpo, aquella molestia de un nuevo día aburrido de clases había desaparecido y ya se encontraba bailando junto a los adolescentes con una energía característica en él.

YoonGi, por otro lado, observaba todo con el ceño fruncido mientras avanzaba por el ruidoso salón hasta dejar su bolso sobre el piano y sentarse en el banco sin dejar de observar.
No dejaba de mirar al profesor, la manera en la que se movía libremente entre los alumnos, tratándolos con informalidad y colocando a algunos al frente para dejarlo guiar los pasos.

De a poco el ritmo se volvió mas intenso y desarrollaron un gran final para ese agradable momento.
Tanto los alumnos como el profesor pelirrojo aplaudieron con emoción. JiMin no dejaba de sonreír y felicitó a todos por la maravilla que habían creado... Eso era lo que él quería, ver las sonrisas y el brillo en los ojos de cada bailarín.

—Esto es lo que nosotros queremos...— habló un chico de cabello castaño —Queremos que nuestra muestra final sea así, queremos divertirnos y armar nuestras propias coreografías.— el mismo chico siguió hablando mirando a YoonGi y acercándose más. JiMin se posicionó al lado del adolescente y lo abrazó por los hombros.

—¿Lo ve, hyung?— miró fijo a YoonGi con una gran sonrisa. YoonGi seguía con el ceño fruncido.

—Lo veo. Y supongo que no podré hacer mucho para cambiarlo...— el salón de baile entró en completo silencio.

—¿Entonces?—

YoonGi bufó y rascó su nuca —Harán lo que ustedes quieran —

Y del silencio pasó a gritos de victoria y risas estruendosas. JiMin miró cómo YoonGi observaba a los alumnos festejando y una suave sonrisa se mostró en el rostro del pálido.
JiMin se acercó hasta quedar parado a su lado, ahora los menores estaban conversando sobre la música que podían utilizar que fuera alegre y movida y en la que YoonGi pudiera ayudar con el piano.

—¿Lo ve? Sus ojos brillan— habló sin dejar de mirar a los alumnos y solo desviando la mirada para notar a YoonGi asentir.

—Lo veo— fue lo único que dijo antes de voltear un poco para quedar frente al piano y tocar algunas notas al azar para calentar sus dedos.

JiMin suspiró satisfecho, sabía que pronto YoonGi vería lo feliz que serán los chicos planeando esta muestra.

[...]

Tu tocas, yo bailo [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora