Cap 10: el bosque dorado

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Siguieron a la rubia por unas cuevas ocultas por la frondosa arboleda sin decir palabra alguna. Al final habían llegado como a un camino con paredes de piedra altas, que los ocultaba del resto del bosque.
Jackson miró a su alrededor pudiendo notar las pequeñas hadas que los observaban desde lo alto de los árboles, y supo que algo no andaba bien ahí.

Cortaron gracias a la espada de Jim la gran maleza que les impedía pasar y continuaron su camino. Rapunzel esquivaba la maleza cuando piso algo que hizo un ruido horrible. Bajo la mirada tenebrosa y pegó un grito del susto.
Todos se voltearon hacia ella rápidamente por eso con sus armas desenvainadas, pero las volvieron a guardar cuando vieron a la peli dorada sobre Merida mirando un esqueleto en el suelo.

- ustedes sigan...- dijo Merida mientras se sacaba a Rapunzel de encima-...ignórenla-.

Siguieron caminando, pero Astrid se detuvo frente al esqueleto al ver algo brillante. Se agachó encontrando un anillo de oro con un enorme rubí. Sonrió para ella misma y lo guardo en su bolsillo.

Jim, Jackson y Merida, que estaban al frente, habían dejado de caminar por un segundo al ver dos esqueletos más. Uno se hallaba pegado en la pared cubierto por una sustancia que Jackson reconoció con tan solo verla más, y el otro más pequeño se hallaba en el suelo con dos enormes lanzas doradas atravesando su tórax.
Se agacharon al lado de los cuerpos, y Merida agarro un pequeño estuche al costado del esqueleto en el suelo. Movió un poco aquella envoltura encontrando solo basura hecha con metales.

- qué encontraste?- le preguntó Jim.

- Pedernal y acero...- respondió la chica, mirando el enorme esqueleto en la pierdes y volviendo al del suelo, se le ocurrió que quizá hubiera peleado contra un duende.

Jackson se acercó a una piedra en la que se encontraba un poco de esa sustancia negra húmeda. Pasó sus dedos por allí y la olió.

- la sangre de los duendes huele a brea- concluyó Jackson, habiendo pensado antes lo mismo que Merida.

Cuando el resto del grupo los alcanzó siguieron con su camino, mirando hacia las copas los 3 al frente por asegurarse de no encontrarse con uno de esos.
Hiccup camino y se paró al ver oro sólido pegado en las rocas del lugar. Astrid se acercó a él mirando aquel material y sonrió con picardía.

- oro puro mi amigo- dijo antes de adelantársele.

Continuaron por el pasaje encontrándose con una enorme figura muerta en el piso. Los tres guías ya confiados pasaron de largo el cuerpo no sin antes hecharle un vistazo.
Hiro se detuvo en frente del cuerpo de la enorme criatura y abrió los ojos sorprendido. Miraba todo de esa cosa, sus cuernos, su piel, su sangre, todo lo que le sirviera para pelear con alguno más adelante.

- ¿los duendes no existen?- se burló en su oído asustándolo Astrid mientras pasaba.

Jackson frenó al grupo al encontrase con un pequeño puente, sencillo, parecía como si podría romperse en cualquier segundo, trenzado con simples lianas y trozos de madera. Se detuvieron justo frente a este.

- quién es el primero?- preguntó Hiccup.

Jack fue el primero en avanzar, pisando con cuidado el puente, analizando hasta el más mínimo detalle, desde las lianas que lo sostenían hasta la resistencia de este. Miró hacia los lados encontrándose con una especie de río formado por oro fundido, según pudo distinguir, y solo sacó una risa sarcástica pensando en que ese puente resistiera.

- traten de no mojarse- bromeó el peliblanco.

El grupo miró como Jackson caminaba con incredulidad.

The Big Four y La Reina de Hielo (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora