Cafeína

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Las manos del detective estaban a una temperatura muy inferior a los parámetros humanos normales. Aunque no era algo para preocuparse, siempre era así; desde pequeño Gavin tenía esa condición, sus sistema circulatorio era más relajado  en comparación al resto. Típico de él eran sus manos heladas, sus pies congelados y su presión arterial que se encontraba siempre rozando los estándares bajos; había veces que incluso las máquinas no encontraban sus signos vitales.

Máquinas, aquellos artefactos creados por el hombre para servirles en lo que quisieran, pero que hace un año se habían revelado contra los seres humanos y ahora caminan por las calles como su tuvieran vida. ¿Acaso mi refrigerador me exigirá derechos humanos?, pensó Reed mientras se hacía un café en la sala de descanso del Departamento de Policía. Para él todo este asunto debía terminar hace un tiempo, pero no, no podía terminar con Connor como héroe y Hank como la heroína con más barba de la historia, no.

Hace dos meses aquella pareja icónica del DPD había encontrado un almacén de Cyberlife escondido a las afueras de la ciudad, miles de androides sin despertar se encontraban guardados en contenedores. Uno llamó la atención del Capitán Fowler, uno perfecto.

Una mierda de plástico, pensaba Reed. Y allí estaba esa mierda de plástico, paseando como un maldito ciudadano estadounidense por el Departamento en busca de quizás qué cosa.

El café estaba listo, lo rodeó con sus manos rojas, pero no eran de ese color por calor, todo lo contrario, estaban más heladas que de costumbre. El invierno era duro con su cuerpo.

-Buenos días Detective, lo necesito unos minutos. -Hubiese vertido su vaso sobre la inmaculada imagen detrás de él, aquel RK-900 que habían encontrado en los contenedores.

-¿Qué quieres? -Ni un saludo de su parte, ni un gesto de simpatía. Tampoco giró para hablarle a la cara, era como si hablara con la cafetera frente a él.

-Se me informó de una persona con la que podemos iniciar nuestra investigación sobre el tráfico de Red Ice, vamos.

Eran compañeros desde hace una semana pero Gavin no quería pensar en eso, en su cabeza, RK-900 era algo más parecido a su abrelatas que hablaba de vez en cuando. Él respetaba los nuevos derechos androides, pero si podía evitar a cualquier androide, él lo haría. Pero en esta ocación no podía negarse, eran órdenes explícitas de Fowler, Reed sentía que podía escuchar la risita molesta del Capitán salir por las paredes de vidrio de la oficina de Jeffrey.

-La mujer se llama Elizabeth, tiene el pelo teñido de verde y se queda de pie siempre en la esquina de Toledo con la avenida Clark. -RK-900 manejaba el auto de Reed, ¿por qué? Porque según él: Para eso están estas putas maquinas.

-Para por aquí, necesito comprar algo. -Por unos segundo el LED del androide se movió en una analítico color amarillo, pero luego se estacionó afuera de una estación de bencina. El detective bajó y se metió a un local cercano, perdiéndose de vista para el androide.

Su relación había empezado entre gritos y algunas tazas rotas en el Departamento de Policías, si es que a lo que tenían ahora podía ser llamado relación.

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-Ya lo debes conocer, este es RK-900, ha estado en entrenamiento con Connor para adaptarse a la divergencia y al Departamento de Policía de Detroit. Ya está listo para incorporarse como tú compañero. -No necesitó más palabras de Fowler para salir de la oficina estrellando la puerta de un golpe, todos en el Departamento sabían que algo gordo había pasado. El pobre corazón del Capitán Fowler pensó que toda su oficina iba a ser quebrada y los vidrios saldrían volando, pero para su suerte eso no pasó. RK-900 seguía en la oficina, Connor ya le había advertido que algo así podría suceder.

Malos Hábitos (RK-900/Gavin Reed) [Detroit: Become Human]Where stories live. Discover now