Capítulo 4: El primer ataque

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El zumbido se hacía más próximo a nosotros en cuestión de segundos. Mi condición física no era lo suficientemente buena como para alcanzar a Newt, por lo que me tomó de la cintura protegiendo mi espalda, aunque sinceramente, creo que ese fue un gran error de parte de él. En ningún momento perdimos de vista la puerta de salida. La idea de terminar como el hombre nos aterraba convenciendonos de no detenernos ni por un simple momento. Pero en segundos unas cuantas abejas nos alcanzaron lastimando a Newt en su rostro y en su cuello, por lo que me desplazó frente a él tratando de protegerme de los piquetes, aunque fue inútil. Un par de abejas me picaron en ambos oídos provocándome un terrible dolor, el ardor me obligó a gritar de dolor. De igual forma conseguí varios piquetes a lo largo de mi cuerpo a pesar de que lograba quitarme unas cuantas abejas espantándolas con mi única mano libre.

La salida estaba cada vez más cerca de nosotros, pero nos vimos obligados a reducir la velocidad cuando los piquetes invadieron por completo nuestras piernas. Era horrible el simple hecho de intentar avanzar. Lloré del dolor tratando de no darme por vencida, pero era imposible no detenernos. Los piquetes llegaron a prácticamente todo nuestro cuerpo dejándonos casi inmóviles, íbamos a morir en ese lugar. Me dejé caer al piso en posición fetal tratando de cubrirme por completo con mi propio cuerpo, pero fallé al intentarlo. Con un dolor terrible Newt me tomó entre sus brazos cargándome -aunque no con la fuerza que utilizó cuando estábamos en el valle del árbol rosa -y corrió con ligereza gritando del dolor, todo empezó a desvanecerse con lentitud y un sonido agudo e irritante me aturdió. Pronto me desmayaría del dolor cuando la puerta se hizo próxima a nosotros, con mi último aliento giré la perilla y ambos nos dejamos caer sobre el piso de madera anaranjada, pero por alguna extraña razón ni una sola abeja nos picaba, un muro cristalino con un ligero resplandor rosado las detuvo obligándoles a regresar con el hombre que aún yacía en el suelo. La puerta se cerró de golpe.

Nos mantuvimos acostados sobre el suelo por un largo momento mientras intentábamos recobrar el aliento. Me tomó un par de segundos de que el dolor había desaparecido enseguida cruzamos el umbral del domo al igual que las heridas. Lo miré a los ojos con detenimiento esperando percibir su dolor, sin embargo, solo logré percibir una extraña sensación de alivio que me intrigó por completo.

-Nunca lograré comprender este lugar -susurré mirando hacia el cielo teñido de turquesa y azul como si fuera una enorme aurora boreal. Newt dio un par de carcajadas antes de intentar levantarse de un salto.

-Te acostumbrarás a la irrealidad de este lugar en algún punto -respondió con una sutil sonrisa antes de tomarme del brazo para ayudarme a ponerme de pie. La verdad es que no esperaba acostumbrarme a las amenazas de ese lugar o pasar suficiente tiempo como para perder mi habilidad de distinguir lo normal de lo extraordinario, lo único que podía hacer era darme prisa para encontrar una salida de Dreamland. Lo único visible desde el puente naranja eran otros domos más retirados que el domo al final del puente, el cielo verdoso y la escasa fauna. Diversas teorías nublaron mi mente: tal vez el gobierno nos utilizaba para algún experimento extraoficial, tal vez me secuestraron y drogaron, o tal vez las pastillas para dormir me provocaron algún efecto secundario. Sin embargo, ninguna de esas teorías me convenció por completo.    


Estuvimos recostados tal vez por media hora cuando me di cuenta de que estaba hambrienta y sedienta. Debajo del puente el vacío inmaculado me estremeció, era similar a la noche misma sin estrellas. Me costó tiempo asimilar que si el puente caía, nosotros caeríamos a una gran altura rompiendo todos nuestros huesos consiguiendo una muerte instantánea. "Arthur te necesita" me repetí a mi misma una y otra vez para convencerme de que debía esforzarme más en la búsqueda de la añorada salida. 

-Cuando estés lista podemos seguir, -respondió Newt como si pudiera adivinar mis pensamientos  -te seguiré a donde sea que vayas. 

"No te sonrojes" pensé.

Al levantarme hice una ligera inspección de mi cuerpo: los piquetes de abejas y el dolor agudo desaparecieron por completo al dejar el domo. Me fue difícil asimilarlo, pero el tratar de encontrar respuestas solo me retrasaría. Debía regresar a Florencia antes de que mi madre se diera cuenta de mi ausencia e hiciera un escándalo como llamar a Michael o a la policía. 

El camino por el puente naranja fue lo suficientemente largo como para permitirme meditar con respecto a Newt. Él había estado todo ese tiempo en ese horrible -y a la vez maravilloso -lugar, yo apenas llevaba poco más de una hora y no deseaba permanecer un segundo más. No lo conocía lo suficiente como para saber cómo había terminado en Dreamland o qué había hecho esos tres años para sobrevivir, pero sí estaba segura de algo: yo no quería terminar como él. 

Llegamos al final del puente encontrándonos con una extraña puerta blanca, el verla me estremeció cual viento invernal. Newt giró la perilla y abrió la puerta confundido por lo que había detrás de ella. Habíamos entrado al interior de un avión casi vacío. Al final del pasillo yacía una chica asiática de cabello oscuro intentando inútilmente de abrocharse el cinturón mientras lloraba desesperada. Sin advertencia, el avión tuvo una turbulencia lo suficientemente fuerte como para hacernos caer al suelo golpeándome la cabeza  con uno de los asientos. 

-¿Y ahora qué? -pregunté intentando ponerme de pie -¿cómo salimos de aquí?

-Bueno, por la opción más obvia -dijo Newt tomándome de la mano y avanzando por el pasillo sujetándose de los asientos -por la puerta -respondió con una gran sonrisa pícara antes de abrir las puerta del avión y sin aviso, me apretó con fuerzas aferrándome a su cuerpo sin permitirme zafarme y saltó del avión sin ni una duda. 

Grité como nunca lo había hecho.

REVERIE -Lista Larga Wattys 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora