Capitulo 8: Dulce y salado

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Cerré la puerta con fuerza al llegar al puente naranja que conducía a otro domo de tantos que había recorrido. Ese lugar me estaba volviendo loca y no estaba segura de poder aguantarlo. "Hazlo por Artie" me dije a mí misma recordando una y otra vez dónde quería estar, y fuese lo que fuese, lo haría por volverlo a ver.

Como si fuera una declaración de valentía instantánea, me sujeté el cabello en una coleta con una pulsera de hule que tenía en mi muñeca y me dispuse a seguir mi camino, pero si lo iba a hacer debía defenderme encontrando cualquier cosa que me ayudara a derribar a un monstruo como al del domo donde conocí a Darren.

En guardia, abrí la puerta con los puños en el aire como si haber visto box una vez hubiera sido suficiente como para saber cómo golpear.

¡Era un paraíso de chocolate y bombones!

El piso estaba tapizado de chocolate en barra, las nubes eran de algodón de azúcar, y bombones de todos tamaños y colores saltaban cual conejos de un lugar a otro. Del cielo rosado caían chispas de chocolate y un delicioso aroma a crema de avellana proveniente de una camioneta color turquesa.

En las lejanías no era visible ni una sola puerta, por lo que podía imaginar que tendría que buscar por todos lados cualquier cosa que me pudiera conducir al siguiente puente, pero antes debía comprobar que sí fuera chocolate. Abrí la boca hacia el cielo dejando que las gotas se posaran sobre mi lengua; no estoy orgullosa de esto, pero me volví adicta al instante. Una sola gota bastaba para que sintiera cosquillas por todo mi cuerpo y para que cada centímetro cúbico de mi cuerpo explotara en éxtasis provocado por las grandes cantidades de azúcar.

Corrí por todo el lugar probando cada barra, cada bombón que lograba atrapar, cada pedazo de azúcar que mi estomago me permitía probar. Estaba enamorada de ese dulce paraíso y nada me haría salir de ese lugar, ni aunque me arrastraran a la salida.

Reí a carcajadas cuando tropecé al intentar alcanzar una nube. Era perfecto. Comí y comí chocolate hasta que me dolió la mandíbula e incluso después de haber desabrochado un botón de mi pantalón seguí disfrutando de los bombones recostada sobre el techo de la camioneta. Una risa breve me distrajo de intentar comer un sándwich de bombón y chocolate. Darren estaba a un par de metros de la camioneta encajando su mirada penetrante en mi persona como si estuviera juzgándome, ¿qué sabía él?, seguro me quería sacar del domo para quedarse él con todo. No se lo podía permitir.

Me bajé a toda velocidad de la camioneta y corrí lejos de él aventándole bombones del tamaño de almohadas.

"¡Aléjate!"

"¡Kayley!, ¡debemos irnos!" gritó esquivando un bombón.

"¡Claro que quieres que me vaya!, quieres quedarte con este domo ¡pero es mío y no lo voy a compartir!" tomé un pedazo de barra de chocolate del tamaño de un bate de baseball y di un golpe al aire al intentar golpearlo.

"¡Qué cosas dices!, ¿no quieres encontrar la salida?"

"No intentes manipularme, ¡no te daré nada de aquí!" lancé otro golpe dándole en el hombro.

"Ya veo... ¿cuánto chocolate comiste?" no respondí porque sabía que sería una trampa "Supongo que te gustó más que las gomitas chocolatadas".

"¿Gomitas chocolatadas?"
"La camioneta está repleta de gomitas, creí que ya las habías visto" bajé el bate de chocolate lentamente sin bajar la guardia "¿no me crees?, puedes verlo tú misma". De repente, mi boca empezó a desear un gran bocado de dulce y mi estómago empezó a rugir como si no hubiera comido en días. Si él decía la verdad, debía apropiarme de todas las gomitas antes de que él me las quitara.

Corrí con todas mis fuerzas hacia la camioneta y me encerré dentro antes de que me alcanzara. "Lo logré" murmuré victoriosa antes de caer por una gran resbaladilla que me aventó a gran velocidad hacia el puente a la salida del domo. Golpeé todo mi cuerpo contra el piso de madera mitigando el horrible dolor de estómago que me forzó a permanecer recostada por temor a que las nauseas aumentaran. Fue imposible no vomitar  sobre el hombro de Darren cuando cayó sobre mi estómago. 

"Genial" murmuró sin evitar asquearse mientras limpiaba un par de gotas que cayeron sobre su cuello. 

"Lo siento tanto" . La sangre se acumuló en mis mejillas tan pronto como la vergüenza se adueñó de mí. Me fue imposible dirigirle la mirada ni dejar de disculparme una y otra vez por arruinar su chaqueta. 

"No te preocupes, no me estaba gustando mi traje" dijo tirando la chaqueta al vacío sobre el que nos suspendíamos en el puente y ayudándome a ponerme de pie acortando la distancia entre nosotros.  Su respiración agitó mi piel provocándome escalofríos y su calor se mezcló con el mío erizando mi piel. "¿Estás bien?" Asentí retrocediendo lo suficiente como para tomar una gran bocanada de aire fresco.

"Gracias por sacarme, no sé qué me paso" dije reacomodando mi coleta y peinando el par de mechones que estorbaban mi rostro "¿Cómo me encontraste?".

"Utilicé los atajos, ¿olvidas que conozco este lugar a la perfección?"

Ambos nos dispusimos a seguir con el camino hacia el próximo domo en completo silencio. Me sentía tonta y ridícula al recordar todo lo que había pasado en ese paraíso para niños, y triste al dejar que me consumiera la glotonería centrándome en mí y no en los que dependían de mí. 

"¿Dónde está Newt?" pregunté al recordar que no era la única en Dreamland que necesitaba con ansías encontrar el camino a casa.

"Esperándote en la salida a un par de domos de distancia" fue imposible ocultar mi rostro de felicidad, me faltaba poco para regresar a casa con Arthur y mi mamá. Solo debía aguantar un poco más y no rendirme para nada. "¿Lista?".


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⏰ Última actualización: May 18, 2020 ⏰

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