Préstame un poco de tu aire para calmarme en nuestra primera cita.

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¿Sabes? Estaba nervioso, pero me pude tranquilizar, algo tarde, pero lo hice.
Vivir aquella cita fue tan hermosa experiencia que me causaba mucha alegría,  éxtasis, emoción, y sentía un cosquilleo inexplicable.


Sentía que cometería algún error, que me creerías un tonto, pero no fue como pensaba.
Todo lo contrario, era tan cómodo como posar la cabeza en la almohada, una suave y reconfortante,
Cada vez que me respondías, me sentía querido,

Alguien interesante para ti por esos momentos.


Desde pequeños siempre soñé con poderte llevar a salir, eres tan linda, tan lista.
No quería ser aquel que no te tuviera, y siempre, siempre intente que me miraras a mí por encima del resto de los chicos del salón,
Que es que sea acaparador,
Es que no podía soportar verte con alguien que te quisiera menos que yo,


Sé que no soy el más listo, ni el más fuerte, pero tengo un corazón que te quiere.
Me encanta cuando estamos en las escaleras de tu edificio y vuelan las horas como nuestras palabras.
Esos ojos color caoba me hacían el día, cada rato los quería ver.
Tan sorprendente te me hacías, y aun lo sigues siendo, muy bella tu pelo, tu cuerpo, tu cara.


Quería en aquella cita tocarte, poner mi mano en tu rostro y acariciarlo,
Sacarte una sonrisa como esas que me alegraban el día, sonrojarte, y decirte lo mucho que te quiero,
Unir frente con frente, mirarnos a los ojos y sentir que no hay nadie más viéndonos,
Para posterior y el momento más intimo vivido por nosotros darnos un beso,

¡Ahhh! ¿Por qué soy tan cobarde? Tan tímido cuando estás al lado mío,
Me endulzas tanto pero no me empalago, quiero más pero no sé cómo pedirlo.
Estoy seguro que lo pasaste bien, pero no creo que me veas como algo más que amigos,
Aunque me encantaría que así fuera, eso es lo que quiero.


-¿Alguien toca a la puerta? ¿Quién será? -Nuestro personaje deja su libreta en el cual escribía todas sus aventuras literarias y se dirige a la puerta de su casa -¿Quién podría ser a esta hora?

   Cuando abre la puerta, su amor de infancia estaba ahí, esperando por él. El joven aunque no lo demostraba, estaba en chock, no sabía como reaccionar, su cuerpo mecánicamente sólo hizo que abriera la reja y tenerla sin ningún obstáculo más que su propia valentía. 

-H-hola Lisbet, ¿có-cómo estás?

-Pues bien Marcus -Sus ojos muestran cierta picardía-. Pensaba que creo que olvidaste algo en nuestra cita.

-¿Enserio? ¿Qué olvide? -Comenta mientras piensa- ¿De verdad dije eso? Será un beso, no me creo que sea un beso, tal vez sea un beso y yo como tonto perdí la oportunidad. Tal vez quiere que...

-Oye, Marcus.

   El joven vuelve en sí, y le presta atención a la chica bonita que tenía en frente.

-Discúlpame, me quede mirando tus ojos, digo me quede pensando en otras cosas.

-¿En mis ojos? Eso es lindo. Pero creo que se te olvida una cosa aún. ¿Sabes? sé que me quieres, y yo... también te quiero.

-Ay por Dios. No puedo creerlo me quiere, pero no pierdas la oportunidad, céntrate ahora -Deja su mente en blanco y se procura de no perder esta oportunidad -Wou, este... no puedo creer que enserio me quieras.

-Puede que no te haya querido al mismo tiempo que me querías tú, pero desde hace un tiempo me gustabas, pero no sabía cuando me invitarías; hasta que me llevaste a una cita, pensé que me dirías para ser, ya sabes... novios, pero no lo hiciste.

-¡AAAAAYYYYYY! ¡¿Por qué no le dije para ser novios?! Cálmate, no arruines la oportunidad -Agacha la mirada, suelta una sonrisa picara- No soy la persona más valiente, ni más lanzada y eso lo sabes. Pero siempre fui detallista contigo, y muchas veces planeaba la ocasión perfecta para decirte lo mucho que te quiero.

-Y ¿lo has hallado aún?

-Mmm... no, pero ya no quiero esperar más, quiero poder rodearte con mis brazos sin que haya un límite de tiempo y sin que parezca incómodo, algo más o menos así -Él entrelaza sus brazos al rededor de la cintura de la chica- Se quedan mirando con un muy apasionado sentimiento de deseo-; quería poder con mi mano acariciarte, así como lo hago ahora; unir nuestras frentes así, y de último...

   La intriga vuelve loca a la chica, su mirada muestra que el joven tímido que a sólo unos minutos de dejar de ser amigos la tenía a merced, la seducía con mucha sutileza, endulzándola poco a poco y haciendo que cada segundo que pasa pida más y más de este nuevo hombre que la controlaba con mucha dulzura.

-¿Y de último? 

-Darte un beso.

   Marcus acerca sus labios suavemente, y Lisbet se deja tomar a voluntad del chico, un beso suave que poco a poco se intensifica, hasta consumir el deseo, sólo por un momento. Los jóvenes separan sus labios y sin dejar de verse, Marcus dice:

-¿Quieres ser mi novia?

Préstame un poco de tu aire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora