Primer día de clases.
Puedes sentir la emoción de que conocerás a gente nueva, tu corazón se va acelerando y piensas en las miles de razones por las cuales hoy será un buen inicio. O al menos eso hace la mayoría de las personas que asisten a la escuela.
Yo estaba acostada en mi cama y podía oír todo el tráfico afuera en la calle. Pues aquí en la ciudad de México siempre hay tráfico pero hoy era aún más. Quizá era la presión por causar una buena primera impresión. Intenté levantarme de la cama y comenzar a arreglarme para irme, pero no podía.
De un momento a otro ya estaba entrando al salón de robótica dejando mi mochila a un lado de un mesa-banco, dio el toque de campana y todos se fueron al auditorio. Mientras me salía del salón pensaba en cómo decoraría mi banca, distraída choque con una chica.
- Oye, ten cuidado –me dijo sonriente.
- Lo siento, no te vi –le dije a modo de disculpa.
- No te preocupes, supongo que veías hacia otro lado –me dijo con la misma sonrisa.
- No, de hecho no sé qué veía, vengo pensando –le dije algo nerviosa.
- ¿Los nervios del primer día? –me preguntó guiándome hacia la cancha.
- Sí, bueno no. No me dan nervios las primeras impresiones –le respondí confiada.
- Pues esa ya es una ventaja. ¿A qué grado entraste? –me curioseó curiosa.
- Tercer semestre, ¿y tú? –le respondí esperanzada de que dijera el mismo.
- Primer semestre –dijo algo decepcionada
- Oh, supongo tú estuviste aquí desde preescolar –le dije sonriente.
- Sí, así que conozco a cada una de las personas que están aquí, tú eres la excepción por eso me acerque –me contestó.
- Bueno, ¿algún consejo para esta novata? –le pregunté sonriente.
- Ninguno, vívelo por tu cuenta –me respondió mientras se alejaba hacia su grupo de amigas. –Soy Jessica, por cierto.
Comenzó a escucharse un chillido que provenía del micrófono, todos se taparon los oídos a modo de queja. El ruido cesó y un hombre alto apareció en el medio del escenario.
- Muy buenos días, jóvenes. Supongo ya todos me conocen pero para los que no, mi nombre es Alfredo soy el director. –dijo orgulloso.
Dio todo su sermón sobre la motivación, los aprendizajes esperados y nos dejó ir. Me dirigí al salón cuando de pronto sentí un golpe en la espalda que me desequilibró y caí al suelo.
- Lo lamento –dijo una voz masculina a mi espalda.
- A todos nos pasa –le dije seria. No estaba en posición de reclamar, pues acaba de hacer lo mismo, así que me resigné a sonreír.
- Sí ya veo –dijo mirándome de abajo hacia arriba- con permiso –dijo y se dio la vuelta.
Entré al salón, me di cuenta que sólo habían dos mujeres, rápidamente conté a los hombres, 20.
La maestra entró al salón y se presentó. Era alta y pelirroja, tenía la voz muy fina y usaba un labial rosa muy tenue.
- Veo que sólo hay dos nuevos, así que preséntense chicos –ordenó señalándome a mí y al chico que estaba atrás de mí. –Yo soy Rebeca –nos dijo alegre.
Miré de reojo al chico que estaba ahí, me hizo una seña con la cabeza dándome a entender que me presentara primero. Me levanté del asiento e inspiré hondo.
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A TRAVÉS DE MIS OJOS
RomancePRÓLOGO Me he intentado hacer inmune al sentir, a cualquier sentir en general. Durante toda mi vida he estado deseando crecer y vivir, ser una persona extrovertida y aventurera. Conocer la vida de otra manera, es con lo que todos alguna vez soñamo...