CAPÍTULO II

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Mi mamá entró al cuarto, quería contarle lo impresionante que había sido aquel día pero no lo hice.

Se sentó a un lado de mi cama y me abrazó.

-  ¿Cómo te fue hoy? No, no me digas ya lo sé ¡Muy bien! Como siempre, estuve pensando todo el día en ti, fui a la librería y te compré unos libros, después leemos, ¿trato? –propuso alegre y se salió.

Por el rabillo del ojo vi la hora en el reloj que estaba por la puerta: 7:30 pm.

Había pasado toda la tarde haciendo tareas y tratando de recordar los nombres de los que ahora llevaban la etiqueta de mis amigos.

No todos se habían presentado, pero noté que el chico que estaba sentado a un lado de Bruno era del tercer semestre. Intentaba recordar su nombre cuando me quedé dormida.

>>Muy bueno días, chiquilla. Nos vemos al rato<<

Gritó mi papá a lo lejos y escuché como cerraba la puerta. Me desorientó un poco el grito, en lo que decidía a pararme recordé que había quedado con Dario para vernos en la parada de autobuses.

Inmediatamente me di cuenta que me había quedado dormida encima de mis libros y cuadernos, así que tardaría un poco más en lo que acomodaba mi mochila.

Me puse el uniforme y terminé de hacerme una trenza, corrí y ordené un poco mi cama, aunque siempre que regresaba ya estaba tendida.

Acomodé mi mochila rápidamente y me dirigí a la cocina por un paquete de galletas que me iría comiendo en el autobús.

Ya iba en la puerta cuando escuché a mi mamá que hablaba por teléfono, me hizo señas para que me acercara.

-  ¿Quieres que te lleve? –me preguntó tapando el auricular con la mano izquierda.

-  No, gracias. Me iré en el transporte –le dije mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla.

-  Bien, hoy cenaras sólo con tu papá. Estaré en la oficina, me hablas cualquier cosa –dijo destapando lentamente el auricular para seguir conversando con quien fuera detrás de la línea.

Salí de la casa y corrí hacia la parada que estaba a dos cuadras de distancia.

Cuando llegué Dario ya estaba ahí.

- Mi casa queda más lejos y llegué antes –dijo burlón.

-  Lo sé pero no he escuchado mi alarma –dije abriendo el paquete de galletas y estirándolas para que él tomara una.

-  Justo a tiempo –dijo mientras me daba el paso para subir al autobús y mordisqueaba la galleta.

Nos sentamos del lado derecho justo en el medio, yo pedí del lado de la ventana.

-  ¿Hiciste las tareas? –indagó curioseando mi mochila.

-  Pues sí, quién crees que soy –le dije juguetona mientras comía galletas.

-  ¿Desayuno exprés? -me preguntó tomando otra galleta.

-  Te dije que no he escuchado la alarma –le reclamé.

Pasaron diez minutos y llegamos a la escuela.

Subíamos las escaleras cuando escuché mi nombre, volteé y vi que era el chico que estaba sentado a un lado de Bruno, estaba subiendo las escaleras, así que Dario y yo lo esperamos.

-  Dime por favor que hiciste la tarea de lectura y redacción –dijo sonriendo nervioso.

-  Estaba realmente fácil, ¿de verdad no la has hecho? –le pregunté burlona.

A TRAVÉS DE MIS OJOSWhere stories live. Discover now