CAPÍTULO V

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De alta. Resonaban las palabras en mi mente, como de pronto estás de alta o de la nada estás de baja...

Mi mente divagaba en las miles de posibilidades de que realmente todo volviera a la normalidad pero no únicamente sobre ellos sino también sobre mí.

Nunca he peleado a tal grado con amigos cercanos como para decir que comprendo el asunto pero tampoco me había pasado tantas horas pensando en un chico como para decir que comprendo la hormona.

Estaba sentada en esas abrumadoras sillas de hospital cuando por el altavoz se escuchó "Familia de Rick, favor de pasar a su habitación para la alta".

Tanto su madre como sus amigos se levantaron instintivamente, menos yo. Y no es que sea precisamente una grosería pero cómo podrías levantarte y decir ser su familia si acabas de conocerlo.

Observaba desde ese pequeño punto lo bien que se veían todos sonriendo nuevamente. Faltaban cuatro personas, quizá en algún otro momento volverían y entonces su normalidad sí regresaría pero en esta situación que no están no es justo. No para los que sí se quedaron, no para los que sí estarán siempre.

Porque es fácil irse y luego regresar, es fácil estar en las buenas y huir de las malas. Lo intrigante está en quedarse siempre, en las malas y en los momentos exactos.

Uno perdona siempre a las personas que quiere y después del perdón pareciera que ya todo está bien pero siempre olvidamos el antes, ese en donde fallaste o te alejaste e hiciste un daño imborrable.

Me dirigía hacia ellos, hacia la felicidad instantánea pero vi que Rick hacía esa búsqueda insaciable hasta encontrar lo que buscaba, a esos que llamaba sus amigos, esos que faltaban. No yo que sobraba.

Di la vuelta discretamente y salí del hospital.

Estaba a la nada de irme cuando la voz de Bruno me paralizó.

- Me pregunto si es normal pensar tanto en nosotros –y ahí estaba Bruno, eliminando la normalidad de mi vida.

-  ¿Ya le han dicho? –pregunté cambiando de tema.

-  No, todos creemos que todavía no es momento –dijo él sin poder disimular la tristeza.

-  Nunca es buen momento para dar noticias así.

-  Pero sí así –dijo acercándose a mí y quedando a escasos centímetros –el sábado habrá partido de fútbol, ya sabes el equipo de la escuela.

-  ¿Y eso qué? –pregunté sonriendo y retomando cierto espacio entre nuestras respiraciones.

-  Nethan y Enzio son los mejores jugadores del equipo así que nos toca apoyar –intentaba decirlo con ánimo pero no lo lograba.

-  Sí, yo soy buena apoyando –dije sonriendo y disimulando que no me gusta el futbol.

-  Muy bien, te conseguiré una playera del equipo –me aseguró muy animado.

Unos pasos se escucharon a mis espaldas y volteé instintivamente. Enzio iba llegando, caminaba algo apresurado y con expresión preocupada.

-  ¿Llegué muy tarde? ¿Dónde están todos?

-  Justo a tiempo, no tiene mucho que lo dieron de alta. Todos están dentro, por si quieres ir –le dijo amistosamente pero sonó como si le estuviera pidiendo que se fuera.

-  ¿Tan rápido pides tiempo a solas? –preguntó con cierta picardía.

-  Cálmate –lo dijo serio pero también su tono admitía que Enzio había dado en el clavo.

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⏰ Last updated: Sep 01, 2018 ⏰

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