Notas de Paulina

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¿Amigos?

Amaba su sonrisa, amaba su puta y maldita sonrisa. Amaba como sus ojos se volvian pequeños al reir. Y mierda, no saben cuánto odiaba que se ocultara la cara al reir con una de sus manos, odiaba que me dejara unos segundos sin poder ver su maldita y perfecta sonrisa. Él no era de esos chicos populares y super hermosos, él era sencillo. Era la persona más malditamente hermosa que conocí, tenía la puta sonrisa más hermosa. El sonido de su risa, juro que si muero ahora lo haría en paz. No saben como amaba que me abrazara, el calor que me proporcionaban sus brazos, como podía sentir y escuchar su respiración. Me encantaba cuando en muy pocas ocaciones y por variadas razones tomaba mi mano, nunca fue mientras caminaba o algo cliché, era cuando tenía frio o cuando intentaba molestarlo. Saben lo jodidamente hermoso que era cuando de la nada  paraba de hacer lo que sea que estuviese haciendo para mirarme rapidamente. Amaba cuando de la nada se acercaba a mi, su cercanía era especial. Siempre sentí una conexión entre nosotros, es como si ninguno quisiese arruinar nuestra amistad.
Nos enamoramos. Ambos eramos tan idiotas cuando estabamos cerca y así nos terminamos peleando. No te vi en semanas, hasta que un día nos volvimos a ver, frente a frente, dejaste el orgullo y me pediste que volvieramos a ser amigos. Ese día volvimos a reir, fue como si nunca hubise pasado nada. Pero entonces pasaron los días y cuando nos volvimos a ver me mirabas con desprecio, ¿Qué había hecho mal? Era tan débil, que no tuve jamás el valor de preguntartelo. Así fue como nunca más te volví a ver, ¿Como era posible? Viviamos en el mismo lugar, a diferencia que mi edificio y el tuyo no estaban uno al lado del otro. En ocasiones salia, solo para quizás encontrarte y volver a hablar. Pero con el tiempo mis esperanzas se fueron, me quedaba mirando por mi ventana esperando verte. No fue si no hasta el siguiente verano cuando pude verte. Tu cabello seguía igual, eras un poco más alto y tu piel igual de palida como la recordaba.
Han pasado años, me han gustado otras personas, pero en ocasiones veo tu edificio y me pregunto que sera de ti. ¿Seguiras en la misma escuela? ¿te habras bronceado alguna vez? Me pregunto si tienes novia, si me recuerdas y la pregunta que más da vueltas por mi cabeza ¿Cómo serian las cosas si te hubiese besado aquella vez cuando me lo pediste?
Ya no te amo, pero por alguna razón a veces extraño tu presencia.