Capítulo 6: Fiesta y charla

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4 de Julio de 2009

Esa noche dormí muy a gusto, había sido una de las mejores del verano me levanté con muchas ganas, bajé y una mañana normal; Llevaba una semana sin coger el móvil estaba enchufado, y sonó y me encantó leer el nombre de Raúl en el teléfono, lo cogí entusiasmada:

-¡Canija¡ ¿Qué tal anda todo por ahí?-

-Tengo tantas cosas que contarte…-

-Yo también tengo que decirte algo importante…; ¿Te acuerdas cuando te dije que al acabar las vacaciones iría a verte?, eee… mmm… no puedo ir peque, no es nada malo, es sólo que me ha salido un trabajo en una empresa muy importante de Suecia y...-

-¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?-

-Princesita no te preocupes que no es nada, sólo serán dos años y medio…-

-¿Qué?- le grité

-Sí pero tranquila, en cuanto tenga una semana libre iré a verte te lo prometo canija.- Me quedé callada no sabía que decirle- ¿Gin?-

-Vale quédate tranquilo Raúl cuídate mucho y nos vemos pronto.-

-Adiós hermanita, te quiero mucho-

-Y yo-

Colgué el teléfono, no soportaba la idea de no ver a mi hermano en más de dos años, me sentía muy mal no quería quedarme sola con mi padre. Bajé la escalera corriendo hasta llegar a la playa, cuando me acerqué a la roca y me di cuenta de que no estaba sola, pero necesitaba estar allí, en ese momento me daba igual estar sola o no, mi hermano iba a estar más de dos año lejos de mí, era algo insoportable y vi venir a Noelia con su amiga Saray me preguntaron qué pasaba pero no quería hablar, sólo dije “es una tontería, no os preocupéis” se fueron tranquilas después de darme un abrazo al despedirme, cuando me fije que no estaba sola ni siquiera sabía quién más estaba allí,  era un chico, de espaldas.

Me sequé las lágrimas y justo cuando estaba levantándome noté que me agarraban de la mano, me asusté y la solté deprisa, era Hugo, el de la roca había estado ahí todo el tiempo y ni siquiera me había dado cuenta:

-Gin, he intentado que nada de esto me importase, que el que no me mires, no me hables o no quieras escucharme no me afectase, pero no he podido.

-Hugo…

-Déjame hablar, por favor, no quiero que sigamos haciendo como si no nos conociéramos.

-No puedo verte con los mismos ojos, ¿lo entiendes?.

-…

-Es sólo eso, pero te agradezco que me lo contaras a tiempo, no quería nada sabiendo que eso había pasado, y no te digo que con el tiempo no lleguemos a ser amigos o qué se yo, pero por ahora…

Hugo hizo una mueca de decepción y se volvió a sentar en la playa haciendo un gesto con la mano en la frente como queriendo despedirse, pero vio que volvía a sentarme y tan sólo me preguntó por qué lloraba y yo le respondí, le pregunté yo a él por qué estaba así y me respondió que un amigo suyo estaba en coma en el hospital por un accidente de moto cerca de la rotonda que da a la playa, yo le conocía y no me hizo gracia saber que estaba en coma, es más me dejó bastante tocada, pero supongo que por mucho que le conociera había cruzado dos palabras con él en una fiesta a la que me llevó Sergio hace un par de años, que por cierto ahí empecé a fumar, me importaba mucho más que estaría lejos de mi hermano dos años y medio, 30 meses, se me haría eterno.

Volví a casa con Sergio después de que Hugo me abrazará al despedirse,  tuve una sensación extraña que jamás había tenido cuando me abrazó, hacía que me sintiera única cuando estábamos juntos, si todo fuera tan simple como eso sería perfecto.

Era bastante tarde y Sergio estaba en la salida del  porche con la guitarra, había encendido el fuego y estaba con unos amigos, así que, cuando llegué saludé y subí la escalera pero Sergio me pidió que me quedara con ellos un rato, me senté a su lado y me dijo al oído “¿estás bien?” asentí con la cabeza y sonreí, era evidente que sabía que había hablado con Raúl pero también sabía que necesitaba estar sola, que me conozca tan bien a veces ni siquiera me sorprende; sus amigos se parecían mucho a él y me fijé bien y en frente de mí estaba el chico con el que quedó la noche que yo salí con Hugo, me saludó con la mano cuando vio que le miraba y yo le guiñé un ojo y sonreí, cuando todos se fueron entré en casa y Sergio me dijo que si quería ir a una discoteca esa noche que había una fiesta interesante y dije que sí que me iba a preparar, al subir vi en mi móvil como una siete llamadas perdidas de mi padre durante todo el día, pero las ignoré y fui a prepararme, me puse exactamente lo mismo que usé el día que salí con Hugo, ese vestid negro y los zapatos rojos, nos fuimos a la fiesta y Sergio vio en la entrada a su “chico” por llamarlo de algún modo, yo me quedé por allí dando vueltas y fui a la barra, y pedí un gin tonic, en la barra dos sitios a mi derecha estaba Hugo, que oportuno, me vio y se acercó, me llevó a dar una vuelta fuera un rato  estuvimos hablando, me contó que se sentía muy mal por todo lo que estaba pasando entre nosotros que sencillamente creía que había pagado por lo que hizo pero que al darse cuenta de cómo me fui esa noche sabía que no era suficiente, decía que había jodido a mucha más gente de la que pensaba y que le dolía más que nada habérmelo hecho a mí así, yo no sabía que contestarle a todo eso que me había dicho, sólo quería olvidarme de todo, o no olvidarme pero sí dejarlo un poco atrás y poder pasar tiempo con Hugo sin pensar en mi madre al verle, volvimos dentro y Sergio me estaba buscando, no quería perderme de vista “una fiesta de verdad” lo llamaba él, eso para Sergio era una advertencia en plan padre como se ponía a veces, pero me hacía bien que se pusiera así, fue la forma de demostrarle a mi padre que era responsable; Hugo se fue después de darme un beso en la mejilla y Sergio me preguntó que si me habían dado algo o algo le dije que me había fumado un par de cigarros, un gin tonic, nada raro. Quería irme a casa y me monté en el coche.

HOLAAA AQUÍ TENEÍS EL SIGUIENTE CAPÍTULO ESPERO QUE OS GUSTE.

INTENTARÉ SUBIR PRONTO :)

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