El funeral de Harry vino varios días después de su muerte. Yo no había sido capaz de salir de la casa que compartía con él en todo ese tiempo.
Tommy y Michael me visitaban a veces, pero nunca se quedaban lo suficiente ya que tenían demasiado trabajo.
Me encontraba en el borde. El ataúd de Harry justo al lado de mí, a punto de ser bajado.
Había demasiada gente que no conocía. Thomas, Michael, Arthur y Des fue a los únicos que podía reconocer.
Fulminé con la mirada a este último. Tommy me lo había explicado todo. Los italianos también eran enemigos suyos. Los Changretta perseguían a Des Styles y trataron de destruirle matando a su hijo. Pero no lo consiguieron. Al menos, no del todo. Des Styles nunca se rompía. Siempre se mantenía firme.
En su lugar, me destrozaron a mí.
Miré al frente.
Di unos cuantos pasos, los necesarios para llegar a la caja en la que mi marido tendría que pasar el resto de la eternidad.
La acaricié. Tratando de sentir algo. Pero solo era madera, no había nada que me acercase a él. Nada. Solamente su recuerdo.
Me agaché y le di un beso al ataúd. Mojé la madera con mis lágrimas, ya que no podía parar de llorar.
Tracé un camino con mis dedos a través de la placa de su nombre.
Harry Styles.
Fruncí el ceño y miré hacia abajo. Esa era la cosa más injusta que me había pasado en toda mi vida.
Yo debería haber estado ahí. Si no me hubiera puesto a llorar como una estúpida, Harry no hubiera pensado que yo me arrepentía y nunca se habría ido.
Y quizá Michael se hubiera dado cuenta de que había gente armada fuera de casa y hubiera llamado a Thomas.
Y puede que los hubiesen matado. Y entonces él estaría vivo.
Pero eso nunca sucedió. Por culpa de mis lágrimas mi marido estaba muerto, y nunca sería capaz de perdonarme por ello.
Comenzaron a bajar el ataúd y yo casi sentí la necesidad de dar un paso hacia adelante. Pero no podía. Lo único que tenía delante de mí era el profundo agujero en el que Harry descansaría para siempre.
Sentí unas manos en mi cintura, que me llevaban hacia atrás. Thomas. Sollocé y negué con la cabeza. Me acerqué de nuevo.
No podía parar de llorar.
Su nombre en unos segundos quedó escondido bajo tierra. Apreté la mandíbula.
"Harry, te juro, que nunca dejaré que tu recuerdo muera. Siempre te tendré presente. Eternamente"
Pensé. Aunque él nunca podría escucharme.
Thomas aún seguía con su mano en mi cintura, y me giré cuando todo el ataúd estaba cubierto por tierra. Puse la cabeza en el pecho de Thomas e hice un puño con su camisa. Esta vez no podía chillar. No delante de toda esa gente.
- Él está bien - susurró, y besó mi sien.
Negué con la cabeza. No estaba bien. Estaba muerto.
Algunas personas habían hablado sobre cómo se sentía morirse. Algunos que habían tenido experiencias horribles de las que pudieron escapar. Esos habían dicho que la muerte era como estar atrapado en un mundo negro. Dios, de verdad esperaba que Harry no estuviese sentado en la oscuridad. Se merecía estar justo al lado de Dios.
Cuando todo el mundo se fue, me quedé un rato más, con la esperanza de que todo fuese un sueño y de repente despertase a su lado, con mi cabeza escuchando su corazón.
Thomas se quedó detrás de mí, esperando pacientemente. Me acerqué a su tumba.
" Harry Styles
1909-1933
Dios te quiere allí con él"Casi quise reír con la frase que su padre había elegido, Dios podría haberlo dejado conmigo un poco más.
Yo le necesitaba.
Cuando se sintió casi extraño estar allí, nos marchamos. Estaba muy nublado, y algunas gotas ya se encontraban regando la hierba de los campos.
Para mi sorpresa, no fuimos a la casa en la que llevaba durmiendo días. Fuimos al que había sido mi hogar por varios meses, la mansión Shelby.
Se sintió bien.
En casa.
Me miré el espejo de la entrada y casi quise gritar. Parecía un fantasma. Más delgada que nunca, pálida y con un pañuelo negro cubriendo mi pelo.
Thomas había entrado antes que yo, pero volvió a por mí.
Miró también mi reflejo.
Él pareció no asustarse.
Se acercó a mí y plantó un beso en mi hombro. Comencé a llorar de nuevo. No me sentía capaz de continuar.
- Harry era con lo que había soñado toda mi vida - murmuré.
Él clavó la mirada en el reflejo de mis ojos. Su azul también empapado de tristeza.
- Desde que era pequeña. Siempre he querido a alguien como él, bueno, puro, amable...
Fruncí el ceño porque sentía que mi pecho se estaba cerrando.
- Y cuando le encontré fui demasiado estúpida como para tratarle como lo merecía. Ahora ya no puedo estar con él. ¿Por qué Dios siempre me quita todo?
Mi voz se escuchó demasiado fuerte. Hueca. Y rota.
Tommy asintió con la cabeza, casi petrificado por mis palabras. Él no me había conocido feliz, nunca. Pero en ese momento mi alma estaba impregnada de dolor.
Frunció el ceño, aún mirándome a través del espejo.
- Todavía me tienes a mí - susurró.
Me giré para mirarle.
- ¿Lo hago?
Sus dedos acariciaron mi barbilla y me obligaron a mirarle a los ojos.
- Para siempre - aseguró.
Llevó sus labios a mi frente y sentí como mi interior se relajaba.
Pero cada vez que repetía en mi cabeza la escena de los disparos sentía que mi interior estaba chillando. Perder a Harry fue como oír a cada persona que alguna vez me había dicho adiós todo de golpe. Miles de despedidas ahogándome cada vez que intentaba respirar, cada vez que intentaba vivir.
Creo que me di cuenta de lo mucho que significaba Harry para mí justamente la mañana en la que murió y eso me perseguiría siempre que cerrase los ojos.
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Torn me ha inspirado mucho para este capítulo 💛 La tenéis traducida en multimedia.Os quiero siempre.