Capitulo 4

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-por supuesto, ¿qué necesitas?- pregunté indiferente a su tacto, dejó en libertad mi mano y preguntó

-¿dónde queda el cuarto de huéspedes?

-sube las escaleras, por el pasillo a mano derecha, es la habitación del fondo- dije y el asintió levemente, me di la vuelta para intentar dar aquel primer paso pero su mano se apoyó en mi cintura

-te ayudaré a subir- expresó y acepté

-de acuerdo- dije y nos dispusimos a subir

Al llegar a llegar al último escalón, el soltó su agarre y se dirigió silenciosamente hacia donde le había descrito anteriormente. Me adentré en mi habitación, la cual quedaba al lado de la suya.

Decidí darme un baño y alejar mi cabeza de aquella escena que había visto en mi mente, para así, poder alejar todas esas extrañas sensación y ahogar a los sofocantes pensamientos con el agua de aquel lago artificial que se encontraba en mi habitación.

la tina comenzó a subir su volumen de agua mientras yo alistaba el pijama. Me desnudé y comencé a sumergir mi cuerpo en aquella burbuja, mi pierna enyesada colgaba del borde de la bañera, y mi mente comenzaba a aclarase, recordando aquel momento en el que nuestros alientos compactaron uno con el otro y nuestras miradas estaban completamente fijas pero perdidas. Pasé mi mano por mi cintura y fue como si el tacto de su palma aún estuviera ahí; no entendía por qué recordaba aquella situación, aquel hombre era un tanto descortés e indiferente conmigo.

Al salir de aquel relajante baño, me vestí y quise ir a ver una película con mi madrina. Así que, salí de mi habitación y me encontré con el recién hospedado en mí casa:

-¿te ayudo a bajar?- preguntó con cierto toque de burla y mal genio en su voz

-no- negué fríamente e intenté descender sosteniéndome del barandal, pero cuando iba a dar mi primer paso por poco resbalo

-espera aquí- dijo mientras se aproximaba a su habitación, para mi sorpresa salió en enseguida y con un par de muletas en sus manos, así que entregándomelas preguntó- ¿sabes usarlas?- pero negué con la cabeza, así que el continuó hablando- úsalas como tu apoyo; sostente de los mangos- dijo señalándolos- y luego, desplaza tu cuerpo hacia adelante- hice lo que él dijo y pude lograrlo

-gracias- susurré, luego lo miré a sus ojos y noté una diminuta pizca de dulzura- ¿de dónde las has sacado?- pregunté confusa, pues ciertamente nunca las había visto

-estaban debajo de la cama- dijo sin importancia

-¿y cómo las encontraste?- inquirí- bueno, solo pregunto, ¿Qué hacías buscando allí?- y todo rastro que creí ver en sus ojos desapareció y fue sustituido por una mirada opaca

-mi celular se cayó y cuando me incliné a recogerlo toqué un objeto metálico y dije "oh, wow, ¿Qué será esto?" bueno, eran las desdichadas muletas y luego pensé "esto podría servirle a la inepta que atropellé"- dijo sarcástico y enfadado

-no te estoy acusando de nada- dije un poco airada

-bueno, pues tus preguntas y sospechas me indican lo contrario

-¡chicos!, ¡deje de discutir y bajen a ver una película conmigo!, ¡sus voces resonando por la casa me dan jaqueca!- gritó mi madrina desde la planta baja de la casa

-¡en un momento bajamos!- grité y Dereck comenzó a bajar por la escalera dejándome atrás.

Me tardé unos minutos extras intentando no matarme mientras descendía de la escalera, y cuando llegué a la sala mi madrina se encontraba riendo plácidamente con Dereck en el sofá:

Encontrando Tu RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora