Cap. 2

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Avanzó, camino adelante, con la cabeza levantada y con la espalda bien derecha, parecía que caminaba con orgullo, como burlándose de todo el mundo.

Yo tenía 15 años y estaba sentada en el escalón de la entrada de mi puerta, dispuesta a no volver a entrar en mi casa , por una pelea previa que había tenido con mis padres por puros "caprichos" de adolescente me parece, era lo que siempre me decían. Miraba a la calle o a la nada, no lo sé, solo recuerdo que era una calle empinada y azotado por el viento, el lugar perfecto para los skaters, yo mientras tanto me sentía  tranquila y arrolladoramente en una calma infinita conmigo misma. El viento me echaba los cabellos hacía atrás y me hacía lagrimear los ojos. Fue entonces cuando descubrí el camión de mudanzas delante de la vieja casa, la que decían que estaba abanadonada , embrujada o habitada por asesinos criminales, no sé, solo que nadie entrababa , ni salía. Incluso en mis 15 años todavía no me atrevía a hacerlo.Me volví y -¡primer impacto! (directo a mi corazón)- lo vi, vi a Jimmy con su espalda de titanio, tan equilibrada yo entonces, cuando no era más que un chico de 16 años con zapatillas gastadas, pulseras con tachas y muñequeras y ... esos ojos, mi muerte, en su propia cara.

Nos conocimos dos semanas más tarde en la clase de quinto de la profesora Sonia y a partir de aquel momento -¡por favor , no puedo dejar de reir, mientras recuerdo todo esto!- nos convertimos en amigos del alma . La gente, nuestros compañeros y hasta los mismisimos profesores, juzgaban nuestra amistad, a un tiempo enfermiza y encantadora , una amistad que nos hacía inseparables  y que iba camino a convertirse en amor y obsesión adolescente y en las típicas citas puramente hormonales de secundaria. Todo el mundo esperaba que nos hiciésemos mayores. También nosotros. Los dos eramos alumnos brillantes , sobre todo yo, estudiantes por encima de la media , racionales, incluso ante un amor tan irracional como el nuestro. Entendíamos las diferencias.

Pues bueno, allí estabamos, teníamos 25 años, hacía 7 meses que estabamos casados y volvíamos al lugar donde, a los 17 y 18 años , nos dimos nuestro primer beso de verdad.

Nos habrímos paso a través de las ramas y las hierbas. Nos seguía como una estela el zumbido de mosquitos y otros insectos que se perdían en lo alto. Los árboles proyectaban largas sombras que una podía interpretar como quería , igual que cuando buscas un parecido a una nube o a una persona aburridamente normal.

Jimmy seguía avanzando, abriéndose paso de entre los pastos. Yo lo seguía o dos pasos de distancia , una posicíon que era todo un símbolo según lo veo ahora. Siempre creí que nada podría separarnos - nuestra historia lo probaba de manera irrefutable, ¿no?-, pero  ahora más que nunca soy consciente de que presntí que el origen del problema estaba en amarrar a Jimmy a mi lado.

Mi culpa.

Jimmy, al frente , se desvió en un ángulo recto al llegar a la gran roca con forma de corazón según nosotros. A la derecha estaba nuestro árbol. Sí allí estaban nuestra iniciales, grabadas en la corteza.

                                   J.L   +   A.W.

Y si, estaban rodeadas por un corazón. Debajo del corazón , trece rayas, testimonio de cada uno de los aniversarios de aquel primer beso.

                                                        

May Death Never Stop YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora