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            Álvaro revisó de arriba a abajo el armario de su habitación, buscando algo adecuado para su primera noche de trabajo para Héctor. <<Ponte algo con estilo. Que te haga parecer guapo, pero sin que parezcas un maricón>> le dijo Héctor tras aceptar trabajar para él. Tras un arduo proceso de búsqueda y selección, unas botas oscuras, un pantalón vaquero negro, un jersey veis de cuello alto y una chupa de cuero rojiza fueron su elección. Al mirarse en el espejo, descubrió con horror que el jersey había encogido. La curvatura de la pancha asomaba alegremente por debajo del jersey.

—¡Joder! —se quejó Álvaro espantado al mismo tiempo que estiraba el jersey y la tela cedía.

—¡¿De qué te extrañas?! ¡Desde que te tiraron del cuerpo has cogido peso! —le espetó su madre, que vio a su hijo probándose la ropa—. ¡Te has puesto como un cachalote!

—¡Gilipolleces!

—¿Gilipolleces? ¡Lo que tú digas! —dijo la madre de Álvaro—. A todo esto, ¿dónde demonios vas?

—Hoy empiezo nuevo curro, madre.

—¿Nuevo? No me habías dicho nada.

—Pues te lo digo ahora —Álvaro salió de su habitación y se dirigió al recibidor.

—¿De qué se trata?

—Mmmm... Seguridad privada —mintió Álvaro.

—¿Quieres decir segurata? ¿Cómo tu trabajo en ese pub al que ibas? ¡Pues menudo cambio!

—No, madre. Seguridad privada —Álvaro caminó hacía un repisa y de un cenicero cogió las llaves del Ford Orion—. Parecido a guardaespaldas.

—¿En serio? ¿Para algún político que yo conozca?

—No lo creo.

—¿Cómo conseguiste el trabajo?

—Luís me lo presentó.

—¿Luís el cojo? ¡Puff! ¡Mal asunto!

—Bueno, eso ya se verá esta noche —Álvaro se dirigió a la puerta de salida y tomó el manillar con la mano derecha—. Te quiero mama. No me esperes despierto.

—¡Ten cuidado con lo que hagas esta noche!

Álvaro subió a su viejo y destartalado Ford Orion, salió del pueblo y tomó la autovía de Ademuz en dirección Valencia. Condujo distraído, en piloto automático, ensimismado en sus pensamientos, pensando que esta podría ser su gran oportunidad para salir a flote de la situación en que se encontraba. Dejó atrás el centro comercial de Heron City y subiendo una cuesta, pasó por debajo de un gran cartel que señalaba la CV-35 y la entrada a Valencia. Tras alcanzar la cima, la ciudad apareció ante él. La antigua sede de la televisión autonómica; el palacio de congresos; el nuevo campo del Mestalla (y todavía en construcción); el viejo cauce del Turia...

<<¡Pling!>>

Álvaro alargó la mano hacia el asiento del copiloto y cogió su móvil. Vio un mensaje de whatsapp. Era de Carmelo.

<<Te envío la ubicación. Acude allí.>>

Álvaro pulsó sobre la pantalla y el GPS le indicó la dirección de un pub llamado Café Bali, cercano a la zona de Cánovas.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora