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            No sabía cuántos Gintonic, vodkas con limón, tercios y rayas de coca se había metido. Lo único que Álvaro sabía seguro, era que la fiesta no había hecho nada más que empezar.

—¡BEBE! ¡BEBE¡ ¡BEBE!

Álvaro agarró el chupito de Jaggermaister, se lo llevó a los labios y lo bebió de una sentada. Volteó el chupito, lo dejó sobre la mesa y levantó los brazos.

—¡Sí, joder, sí! —gritó Álvaro eufórico.

Juan, que estaba a su izquierda, le agarró la mano y proclamó.

—¡Saludar, al par de cabrones que robaron el Grito del Palleter!

Los presentes en la fiesta, gritaron y jalearon. Todos, amigos íntimos y subordinados de Héctor, aplaudieron a la pareja de moda.

—¡Visca els meus xiquets! —dijo Héctor desde el otro lado de la mesa y con una copa de vino en la mano—. ¡Ja estan fets tots uns homenassos!

—¡Ja, ja, ja! —rieron los amigos de Héctor.

<<¡Toc-Toc>>

Alguien llamó a las grandes puertas de la sala VIP del Imperial. Un hombre trajeado y de mirada acuosa, se acercó a las puertas y abrió una de ellas.

—¿Es aquí donde hay que servir las bandejas de ostras, los entrecots y los lechales? —preguntó un camarero.

—¡Si, sí! ¡Aquí mismo, chaval! ¡Pasa! —el hombre trajeado abrió la otra puerta y varios camareros entraron cargando la comanda. Se acercaron a la larga mesa y dejaron los platos.

Chema, que estaba sentado al lado de Héctor, cogió una ostra y la levantó en alto.

—¡Mirar! ¡Como esta ostra es la que nos vamos a comer esta noche en el puti Cleopatra!

—¡Como esa o más grande! ¡Ja, ja, ja! —dijo un hombre barrigudo y de barba.

—¡I després, a empotrar tota la nit! —añadió Chema.

—¡Chema, tómatelo con calma que ya tienes una edad! —dijo riéndose un chico moreno.

Chema se levantó, se llevó las manos a los huevos y tiró de ellos.

—¡Mira por donde me paso la edad!

—¡Si Chema quiere descargar esta noche, que descargue, que pago yo! —dijo Héctor—. ¡A él y a todos los presentes!

—¡Así se habla! —dijo Chema. Alzó una copa y todos le siguieron en el brindis.

Juan, se inclinó sobre Álvaro y preguntó.

—Voy un momento al baño. ¿Te vienes?

—Sí, te acompaño.

Los dos se levantaron de la mesa, salieron de la sala VIP y entraron en el cuarto de baño que había al fondo de la zona común. Juan se dirigió a un urinario y echó una meada. Mientras tanto, Álvaro se lavó la cara en el lavabo.

—¡Menuda fiesta ha montado don Héctor! —dijo Álvaro.

—Sí, están flipando con el éxito que hemos tenido —dijo Juan—. Por cierto, menudo personaje está hecho ese Chema.

—No me lo imagino esta noche tirándose a una de las putas del Cleopatra. ¡Puagh! ¡Qué visión tan horrible!

<<Zzzzuuuummm, Zzzzuuuummm>>

Álvaro sacó su móvil del bolsillo y encendió la pantalla. Tenía un mensaje de Lydia.

<<¡Enhorabuena por la misión! ¡Es imaginarte repartiendo estopa y escapando del Rusalka y me pongo cachonda! ¡Llámame cuando tengas un momento! ¡Muac!>>

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora