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Jungkook lo ve de nuevo en Buenos Aires. Con una breve mentira, Jungkook sugiere ir de compras por separado durante un tiempo, y Taehyung accede, separándose con una sonrisa y un beso en la mejilla de Jungkook. Inmediatamente después, Jungkook atrapa su atención. Está sentado en un banco a cierta distancia, mirando. Jungkook va hacia él y se sienta a su lado.

— Eres tú, ¿verdad? — dice finalmente Jungkook, en silencio.

Sabe que debería estar corriendo, llevando a Taehyung lejos, pero algo lo mantiene quieto. Se ve pequeño, ahora; infinitamente inferior que el fuego del infierno con el que estuvo en combate.

— Sí, soy yo. — es lo que dice el extraño, un poco débil. — Y ese es Taehyung. — Jungkook asiente. El labio del hombre tiembla. — Te besó. — dice el extraño con voz suave. No es una pregunta.

Jungkook traga saliva. El agente parece cansado, listo para darse por vencido, y Jungkook cree que podría estar empezando a entender todo. Cada instinto le dice que es su oportunidad de mentir; ahuyentarlo.

Nunca saber la verdad, pero mantener a Taehyung y a ti a salvo; felices en la oscuridad que han creado.

Es injusto, pero la justicia vence pese a todas las estrecheces.

— No recuerda nada. — dice Jungkook.

Los labios del hombre se separan, y recupera bruscamente la respiración.

— ¿Quién eres tú? - pregunta, sin nada de cáustica.

— Mi nombre es Jimin. — dice el hombre, y cierra los ojos. El corazón de Jungkook cae. — Soy su marido.

Jimin le da una dirección y desaparece en la multitud antes de que regrese Taehyung. Jungkook lo deja ir, para aparecer en su puerta dos días después. Jimin no parece sorprendido de verlo; lo deja entrar como un amigo, ofreciéndole calmadamente un asiento y un trago.

— ¿Quién eres?   —   Jungkook pregunta nuevamente cuando los dos están sentados.

En el sol de la tarde, Jimin se ve caído; con ángulos agudos y ojos oscuros. Él mira por la ventana con una paranoia que Jungkook apenas puede comenzar a entender, y se pasa una mano por el pelo.

— Mi nombre es Jimin. — dice, igual que antes. — Creo que, una vez, fui como tú.

— ¿Para quién trabajas?   —   pregunta Jungkook, mientras sigue rompiendo todas las reglas.

Ya renunció a saber la verdad antes de que Taehyung fuese dado de alta del hospital, pero ahora tiene delante a una figura sacada directamente de los sueños de Taehyung; y necesita saberlo. Jimin se detiene abruptamente. Algo le molesta. Cruza la habitación para cerrar las persianas. En la oscuridad, el silencio es, de alguna manera, más pronunciado.

— Para nadie. — dice. — Ya no.

Hay amargura revoloteando detrás de esas palabras. Jungkook tiene una mente brillante cuando se trata de la seguridad de Taehyung.

— Entonces, ¿por qué nos seguías?   — pregunta Jungkook, cruzando sus brazos alrededor de su pecho. Quiere parecer intimidante, pero parece más como si estuviera abrazándose a sí mismo. — ¿Por qué quieres hablar con Taehyung?

Jimin lo mira y, seguidamente, mira hacia atrás. — Ya te lo dije. — dice. — Él es... era... — una sombra pasa sobre su rostro. — Mi marido. — Jungkook traga.

— No te recuerda. — dice. Jimin hace una mueca, y sintiéndose culpable, Jungkook enmienda. —   No recuerda nada.

— Lo sé. — susurra Jimin. — Pensé que podría recordar si me veía, o eso esperaba, pero no recuerda nada. No pude soportarlo y hui. — ríe ásperamente. — No recuerda nada. — Jungkook se inclina hacia adelante.

our burned bridges » vkook [revision mode on]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora