7. Blue Reynolds

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  ─Déjame ver sí entendí─Kendall toma un sorbo de su bebida─, mi hermano y tú se besaron, se declararon su amor y ahora ni siquiera se miran─lo considera un segundo─, no suena a algo que ustedes harían, hay algo que no cuadra.

Me encojo de hombros e intento parecer indiferente, lo menos que quiero ahora mismo es que Kendall comience a sospechar que no le he dicho la verdad completa.

  ─Como sea, eso explica porque Eider parece un fantasma─Tanner me mira con la cabeza un poco ladeada─, no es que tu luzcas mucho mejor, la verdad.

A pesar de que no lo dice con mala intención, no puedo evitar removerme incomoda por sus palabras. Me es difícil mirarlos durante mucho tiempo a la cara, sé que ambos lo notan pero no lo mencionan y es algo que agradezco.

Todos parecen estar siendo especialmente amables conmigo hoy, incluso Markel─a quien le pedí que me dejara volver al trabajo porque no quería seguir en casa escondida bajo las cobijas─, me ayudó a llevar mis cosas hasta mi oficina cuando me vio batallando con algunos papeles en el estacionamiento.

Pero lo que más me sorprendió fue que Tanner llamó a su hermana menor para que los tres viniéramos a comer algo a Dominic's, aunque, según lo que dijo, no tenía nada que ver conmigo, era más bien que tenía hambre y sí los acompañaba, era más que seguro que le darían pizza gratis.

No lo dijo en serio, lo sé porque parecía demasiado preocupado y sus ojos no dejaban de analizarme, ese gesto me había parecido tan escalofriantemente similar al que Eider suele hacer cuando quiere saber lo que está ocurriendo, que creí por un momento que era él el que estaba de píe frente a mi.

Tuve que tomarme unos minutos para recordarme que no era así, pero lo que terminó por convencerme fueron sus ojos.

Tanner y Eider son muy parecidos entre si físicamente─diferenciándose solo en la estatura y en que Tanner tiene una sonrisa más infantil que la de su hermano mayor─, y, aunque sus ojos son del mismo color, siempre pude notar una pequeña diferencia entre ellos. Los de Eider tienen algo distinto, algo que no puedo explicar con exactitud, pero está ahí, puedo verlo.

  ─No lo entiendo, Liv─la castaña frunce el ceño─, ustedes no suelen pelear, mucho menos estar separados más de un día entero.

  ─No estamos peleados, sólo... demasiado ocupados, es todo─Tanner enarca una ceja con incredulidad─, nos hemos mandado mensajes estos días.

Sonrío levemente al recordar la conversación que mantuvimos durante esta semana que consistió, básicamente, en datos extraños de cosas sin relevancia, supongo que ninguno puede estar demasiado tiempo sin saber nada del otro y por eso buscamos excusas patéticas para seguir en contacto.

  ─Eider ha estado en nuestra casa encerrado su habitación, sale ocasionalmente para comer algo, pero es todo─mis cejas se levantan con sorpresa─, intentamos hablar con él, pero lo único que conseguimos es que arroje cosas a la puerta cuando intentamos abrirla─Kendall suspira─, sí fue él el que te rechazó, no tiene sentido que esté en casa deprimido.

  ─Me gustaría saber cómo arreglar esto, chicos, de verdad─digo con sinceridad─, pero no sé que es lo que debo hacer, no creo que...

  ─Tienen que hablar, les hará bien a los dos─Tanner me mira con la cara más seria que le he visto en toda su vida─, tus ojeras me dicen que no estás durmiendo bien, tampoco comes y estás demasiado distraída─aparto la mirada─, incluso Lina lo ha notado y está preocupada por ti... y yo también.

  ─No es que queramos presionarlos, Liv, pero ninguno de los dos hará nada al respecto si los dejamos resolverlo solos─mira a su hermano de reojo.

CulpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora