Le doy un sorbo a mi café y examino el rostro de los señores frente a mí.
Espero pacientemente mientras discuten y hacen anotaciones en el documento que les entregué momentos atrás.
─¿A qué se refiere esto de "ganancias repartidas en libros compartidos"?─el señor Craig me mira e intento sonreír amablemente.
─Verá, cuando nosotros obtenemos los derechos de distribución de un libro, tenemos derecho sobre las ganancias del mismo, ¿cierto?─ellos asienten─, el problema es que solo funciona dentro de nuestro país, lo que significa que si quisiéramos distribuir aquí en Inglaterra no nos sería posible-me detengo para darles tiempo a que procesen la información.
─¿Así que nosotros tramitamos los derechos aquí y repartimos las ganancias al final?─el señor Wittgenstein enarca una ceja.
─Si, esa es la idea, aunque funciona también en el sentido inverso hasta donde yo tengo entendido─los ojos de ambos vuelven a dirigirse a los papeles en sus manos.
No sé con exactitud cuanto tiempo ha pasado desde que comenzamos con este desayuno, me he abstenido de mirar mi reloj porque temo que puedan tomarlo a mal, de lo que si estoy segura es que estoy comenzando a cansarme, quizá debí dormir un poco más.
─Lo cierto, señorita Carson, es que hay algunas cosas que tendríamos que negociar aún, pero nos gustaría hacerlo con el señor Winship en persona, sin embargo─el señor Craig me mira con las comisuras de sus labios ligeramente levantadas─, permitame decirle que tiene un carisma terriblemente convincente, me gusta que sepa de lo que habla.
─Muchas gracias─intento controlar el rubor que siento comenzar a extenderse por mis mejillas─, es un honor para mí que piense de esa forma y me disculpo de nuevo porque el señor Winship no pudiera acompañarnos hoy.
─Está bien, suponemos que habrán sido causas de fuerza mayor lo que le impidieron asistir a nuestro encuentro─el señor Wittgenstein afloja su corbata y suspira mientras se quita los lentes y se masajea el puente de la nariz─, una vez aclarado todo esto, ¿podríamos dejar las formalidades? la verdad es que siempre he preferido algo más fuerte para el desayuno que una taza de té.
El señor Craig se ríe por las palabras de su compañero y asiente en señal de acuerdo guardando los documentos en su portafolio.
Le hacen una seña rara a uno de los meseros y cinco minutos más tarde regresa a nuestra mesa con un plato lleno de pequeños bizcochos de chocolate que huelen muy bien.
─¿No era que el doctor te había prohibido comer esto?─pregunta el señor craig cuando su amigo toma uno de los panes y le da una mordida.
─Por favor, Fred, tengo suficiente con mi esposa en casa─dice una vez pasa su bocado─, hace tres meses que no como nada de esto, dejame romper las reglas por una vez.
Sonrío divertida por la situación.
Ambos parecen ser muy cercanos, lo que me hace preguntarme desde que edad es que se conocen.
─Casi nacimos juntos─responde el señor Wittgenstein saboreando otro panecillo, al parecer he dejado que mis pensamientos escaparan de mis labios en algún momento─, nuestros padres fundaron la editorial hace muchos años, eran mejores amigos.
─Al igual que nosotros─completa el señor Craig─, pero ellos siempre fueron más... cuidadosos, y nosotros creemos que es hora de comenzar a arriesgarnos un poco más.
─Es la decisión correcta─tomo uno de los bizcochos y me lo llevo a la boca, son un poco más dulces de lo que me gustaría, igualmente están buenos─, verá que con esto las ganancias para ambas editoriales se incrementarán.

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Culpable
AksiElla apunta hacia mí y sé que no hay vuelta atrás, voy a morir. Seguramente debería pedirle un poco de piedad, quizá debería arrodillarme y rogarle para que no lo haga, pero mi orgullo se niega a hacerlo. Me mantengo de píe y me aseguro de mirarla...