Saludos y reconciliaciones.

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Llegué al instituto. Todos se saludaban, se abrazaban y se preguntaban qué tal había ido el verano. Se notaba la euforia de todo el mundo. Muchos de ellos habían estado todo el verano sin hablarse y ahora hacían como si fueran los mejores amigos. Me sentí culpable, yo había hecho lo mismo.

- ¡Pequeñaja!

Un grito me sobresaltó. Me giré y frente a mí estaba Izan, mi mejor amigo.

Era un chico muy guapo, tenía el pelo color castaño claro y unos ojos verdes oscuros. Era alto, con una sonrisa picarona y algunas pecas casi invisibles en las mejillas.

- Madre mía, no te había reconocido. Ahora entiendo porque has estado desaparecida durante todo el verano. Que por cierto... ¿dónde coño te habías metido? - Dijo riendo.

- Anda, dame un abrazo. - Le dije abriendo los brazos.

Estaba muy feliz de verle. No sabía si contarle todo lo que había pasado. Era difícil ocultarle algo tan importante a mi mejor amigo pero sentía que si lo contaba sería un ser indefenso y no quería sentirme así.

- Bueno, ¿dónde están los demás? - Le dije mirándole y soltando mis brazos de su espalda musculosa.

-Pues ni idea, supongo que habrán ido hacia el salón de actos. He oído que el director quería darnos la bienvenida como cada año, pensé que se cansaría pero ya veo que no... - Respondió riendo.- Oye, en serio, ¿dónde has estado?

-He estado desconectada, nada más. Venga, vamos a buscarles.

-Te he echado de menos, que lo sepas.

-Y yo a ti.

Por " los demás " me refería a nuestros amigos. Éramos un pequeño grupo compuesto por dos chicas y dos chicos. Uno de los chicos era Izan, y una de las chicas era yo, Sylvia. Nosotros llevábamos toda la vida siendo amigos. Nuestros padres se conocían y habíamos pasado la infancia yendo juntos a todas partes. Los demás eran Chris y Luna.

Los buscamos por todas partes. Todo estaba lleno de estudiantes perdidos o armando jaleo. Chris era también muy amigo mío aunque nuestra relación era algo difícil de entender. Nos pasábamos la vida enfadándonos y llevándonos la contraria. Era también alto, un poco más que Izan pero tenía el pelo negro y tenía un estilo algo "emo". Escuchábamos la misma música pero solo se nos notaba a Chris y a mí.

Luna era mi mejor amiga. Era un poco más alta que yo, lucía una melenita de color rubio oscuro y ojos verdosos. Siempre iba preciosa a todas partes. No era como yo. A mi me costaba la vida ponerme una falda pero aún siendo tan diferentes estábamos increíblemente unidas.

Después de un rato buscando los encontramos en la cafetería.

- ¡Chiqui! - Gritó Luna nada más verme tirándose hacia mis brazos. Le abracé riendo y besé su mejilla.-¡Tía qué cambio has dado! ¿Y este pelo? - Me dijo mirándome de arriba a abajo.

-Ahora se parece más a mí. Querría dejar de ser fea y pasarse al bando de los guapos. - Dijo Chris riendo y acercándose a mi. - Estás genial. - Dijo sonriéndome mientras Luna abrazaba a Izan.

- Hombre, gracias. Pero que quede claro: estoy mucho más guapa que tú. - Dije riendo guiñándole un ojo.

-Sí, sí... seguro.

-Oye, ¿dónde diablos te has metido este verano?

-Dice que ha estado desconectada.

-Y así ha sido. -Me defendí.

-Pues muy mal, no tienes que desconectar de tus amigos. Tienes suerte de que no te hayamos tirado del grupo. -Aquello me creó un nudo en el estómago.- Es bromaaa, boba.

Tras ellos vi a una chica que lucía un vestido tono lila, con el pelo recogido con una coleta. La reconocí al instante, era Emily. Una ex-amiga mía con la que discutí debido a un malentendido que nunca se solucionó. Para mi sorpresa, acompañaba a Chris y a Luna. Se acercó a nosotros y se dirigió a mí.

- Sylvia... Quería decirte que, bueno... Ha pasado mucho tiempo y me gustaría arreglar las...

La detuve antes de que dijera nada y asentí con la cabeza. No quería sacar temas del pasado.

-Emily ha estado acercándose mucho al grupito de Chris, nos sabía mal dejarla sola. -Me susurró Luna.

-No me importa, éramos amigas.

-Bueno, de todas formas no va a venir siempre con nosotros, se junta más con las del curso de Chris.

Agarré a todos y les empujé hacia el salón de actos evitando todas las preguntas que me hacían. Sabía que tarde o temprano tendría que dar explicaciones pero no estaba preparada. No quería mentirles pero tampoco podía ser sincera del todo.

-Venga, va, mover el culo.

-¿Para qué? ¿Para escuchar al viejo verde?

-¡Oye! ¡Que para mí es importante! -Puso voz grave.- Bienvenidos al nuevo curso, os vais a aburrir más que nunca pero espero que os comportéis y no me toquéis las narices. -Todos empezamos a reír con su imitación.

-Como te escuche la llevas clara.

-Ya he estado muchos días castigado... por uno más...

Odio a primera vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora