¿Necesitas ayuda?

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Megamo había llegado con Ayano y lo único que se digno a hacer fue ordenarle que lo siguiera, siendo abordado por todas las miradas sorprendidas de los estudiantes, mientras la joven pelinegra se preguntaba en que se había metido ahora.

El chico, de forma impasible, caminaba mirando al frente en un punto fijo, sin mirar a la chica, que por el lado contrario, miraba con insistencia a su acompañante.

Ayano: ¿Puedo saber por que te tengo que acompañar? —pregunto la chica con molestia en su voz, tenia cosas mas importantes que hacer que atender los caprichos de un niño mimado, como entregar su carta por ejemplo.

Megamo: No —hablo el chico con la voz mas cortante que pudo hacer. Mientras cerraba sus manos con fuerza, estaba algo impotente, pero no comprendía por que.

Ayano: Pff... —la chica se quejo rodando los ojos. Comprendió que no era el mejor momento para provocar a el contrario, se limito a cruzar los brazos mirando hacia los lados, analizando los pasillos por los que pasaba.

Mientras mas caminaban, mas reconocía los pasillos. Pero, aun no sabia a donde se dirigían, eran varias las posibilidades, pero terminaron llegando a la enfermería.

El peliblando se giro hacia la chica mirándola con superioridad, haciendo uso de su mucho mayor altura.

Megamo: Que atiendan los raspones de tus manos y rodillas, luego ve al salón del consejo estudiantil —dijo con total seguridad. Comenzó a caminar lentamente hasta perderse en el pasillo.

Ayano: Bien... (?) —dijo la chica confundida. Entro en la enfermería mirando al rededor, notando la presencia de un enfermero, y no la mujer que siempre estaba ahí. -Eh... ¿Hola? 

¿?: Oh, hola, pasa -el enfermero se giro hacia la chica, pues estaba organizando unas cosas en las repisas con los medicamentos. -Dime que te sucede. 

Ayano: Esta bien

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Ayano: Esta bien... -dijo la chica con simpleza. Camino hasta la camilla donde la enfermera siempre atendía a los estudiantes y se sentó ahí. -Tengo algunos rasguños en las manos y las rodillas, me caí camino al instituto.

Mujo: Muy bien -el joven tomo del armario, algodón, alcohol, vendas y benditas. Camino hacia la chica y se sentó en el banquillo que estaba frente ala camilla, dejo las cosas en la mesa de al lado y miro a la chica. -Por cierto... Me llamo Kina Mujo -tomo el algodón y lo lleno de alcohol. 

Ayano: Yo soy Aishi Ayano... -miro a el chico a los ojos. Las acciones que hacia, le parecian fluidas y delicadas, como las de alguien que tratase con una bella y exótica flor que no quiere dañar.

Mujo: Es un bello nombre...

Ayano: Muchas gracias... -la chica sonrió de forma amplia, al sentir el alcohol sobre sus raspones cerro sus ojos con fuerza pues la sensación era dolorosa.

Mujo: Lamento si te duele, pero tengo que limpiar la herida antes de curarla... -miro a la chica de forma suplicante con una sonrisa compasiva, ella solo se quedo en silencio.

Después de un rato, el enfermero había terminado de curar las heridas de la pequeña joven. Ambos habían congeniado bien mientras estaban juntos, por lo que prometieron seguir hablando, extrañamente la chica comenzaba a volverse mas sociable.

Al salir de la enfermería, la pelinegra comenzó a caminar hacia el salón del consejo estudiantil, donde Megamo la había citado. Cuando se encontraba frente a la puerta toco tres veces y escucho un "pase" desde dentro. Abrió la puerta y describió un salón completamente diferente al resto.

Había una sección de mesas unidas, eran rectangulares, formaban una especie de "n" minúscula. Frente a cada una de las mesas habían dos sillas de madera con cojines insertados. pero la del centro solo tenía una silla, la cual era de una especie de sofá con los cojines cubiertos de una tela blanca aparentemente muy suave.

La mirada de Ayano se dirigió a las paredes, la que se encontraba detrás de las mesas tenia unos ventanales de media pared hechos con un vidrio polarizado. En las parece de los lados de las mesas se encontraban estanterías cubriéndolas por completo, cada realiza estaba llena de libros y folios con registros seguramente del instituto.

Rodeo el lugar con la vista, llegando finalmente a Megamo que estaba con su espalda recostada en la pared al lado de la puerta, con sus cerrados y sus brazos cruzados, mientras uno de sus pies tenia la suela del zapato pegada a pared.

Megamo: Veo que sabes seguir ordenes... Aishi -su voz sonaba mas grave de lo normal, casi parecía que la estaba forzando a sonar así. Abrió lentamente sus ojos mirando de reojo a la chica.

Ayano: No consideró que ir contra las reglas sea la mejor forma de probar la existencia de una rebelión... -puso una de sus manos sobre su caderas, sus ojos se cerraron levemente para hacer su vista mas aguda.
Megamo: las palabras de la chica la sacaron de su zona de conford, sus ojos se abrieron por completo al igual que su boca formaba una pequeña "o" con sus labios. Aclaro su garganta para retomar su postura dominante. -¿Como haces una rebelión sin romper las reglas?

Ayano: sonrió de forma ladina mientras inclinaba un poco su cabeza. -Usando las reglas... para romper a los creadores de las mismas... -su voz era segura y completamente firme. Su ego estaba por los cielos.

Megamo: Eso es... -intento buscar una objeción ante su respuesta, pero no encontró ninguna. Precioso su mandíbula inconforme con su falta de ingenio. —Tsk... ¿como lo haces?

Ayano: ¿Que cosa? —pregunto de forma ingenua.

Megamo: Encontrar la forma de voltear una situación con tanta facilidad... es... como si estuvieras dos pasos delante de todo el mundo y ninguno logra seguirte —se paro de forma correcta y se puso frente a la chica.

Ayano: No volteo nada, Saiko. Lo único que hago es hablar con lo que yo creo y vivo, no con los relatos de otros... —lo miro a los ojos con intensidad. —Isaac Newton afirmo que todo lo que sube tiene que bajar, pero raras veces he visto a alguien tocar la gloria y luego caer en la desgracia...

Megamo: Eso no tiene sentido —rio levemente mirando hacia un lado. Regreso su atención a la chica con diversión en su mirada. —¿Tienes algún ejemplo?

Ayano: Claro que si... varios en realidad —su expresión paso de ser una totalmente pasiva a una implacable. —Nicolas Maduro, dictador en Venezuela. La mayoría de papas de Roma, e incluso tu.

Megamo: ¿Yo? —su voz no puedo sonar mas confusa. —De verdad estas loca...

Fuera de lo común [Ayano Aishi x Male Rivals] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora