Alba Brooke

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La vida era tan dura como alternativa. La vida podía cambiar sin darte cuenta, puede darte una patada o puede acogerte en su seno. La vida puede sorprenderte de la manera más desagradable o puede irte bien sin esfuerzo ninguno. La vida puede ser buena contigo, o ser una hija de puta. La vida. El tiempo. Los hechos. Los sentimientos.

Hace tres años que mi vida cambió por completo. Yo no elegí mi destino, yo no elegí a dedo que mi destino fuera tan horrendo como una persona no se puede imaginar. Solamente recuerdo estar del brazo de mi prometido, sonriente, feliz. El recuerdo más vivo que tengo, es lo mucho que amaba a ese hombre por encima de todos los hombres existentes del mundo. Era el único capaz de hacerme avivar la llama, de hacerme temblar las piernas, era el mejor en la cama, en amarme, en cuidarme. Y estaba tan enamorada de él que quizá, por eso y muchas cosas más, no nos dimos cuenta lo que aquella noche iba a suceder. No nos dimos cuenta de que alguien puso una bomba en la escalera principal y todo estalló por los aires. Recuerdo tantas cosas dispersas en mi mente, que todas acaban con los gritos de Robert, una luz profanando mi visión y un pitido.

Cuando me desperté en aquel hospital de aquel sitio desconocido, no recordaba nada. Pérdida de memoria a corto plazo, según el doctor eso es lo que tenía y no lograron que recordara nada al cabo de los seis meses. Desde entonces, cuando me dieron el alta, trabajé en aquel pequeño pueblo que me habían llevado muy, muy lejos de la ciudad y me cuidaron una familia bastante agradable que me trataron como su hija. Yo no recordaba a mis padres, no recordaba si tenía hermanos, no sabía quien era y a penas podía recordar mi nombre. Pero poco a poco pude ir recordando, y aunque tardé dos años en adivinar cómo era mi vida antes del accidente, ahora lo recordaba todo a la perfección. Y era por eso que tenía en mi cabeza un objetivo que nadie podía evitar.

Y sí, había dicho que recordé a los dos años, porque cuando me acordé de que tenía un novio increíble y que mi vida era increíble en sí, me dio miedo volver. Me dio miedo a ser rechazada, a que me echara cosas en cara... o peor, que él también estuviera muerto. Pero no. Semanas después, investigando por internet, me di cuenta de que Robert ya no estaba solo, sino que compartía su vida con una chica de cara bastante dulce y de cuerpo increíble. Sí, podía ser que en mi corazón se quebrara algo cuando lo vi, pero era algo entendible. Yo había muerto para él, y aunque me dolía en el fondo no volver, también me dolía en el fondo de mi corazón el hecho de que él no regresara ni a buscarme, ni para enterrarme, ni para darme una muerte digna. Y eso era el clavo que tenía en mi corazón, eso era lo que me echó para atrás cuando recuperé la memoria y solamente me dediqué a prepararme como el cuerpo de policía para ser una espía genial. Así estuve un año por completo, con una dieta muy dura, con unos ejercicios más duros aún y, a los siete meses, ya era considerada la mejor luchadora del pueblo.

La familia que me había acogido, los Gómez, estaban muy orgullosos de que yo hubiera avanzado tan bien, que hubiera recuperado la memoria tan pronto y, por encima de todo, me despidieron entre lágrimas cuando les comuniqué que me iría a la ciudad, que mi destino era estar ahí y sabía que tenía que enterrar mi pasado de la mejor manera. ¿Qué si me arriesgaba a que Robert y yo nos volviéramos a encontrar? Sí. ¿Y me importaría? En absoluto.

Alba Brooke ya no era la misma que hace tres años. Y no iba a volver a serlo.

(...)

Mis caderas se movían mientras andaba al centro del edificio. Una sonrisa se amplió en mis labios rojos pasión cuando vi en la entrada al hombre que me estaba esperando, y éste, se giró y me cogió de la mano para depositar un beso en ella.

Señorita Brooke —Dice contento. Yo le sonrío amablemente.

 Yo le sonrío amablemente

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Back to you - Robert Downey JrWhere stories live. Discover now