Jungkook soltó un gruñido leve y volteó para esconderse en el pecho de Jimin, quien adormilado pasó un brazo por sus hombros. Taehyung se apegó a la espalda del menor y apretó los ojos. El ruido continuaba, el pequeño despertador corría alrededor de la habitación, rasguñando el cobertor que colgaba, dando saltitos para llamar la atención de sus humanos.
Se turnaban en las mañanas para atender las necesidades del hijo en cuatro patitas. El mayor lo hizo el día anterior y ahora se descartaba, balbuceando entre el sueño-vigilia "yo no, yo no".
—Es tu turno —Jungkook murmuró empujando a Taehyung.
—Es el tuyo.
—Tae-Tae, ve a darle de comer a Tannie —pidió Jimin sin abrir los ojos.
El chico aludido emitió un quejido antes de poner los pies fuera de la cama. ¿A quién le gustaba levantarse temprano un domingo? Al menos a él no.
El pequeño Yeontan daba brincos arañando sus piernas, debía caminar con cuidado para evitar pisarlo o tropezar. Tomó el platito del perro y torpemente vertió el alimento desparramando algunos granitos por el suelo.
Rascó su nuca y arrastró los pies a su tierra prohibida. Dio un vistazo intruso a la alacena y cogió una caja de cereales de colores. Con la otra mano libre tomó al cachorro cuando dejó de comer y regresó a la cama.
Yeontan trepó por el cuerpo de Jungkook hasta llegar a su cara, despertándolo con lamidas cortitas. El castaño se quejó y escondió su rostro en el mayor nuevamente. El perrito no tardó en buscar a Jimin para equilibrar la repartición de amor matutina.
—Tae, ¿por qué lo subiste a la cama? —Jungkook preguntó con la voz áspera por el cansancio.
—Porque estaba muy solito —respondió metiendo la mano a la caja de cereal.
Jimin tenía un mejor despertar, no sufría por las mañanas y rebosaba energía. No pudo resistir la ternura de la bestia peluda en miniatura que rompió uno de sus calcetines favoritos el día anterior y estiró los brazos para acunarlo entre ellos, rascando sus orejas. Hablando con voz aguda y suavecita para elogiar los encantos de Yeontan.
—Menos mal no nos hablas así —rio el menor del trío.
—Tampoco lo haría —se sonrojó. Sus dosis de dulzura eran casi ilimitadas. El límite lo ponía muchas veces las burlas de Jungkook. "Tan cursi, Jiminnie".
—A mí puedes hablarme así —sonrió Taehyung.
—También te reirías de mí.
—Ya nos reímos porque le hablas así a Tannie —dijo sincero, sacando otro puñado de cereales.
—Nos reímos muchas veces de ti, pero con cariño.
—No trates de arreglarlo, Jungkook —fingió sentirse ofendido—. Mis novios me hacen bullying.
—Tu novio acaba de traer desayuno balanceado para los tres —tendió la caja de cereales a Kookie que estaba al medio.
—Eso no es un desayuno, menos aún balanceado —rezongó Jimin, conteniéndose de agregar a la lista de quejas que estaba ensuciando las sábanas con migas multicolor.
—¿Cómo que no? Son cereales y tienen formas y sabores a frutas.
Jimin se convencía que venía recién despertando como para iniciar el día con protestas. Es decir, lógicamente de frutas apenas tenían la forma, del sabor nada y valor nutricional menos; pero no valía la pena remarcar esa obviedad. Apretó los labios cuando Jungkook sacó cereales y algunos cayeron. Yeontan no perdió la oportunidad de saltar de sus brazos y atacar la comida desperdiciada.
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Tres No Son Multitud [Vkookmin]
FanfictionJungkook, Jimin y Taehyung tienen claridad sobre tres cosas: Primero que los límites de la amistad son difusos, permeables, flexibles y compatibles con más formas de amor. Segundo que te puede gustar más de una persona. Tercero: puedes estar con...