Las promesas no siempre se cumplen

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El beso se volvió fogoso en cuestión de segundos. Ron me deseaba tanto o más que yo a él, y mantener sus manos lejos de mi cuerpo requería un control sobre sí mismo del que carecía completamente.

Ni bien Aparecimos en mi casa, mi espalda chocó con la pared y su boca se enredó en una pelea brusca con la mía.

Una pelea que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder por nada del mundo.

Dejé caer mi bolso y comencé a luchar con el uniforme de auror de Ron. Quería quitarlo de entre mi cuerpo y el suyo.

Él me rodeó con sus fuertes brazos y me cargó hasta mi habitación.

Jadeé mientras tiraba de su chaqueta para arrojarla a un lado y luego hacía lo mismo con sus pantalones.

Él arrancó el saco y la corbata de mí, haciendo lo mismo con mi falda y mis zapatos.

Entró al baño y luego a la ducha, cerrando la cortina.

Apenas podía pensar con su boca sobre la mía, no lograba concentrarme en nada que no fuera su perfume increíblemente masculino y seductor.

Acaricié su espalda desnuda mientras él abría la llave del agua. Mi camisa se empapó, pero no me importó.

Él buscó el broche de mi sujetador y lo abrió, tratando de quitarlo sin deshacerse de la camisa. Al no poder hacerlo, tiró bruscamente de él hasta que se rompieron las tiras y lo arrojó lejos. Me separé de su boca para protestar.

-Me debes un sujetador nuevo.

-Lo agregaré a todos los que he roto.-Respondió mirándome fijamente.

Sus ojos irradiaban lujuria y deseo. Lo besé otra vez y jadeé.

Sabía a lo que Ron se refería. Cuando salíamos juntos, jamás lograba reunir la paciencia necesaria para quitarme cuidadosamente la ropa, sobre todo cuando usaba una pieza de lencería provocativa. Entonces hacía algo similar a lo que acababa de hacer. O bien la rompía o simplemente usaba magia para desgarrarla.

Pero jamás me había hecho daño y eso era suficiente para perdonarle la compra de cuatro o cinco conjuntos al mes. Sobre todo porque en ocasiones él los escogía o los pagaba.

-Hermione, me enloqueces. Te deseo... Te necesito.

Mi estómago sintió un cosquilleo mientras él me miraba fijamente. Sus ojos reflejando todo lo que quería hacer conmigo. Sabía que la noche acabaría antes de llegar a hacer siquiera un cuarto.

-Me necesitas...

Acaricié su pecho. Él me miró, dejando que sus ojos observaran mis senos casi expuestos, bajo la camisa mojada.

-Sí.-Gimió contra mi boca.

Sonreí y acaricié su espalda descubierta, bajando lentamente su ropa interior.

Estaba desnudo. Besé su cuello con lentitud. Apoyé mis pies en el suelo frío de la ducha y lo abracé contra mí.

Ron se deshizo de mi ropa interior y tomó mi cadera con firmeza, levantándome y aprisionándome contra la pared, decidido a hacerme suya bajo el agua que caía, sobre los deliciosos azulejos de la ducha.

Separé las piernas y lo miré a los ojos.

-El hechizo de protección.-Dijo de repente, mirando a nuestro alrededor en busca de una varita.

La mía estaba en mi bolso, en la sala.

Sus ojos azules recorrieron todo el baño, incluyéndome, en busca de la suya. Al detenerse en mi cuerpo, abrí los primeros botones de la camisa con expresión seductora, insinuando una buena parte de mis senos.

Idiota pelirrojo [Romione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora