CAPÍTULO FINAL (1° PARTE)

1.6K 111 43
                                    

El sonido de tu voz me corrompe. Mis oídos están rotos, todo mi cuerpo está roto y me desvanezco hasta llegar al suelo como un montoncito de cristales.

—Pansy... ¿te sientes bien?

Sí, definitivamente estoy rota; en el suelo, tan pálida como una tiza, con la piel fría y húmeda moviendo mi boca sin poder decir una sola palabra. Esto no puede estar pasando. No puede...

—¿Estás bien? —me vuelves a preguntar, fijando tus verdísimos ojos en mi espantosa figura. ¿Cómo me haces semejante pregunta?

—Sí, estoy bien —miento con un hilo de voz. Llevo una de mis manos a mi cara y luego retiro con premura la túnica que cubre mis brazos para confirmar si lo que tanto temía era realidad, efectivamente no fue un sueño: toda mi piel está escrita y no sólo eso, todo lo escrito me ha delatado. Tu nombre está por todos lados y junto a él dos palabras que me hacen sentir jodidamente ridícula: «te odio».

¿Cómo carajo voy a hacer para justificarme?

Es decir, lo único que puedes leer es que te odio, pero si lo piensas al cabo de unos minutos te vas a dar cuenta; tanto odio no puede ser tal.

Eres inteligente, lo sé; por eso sólo tengo dos caminos posibles: esperar a que me preguntes qué siento y decirte la verdad o lanzarte un «obliviate» para evitar que recuerdes que sabes la verdad y ya que estoy también debería lanzarme uno a mí misma, porque después de todo, yo no quiero recordar que te hice daño.

—¿Puedes levantarte? —Asiento en respuesta a tu pregunta—. ¿Qué te sucedió? —extiendes tu mano para ayudarme a levantarme y me observas esperando a que te conteste.

—Creo que fue un efecto secundario de la poción —justifico hoscamente.

Entrecierras tus ojos al oírme decir aquello y luego sonríes; pareciera que de repente recordaste algo bastante gracioso, pues me sigues mirando y riendo como si yo también lo supiera y esperaras que me riera. Y de pronto lo recuerdo.

—¿Todavía sigues leyendo «Te odio, Potter» en todos lados? —increpo con algo de fastidio.

—Sí, y como te dije antes, ya lo sé, así que no tienes que preocuparte —musitas. Te acercas un par de pasos, tus ojos rutilan con la luz del sol que se asoma por la ventana, tus iris se vuelven más claros y tu piel se transparenta. Te ves odiosamente hermoso—. Y, ¿hace cuánto que me odias?

La pregunta me descoloca, pero pronto comprendo que sucedió lo que tanto temía: te diste cuenta de la verdad. Por eso estás tan cerca, mofándote de mí con una actitud tan arrogante que me hace recordar a Draco en sus mejores días.

—¡Aléjate, Potter! Tampoco te creas tan importante —te digo con bastante orgullo en la voz.

—¿Ah, no? Pues tu piel parece decirme lo contrario.

Mi reflejo en tus anteojos está más nítido y puedo ver claramente cada palabra que hay en mi rostro. ¿Para qué seguir negándolo? Me gustas y me muero por besarte, debería dudar en confesarlo, pero ya estoy demasiado expuesta, ¡qué diablos!

Sin dejar pasar un minuto más, rodeo tu cuello con mis brazos y atraigo tu rostro hacia mí; mis labios apenas están rozando los tuyos y una suave electricidad le hace cosquillas a mis huesos. Tus brazos se ciñen alrededor de mi cintura, me miras un instante aturdido, pero luego me atraes hacia ti con toda naturalidad y correspondes a mi beso.

Tus labios tienen una dulzura inexplicable como si acabaras de beber jugo de calabaza; tus manos, sin embargo, son tan calientes como un trago de whisky de fuego. Mi garganta exhala un gemido ronco a causa de mi excitación. No lo esperaba, no podía imaginar que este día acabaría así. Lo imaginé cientos de veces, pero jamás de los jamases creí que tu me besarías y acariciarías como lo haces en este momento.

«Odio» 2da parte - FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora