Capítulo 7

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Llevábamos quince minutos en la enfermería, sentados en una de las camas, tan pegados que nuestras rodillas se rozaban de vez en cuando. Harry aplicaba con cuidado y delicadeza un poco de díctamo sobre mis dedos inflamados. Había estado hablando mucho desde que habíamos llegado, le pidió a la señora Pomfrey el díctamo y se dedicó a contarme que siempre, luego de cada partido de Quidditch, tenía que ir a la enfermería a aplicarse un poco en el rostro y las manos para aliviar la irritación que le producían las antiparras y el roce de los guantes.

Quizás él no se percató en ese momento que estaba absorta escuchando cada palabra que decía y, que a pesar de que aún no sabía el motivo por el que fue a buscarme a las cocinas, no creía que fuera solamente para aplicarme díctamo y charlar de Quidditch.

Mis manos comenzaron a sentir alivio y mis dedos se veían normales otra vez. Miré cada movimiento que hacía con atención, pero no me animé a preguntarle nada. Estaba embobada al tenerlo tan cerca de mí y además tenía temor de lo que pudiera decirme, así que, me mantuve en silencio, debatiéndome en mi interior si hablarle o salir corriendo.

—¿Estás bien? ¿Te sientes mejor?

—Sí, gracias... —respondí con un hilo de voz.

—Siento mucho que te hayan castigado enviándote a las cocinas —me dijo de pronto y quedé paralizada por la sorpresa—. Yo... lo vi todo, Pansy.

«De acuerdo, no me esperaba eso.»

—¡Oh!

—Imagino que te te esperabas escuchar eso —repite mis pensamientos luego de oír mi reacción—. Lo vi todo desde el aire. Cuando acabó el partido, fui a saludarte, pero vi que te habías ido, entonces te busqué con mi escoba desde el aire y fue cuando vi todo lo que sucedió.

—¿Qué? ¿Cómo sabías que era yo?

—Reconocí a tu lechuzo, Loic estaba sobrevolando encima de ti todo el tiempo. Imagino que escapó de la lechucería y te reconoció y gracias a él me di cuenta que estabas en las gradas —me explicó mientras yo trataba de no dejar caer mi mandíbula por la impresión—. Por cierto, no sabía que te gustaba el Quidditch.

—Yo... eh... solo pasaba por allí y... me quedé a ver el partido —me excusé, improvisadamente, riendo como una idiota.

—¡Qué bien! Me gustó verte allí. Nunca nadie me alentó tanto para atrapar la snitch. Y jamás pensé que justamente tú te sabrías todos los cánticos del equipo de Gryffindor.

—¡Ah, sí! En realidad, tengo buena memoria, yo... yo los aprendí rápido.

«¡Por las barbas de Merlín! Si alguien hubiera hecho una competencia de "Las mentiras más estúpidas de la historia dichas en los momentos más incómodos", juro que hubiera ganado todos los premios con una amplia ventaja.»

—Espero verte más seguido por allí entonces —rio mientras yo trataba de no arrancarme los labios que no paraba de morderme por los nervios—. Respecto a Ginny... —Justo el nombre que no quería escuchar—. Gracias a lo que hiciste pude ver lo que estaba sucediendo allí abajo.

—Lo siento mucho, Potter. Seguramente estarás molesto conmigo, pero ella se lo mere...

—No, no estoy molesto contigo, Pansy —me interrumpió con una voz calmada y muy suave—, estoy molesto con ella. No creí que sería capaz de engañarme con Corner, creí que ellos habían terminado antes de que nosotros... Bueno, en fin, ver todo eso fue un golpe bajo...

«Qué ganas tengo de lanzarme sobre ti y abrazarte, Potter. No quiero que sufras por ella. No soporto verte mal.»

—... pero ya tendrá tiempo de arrepentirse. Ya no somos novios, así que, puede hacer lo que quiera con quien quiera de ahora en adelante.

«Odio» 2da parte - FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora