Dangerous Game

Dangerous

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Al caer el velo oscuro de la noche, una suave brisa invernal se coló por su ventana, moviendo las cortinas, las sombras de los arboles proyectadas en la tela casi transparente.

Aquella tarde había sido radiante, el sol salió de su escondite evaporando el agua que había quedado de la lluvia que cayó durante la mañana y aquella noche parecía ser una noche helada, tal vez algo de nieve. Tener una chimenea en casa sonaba como una idea tentadora para muchos, en aquel momento.

El muchacho del pelo castaño se encontraba durmiendo plácidamente en su espaciosa cama, en aquella habitación tan solitaria como de costumbre.

Pero fue cuando una ventisca helada azotó con fuerza el cristal que se digno en abrir los ojos, dejando atrás todo sueño, toda imagen onírica y toda experiencia por la que pudo haber estado pasando durante su sueño.

Miró a su alrededor, algo cansado, tratando de mirar más allá en medio de la infinita oscuridad de su habitación. Pero no había nada, o al menos eso parecía.

Unos destellos claros llamaron su atención, al borde del marco de madera del ventanal, extrañas formas asimétricas tomaban forma, desde espirales hasta pequeñas figuras geométricas que parecían hechas de cristal o de hielo, el vivo color celeste que tomaban cuando aparecían se iba opacando y transformando en un tono que pasaba por el turquesa y hasta morado hasta quedar totalmente azul a medida que el extraño suceso parecía expandirse y tomar forma dejando marcada cierta parte de la pared, el marco y cristal de la ventana.

¡Era como ser testigo del proceso de  creación de una preciosa obra de arte!

Una vez más aquella ventisca helada inundó la habitación, el menor quien se había acomodado en su lugar, manteniendo su peso sobre sus codos, se vio en la necesidad de protegerse del helado viento, una suave brisa helada golpeó contra su mejilla, no podía ser un sueño, todo se sentía tan real.

De en medio de la oscuridad una silueta tomó forma, una misteriosa mano salió de entre las sombras, era un humano, o al menos eso parecía. Aquel "hombre" había extendido su mano hasta el rostro del castaño para acariciar su mejilla con ternura. Extrañamente aquel suceso no despertaba ninguna emoción negativa en el menor, no tenía miedo, por alguna razón se sentía como algo bueno.

Aquella mano se deslizó por su mejilla con delicadeza hasta llegar a su barbilla, sujetándolo por el mentón, no supo por qué hasta que se encontró con un par de iris dorados, unos ojos llameantes y llenos de vida, era como si su alma estuviera hecha de fuego, de fuego ardiente y vivo.

Se perdió en el encanto de ese hermoso par de ojos, para luego distinguir aquel rostro con mayor claridad, se trataba de un hombre, tenía que ser un ser humano sumamente bello, de tez blanca y facciones finas, su rostro era simétrico, parecía ser el molde de una figura humana perfectamente diseñada, era como tener una obra de arte delante suyo.