Bueno, simplemente era injusto que esperaran más, pero me volví a bloquear así que solo publique la primera parte del capitulo, pienso nombrar los capitulos en algún momento, así que probé ponerle un nombre a este.
Cuando publique la otra parte la dejaré separada por una semana y luego dejare este como el capitulo 5 completo. Ojalá me perdonen y lo disfruten.
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Ya amanecía y Sirena era feliz de haber vuelto a salir del hospital, aunque seguía sintiéndose inútil, saco la cuchilla y la acarició con miedo tratando de decirse que los últimos dos días habían sido una pesadilla, lamentablemente todo era real, tan real como los gritos de la señora Anng'r o como se le escapó por accidente a Francisco: "La señora Angry"
—¡¡Se te quemó ese pedazo del queque, inepta descerebrada!! ¡¡Todos en esta casa son un montón de amebas con forma humana!!
Sirena miró la hora 7:13 am, quería poder pararse e irse de allí, desde que esa mujer llegó nada era tranquilo, aún recordaba la noche anterior cuando Francisco empujó sonriendo la silla de ruedas a la mansión y esa mujer sin explicación alguna empezó a gritarles en la puerta qué cómo eran tan desconsiderados para no recibirla como merecía ¿Qué acaso esperaba llegar sin avisar y que le tuvieran una alfombra roja? Luego de retarlos le quitó la silla de ruedas a Francisco y con ella aún sentada la empujó con fuerza hasta el centro de la calle diciendo que les hacía un favor a ambos, y que ella era una maldita muerta de hambre que solo se aprovechaba de la hospitalidad de los Durbett. El guardaespaldas de Francisco corrió como loco a sacarla de allí.
No pudo evitar reír mientras recordaba la explicación de Francisco sobre ese guardaespaldas de piel negra.
—Debiste quedarte despierta luego de que te lanzarán del auto, te perdiste a Bolty —Le había dicho el heredero Durbet mientras ella estaba en observación en el hospital, la joven entonces rodó los ojos—. Hablo en serio, fue espectacular: Mientras te sostenía en mis brazos una mancha negra apareció en el horizonte, corriendo a toda velocidad tras de nosotros, cargando tu silla de ruedas y nos alcanzó casi de inmediato ¡Imagínate! Este hombre grandote, de piel y ropa negra corriendo con una silla de ruedas en brazos. Pero me he dado cuenta de que tener un guardaespaldas tan elegante es mala idea, el pobre sudaba como si estuviera en un sauna.
Bolty, como lo llamaban los sirvientes y luego a veces Francisco era un hombre de gran musculatura, muy rápido y tranquilo. El día en el hospital Francisco había ido a visitarla y le había contado muchas cosas, en su mayoría sobre ese guardaespaldas y como lo había contratado o por qué le decían Bolty o hermano perdido de Bolt. Sirena rememoraba aquel instante feliz cuando de golpe la señora Anng'r abrió la puerta.
—¡¡Vete, maldita pordiosera!!
Los sirvientes llegaron corriendo a tratar de calmar a la mujer, y aparatarla de Sirena antes de que la echará para afuera o la lastimara, incluso Francisco terminó llegando por el griterío y cuando vio la escena se llevó a la escandalosa a otro lugar para distraerla. Un sirviente por su parte dejo a Sirena en la silla de ruedas y la bajo al patio, luego de darle una vuelta la dejó en el jardín y entró a hacer sus deberes.
La brisa de la mañana era suave y húmeda, como si el viento fuera vestido con el rocío, las hojas de mecían con una armonía que parecía eterna, las flores inundaban el aire y la vista, tal vez Anng'r realmente la había matado, porque ese jardín era como ella siempre creyó el paraíso, aunque faltaba el palacio de enredaderas. De pronto la fantasía fue rota por el chillidos de un gorrión en un árbol cercano, Sirena giro las ruedas hasta llegar al origen del sonido y se encontró con una criatura con apenas plumas que piaba a llantos por haberse caído del nido; se trato de agachar pero no logró alcanzarlo por más que estirará su mano, siguió intentando y entre más trataba su frustración más crecía, no importaba cuanto esfuerzo hiciera era una posibilidad fuera de su alcance, de golpe su silla se fue hacia adelante y temió lo peor, el mundo y su corazón se detuvieron un instante en agónico silencio; el polluelo chilló aun deseando volver a su nido y para ella fue como recuperar el ritmo de su corazón. Retrocedió la silla bastante cuidando de no aplastarlo, entonces tomó la decisión de lanzarse al suelo para agarrarlo pero cuando iba a hacerlo una mano firme la detuvo y antes de que se alcanzará a dar vuelta alguien llamó su atención, era un chica de cabellos rubios y ropa causal pero de calidad que se agacha a recoger el pajarito con guantes quirúrgicos puestos y antes de poder decir algo la persona que la sujetaba le puso guantes a ella. La mujer rubia se dio vuelta y le dio una sonrisa amable a Sirena mientras depositaba a la frágil criatura en sus manos.
—Las madres pájaro rechazan a sus crías si huelen a humano —señaló con una voz suave y casi enfermiza, muy diferente al tono angelical que Sirena creyó que tendría esa mujer.
Antes de que Sirena se pudiera dar cuenta de que ahora tendría un pequeño inconveniente para dejar al gorrión en su nido alguien la saco de la silla de ruedas y se la colocó en los hombros, era una mujer fuerte de cabello corto y vestida de traje, posiblemente una guardaespaldas, la cantante pudo así alcanzar el nido y dejar al pajarito con sus hermanos. Luego Sirena fue regresada sin inconvenientes a su silla de ruedas.
—Elizabeth “Six” Darella —dijo la joven rubia estirando su mano derecha ya sin el guante.
Sirena asintió, se sacó sus guantes y estrecho su mano con la sensación de que había algo raro. Elizabeth sonrió.
—Tu debes ser el ángel guardián que salvo a Fran, no sé como agradecerte realmente, así que si necesitas algo por favor comunicamelo como te sea posible. Sus amigos me contaron que no hablas —Sirena asintió buscando que era lo que le había parecido raro—. Seis dedos —señalo la mujer mostrandole claramente su mano derecha cuyo dedo anular se encontraba repetido—, por eso mis amigos me dicen “Six” y bueno por otras cosas, digamos que es un juego de palabras, “Six” es más lindo que ninfo… ¡Oye! Salgamos a pasear.
Sin previo aviso “Six” empezó a empujar la silla de ruedas a un auto bonito pero no demasiado costoso. Sirena se veía preocupada, Elizabeth se sentó a su lado y le sonrió con amabilidad, tomó su celular y llamó a la mansión Durbett avisandole a los criados que todo estaba bien que ella llevaría a un paseo a la salvadora de Francisco y luego le paso el telefono a Sirena para que escuchará de la voz de los sirvientes que ellos conocían a la señorita Darella y que no tuviera miedo aunque fuera algo impulsiva a veces. Antes de que marchara el auto Elizabeth le preguntó a Sirena si entonces estaba bien por ella y la mujer morena asintió, por lo que “Six” se alegro y pidió a su guardaespaldas que acelerará.
Sirena se preguntó porque ella no tendría un chofer pero seguramente si tuviera uno y esta vez solo quisiera viajar de ese modo.
(Continuará...)
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Sirena
Romance"Sirena" así se llama la joven, hermosa y talentosa cantante del bar de mala muerte "Marine", su vida no es un cuento de hadas, padece de "mutismo selectivo" temiendo hablar frente a los demás si ven su rostro y/o están muy cerca de ella y además a...