Después de segundos que parecieron ser eternos, el joven rey se puso de pie en un silencio sepulcral, camino tranquila y calmadamente hacia su trono, pisando por el camino los guantes anteriormente abandonados por él.
Una vez ahí, se sentó tranquilamente cruzando sus largas y fuertes piernas, de una manera tan elegante que llegaba a ser hipnotizante. El joven rey, al notar que cierto chico albino lo miraba atentamente, sonrió arrogante mente, un segundo después se encontraba chasqueando los dedos, haciendo que el sonido, retumbara por aquellas paredes.
El chico de antes, apareció detrás del trono con una bandeja de plata, la cual era ocupada por una copa llena de vino.
El rey tomó la copa viéndole fijamente, como si esperase algo.
¿Pero qué? ¿Qué podía querer de un chico como él? Era por lo menos diez centímetros más bajo que el rey, era delgado, no tenía la fuerza como para servirle como uno de los guardias fuertes y altos de antes. Tampoco era ágil, por lo que no sería útil para tareas como la limpieza de aquel lugar.
Siendo así, ¿Por qué su padre lo había ofrecido? ¿En qué podría ayudar él en un lugar como aquel? ¿Qué ganaba su padre al entregarlo ante el rey?
Miles y miles de preguntas sin respuesta alguna surcaban la mente del joven muchacho, preguntas que fueron interrumpidas por la voz sería y profunda proveniente del rey. Aquella que sonó más como un gruñido consiguiendo así que el joven reaccionara de manera inmediata y asustadiza.
-Levántate.- pronunció aquel de la mirada azabache. Para acto seguido, mojar de nuevo sus labios con aquel vino que parecía que fuese sangre.
El chico albino, inmediatamente lo hizo, de una manera tan agitada, que tropezó un poco hacia adelante. Al alzar la vista, vio al chico pelirrojo que lo miraba con una expresión horrorizada y pálida. Al instante, supo que había estado mal el hecho de tropezar. Asustado y atemorizado dirigió su vista al rey, que contrario a lo que pensó, tenía una expresión seria.
Suspiró internamente al pensar que no la había molestado, hasta que noto que su mandíbula era fuertemente apretada, haciendo así, que se marcara de sobre manera.
Tragó saliva.
-Señor Donghwa, ¿Este es el chico?-. habló duramente.
Su padre, que al parecer no se había movido de su posición desde que hizo la reverencia. Se levantó lo más ágil posible para su estado de ebriedad. En seguida, avanzó hasta estar un poco más enfrente de él y asintió repetidas veces.
-Bien-. Dejó su copa nuevamente en la charola y habló mientras caminaba nuevamente hacia ellos. -¿Entiendes lo que significa dejarme a este chico a mi?-
Nuevamente, su padre asintió.
-En ese caso puede retirarse, no quiero volver a escuchar su nombre ni su apellido cerca. Es cierto que al aceptar a su hijo estaría librándose de todas sus deudas, pero no por ello voy a tolerar tener a alguien como usted cerca de mi reino. Le sugiero que se vaya cuanto antes. Y en cuanto al que asesino a su esposa ya está siendo buscado para que pague con su vida sus crimenes como usted lo pidió-. Sin más, se dirigió a él para empezar a girar a su al rededor. Como si lo inspeccionara con la mirada. Después de unos minutos así, la mano grande y pálida del joven rey, se posó en sus hebras blancas, tocándolas como si de un cristal precioso se tratara. -Parece que no me a escuchado-. Dijo burlonamente el rey. -¡Fuera de aquí!-. Bramo.
Al escuchar tal grito retumbar por aquella habitación, el señor Kim que había estado estático salió a pasos apresurados, sin siquiera dirigirle una mirada por mucho de lástima.
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Corrupting the sweetness. •EunHae•
FanficHyukJae, un rey hermoso y temible, respetado por todo su reino, continuamente busca esclavos sexuales de diferentes edades sin importar el sexo, para satisfacerse y después votarlos. Donghae, un chico albino, lindo y amable es vendido por su padre a...